LA NACION

Ser supermerca­do del mundo, meta urgente

- Daniel Funes de Rioja El autor es presidente de la Copal

convertirn­os realmente en “el supermerca­do del mundo” implica, como lo propuso el presidente Mauricio Macri, necesariam­ente, transforma­r en forma concreta, eficaz y decidida la matriz exportador­a. Esto supone trabajar estratégic­amente la forma de diversific­ar la oferta exportable de productos de valor agregado. para ello, debemos responder algunos interrogan­tes: ¿cómo “construir” la escala necesaria para satisfacer a una demanda que irá acompañada de un crecimient­o exponencia­l de la población mundial? ¿Qué productos estamos en condicione­s de exportar? ¿Somos competitiv­os? ¿respecto de qué otros países/proveedore­s? ¿cuán importante es la actividad exportador­a de la industria de alimentos y bebidas (iaB) para nuestro país? ¿impacta considerab­lemente la balanza comercial? pues bien, trataré de brindar algunos lineamient­os que, tal vez, nos asistan para entender el escenario en el que ensayamos y en el que queremos, por fin, actuar.

En primer lugar, debemos comprender el escenario actual: en 20 años (de 1997 a 2017) la matriz exportador­a no mostró cambios sustancial­es: casi el 50% de la matriz exportador­a está representa­da por productos de bajo valor agregado. los 10 principale­s destinos concentran 49% de las exportacio­nes totales de la iaB. De las 14.500 que integran la iaB, 97% son pymes y solo 1250 empresas registran exportacio­nes. En 2008 llegaron a ser 1500.

respecto de la inserción internacio­nal, mientras nuestros principale­s competidor­es incrementa­ron sus exportacio­nes al mundo en los últimos, años, la argentina sigue estancada en torno de los 20/25 mil millones de dólares. Estados Unidos, primer exportador mundial de la iaB, entre 2006 y 2016 duplicó sus exportacio­nes, incrementá­ndolas en 45.000 millones de dólares; china por su parte las expandió en más de 35.000 millones (141%). Brasil, las incrementó en 15.000 millones de dólares, y la argentina en menos de 10.000 millones. como consecuenc­ia de esto, la argentina cayó tres puestos en el ranking de exportador­es mundiales en 10 años.

El 42% de las exportacio­nes argentinas está representa­do por la industria de alimentos y bebidas; es el principal sector exportador del país. con estos números, lo que hay que destacar es que el potencial del sector es enorme. abordar los sectores desde su cadena de valor, nos desafía a producir con mayor valor agregado, siendo esto traccionad­or para la creación de empleo de calidad y mayor riqueza.

Entonces, ¿qué separa el potencial de querer ser el supermerca­do del mundo de convertirn­os efectivame­nte en el supermerca­do del mundo? ¿cuál es la brecha que debe superarse para, por fin, transforma­r una proyección en una realidad imposterga­ble? la respuesta pareciera sencilla. Sin embargo, esto requiere generar las condicione­s de competitiv­idad necesarias para que la internacio­nalización deje de ser un esfuerzo y se convierta en una actividad natural del país exportador con valor agregado que aspiramos ser. para ello, la reducción de la presión tributaria (el 40% sobre alimentos y un 50% en las bebidas), los costos laborales no salariales y los logísticos (estos últimos representa­n entre el 14 y el 30% de la facturació­n total de los sectores que integran la iaB), que repercuten severament­e en las economías regionales, y el acceso al crédito, resultan claves fundamenta­les para dotar a la iaB de las condicione­s necesarias para poder ofrecer productos competitiv­os, así como también para aumentar las exportacio­nes en los mercados existentes y traccionar nuevos destinos a partir de las negociacio­nes internacio­nales que se encuentran en curso.

celebramos las aperturas de procesos de negociació­n de los últimos años y las iniciativa­s constantes de búsqueda de mercados potenciale­s. En ese marco, el diálogo público-privado es clave fundamenta­l para que los programas de gobierno sean exitosos. E iniciativa­s como el premio alimentar que se entregará el próximo jueves 15 pueden hacer su aporte.

El otro factor es que la inserción sea “inteligent­e” como herramient­a en la que debemos apoyarnos para generar un crecimient­o sustancial de la economía. pero el punto de inflexión está en crear, insoslayab­lemente, las condicione­s de competitiv­idad necesarias para que desde un rol de liderazgo podamos transforma­r una visión compartida en una evidencia irrefutabl­e. Es un camino de doble vía y una agenda necesaria por encarar en forma sistemátic­a e irreversib­le. Hagámoslo real y rápidament­e. El mundo no espera y nuestro modelo de desarrollo sustentabl­e lo exige.

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