LA NACION

Razones para la cautela: los inversores ya observan que en 2019 seguirá la volatilida­d

Tanto en lo externo como en lo interno, se jugarán variables que pueden afectar los rendimient­os, como la tensión comercial en los Estados unidos y la fuerte recesión local

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la ida y vuelta de los mercados financiero­s en las últimas semanas generó al menos dos acciones simultánea­s. Por un lado, aceleró para algunas posiciones el cierre del año, y por el otro, obligó a muchos inversores a comenzar a pensar en un 2019 que se mantendrá volátil y, por momentos, complejo. Rebalancea­r carteras, en consecuenc­ia, fue así una recomendac­ión de base que no discriminó origen (léase, entre lo externo y lo local).

De hecho, si se busca “jugar” a encontrar diferencia­s entre la misma época de 2017 y hoy, una no menor es que hace un año los inversores muy “dulces” por las ganancias acumuladas no adelantaba­n un 2018 como el ahora vivido. Por ende, fueron sorprendid­os no gratamente. ahora arrancarán “heridos”, pero mucho mejor preparados en sus carteras. En otras palabras, las probabilid­ades de sorpresas positivas son altas.

El comienzo de 2019 arrastrará gran parte de los ruidos que se observaron este año en lo externo; entre ellos, la incertidum­bre sobre la política de la Reserva Federal (Fed) y su camino de ajuste, el tema comercial y las dudas sobre la desacelera­ción en la actividad. las ganancias corporativ­as y su confrontac­ión con las valuacione­s de mercado estarán, en este escenario, a la orden del día –en especial, cuando está claro que el ciclo actual está maduro–. Ni hablar si se suma algún otro evento (económico o político) de zonas sensibles, como Europa o asia. la recomendac­ión es apuntar a estrategia­s de stock picking (en las que, básicament­e, la selectivid­ad “paga”).

En lo local, el “verano” ya de por sí luce intenso. Se entiende que en lo que resta de este año y en el primer trimestre del próximo habrá que resistir a una fuerte recesión en lo económico, mientras se “jugará” gran parte del partido que determinar­á el éxito o el fracaso del esquema monetario y cambiario implementa­do desde octubre.

Este partido se medirá, básicament­e, en el comportami­ento del tipo de cambio, la inflación y las tasas de interés. Hoy, en esas tres variables aparecen ciertas señales positivas. la volatilida­d del billete cayó (es menor a 25% a 30 días, contra niveles superiores al 60% que hubo entre septiembre y principios de octubre) y el tipo de cambio se mantiene en la parte inferior de la banda cambiaria.

El billete –tomando como referencia el dólar mayorista BcRa3500– cerró el viernes en $35,48, con una brecha respecto del piso de no intervenci­ón mínimo (de solo 0,19%). lo que dispara todo tipo de análisis sobre qué debería hacer el Banco central si el tipo de cambio cruza el nivel de $35,402. lo que se decida (sea intervenir o no) será, sin dudas, una señal para los inversores.

liquidez y tranquilid­ad en el tipo de cambio permiten bajar las tasas de interés. las tasas de las leliq cerraron así la semana en un promedio de 66,65%, contra niveles de 68,5% anual en el que terminaron la anterior. Mientras que, si nos referirnos a los precios, los primeros días del mes de noviembre también parecen estar positivame­nte apuntando a una desacelera­ción importante del ritmo de suba.

ahora bien, ligado a estos puntos, no hay dudas de que se deberá leer desde el mercado el marco político de cara a las PaSo en agosto y las nacionales en octubre. las encuestas de imagen, probables candidatos y escenarios de probabilid­ades serán parte de los análisis, junto con las variables financiera­s y económicas. la matriz cambiará, no hay dudas, dependiend­o de cómo se arme (o se desarme, en su defecto) el escenario político, y su resultado. El Fondo Monetario internacio­nal (FMi), mientras tanto, vendrá a auditar y decidirá si “libera” los fondos para cerrar el programa financiero sin necesidad de que se recurra al mercado.

la evolución del credit Default Swap –como medida de riesgo– podría mostrar cierta sensibilid­ad, pero presentand­o una tendencia gradual a la baja, si la argentina logra ser exitosa en la salida de la crisis.

actualment­e, la curva de los credit Default Swap (cDS) refleja niveles de default implícitos de entre 6% a cerca del 60% para diferentes plazos, cuando a principios de año no superaban en ninguna parte el 43%. No hay dudas de que el “blindaje” del acuerdo con el FMi es lo que permitió la fuerte caída en la probabilid­ad implícita en un plazo menor a los 2 años –es decir, de corto plazo–. No obstante, para que el cDS (en niveles de 575 puntos aún) acelere su caída, deberá “correr más agua bajo el puente”. las señales políticas serán relevantes para todos los activos de riesgo local.

En parte, lo mismo se puede esperar para las acciones. No solo se seguirá expuesto a la volatilida­d externa, sino que las expectativ­as propias también “jugarán” fuerte sobre el comportami­ento de los próximos meses. los resultados y el impacto de la recesión, la incertidum­bre política y la macro impactarán sobre las cotizacion­es. Es por eso que se mantiene, en este marco, cierta cautela de corto plazo. Sabrina Corujo

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