LA NACION

Si se pasa al sábado 17, River podría recuperar a Ponzio y Scocco

El DT Gallardo aceptó la suspensión por la lluvia; si la postergaci­ón era más prolongada, quizás lo beneficiab­a

- Juan P. Balbi Vignolo

Fue un sábado atípico y River vivió una jornada a pura incertidum­bre hasta que el clásico finalmente se suspendió. El plantel pasó la noche del viernes en cardales, donde estaba concentrad­o desde el miércoles por la noche, y ayer a las 11.30 partió hacia el Monumental. luego, pasado el mediodía, llegó a núñez para almorzar y partir a la Bombonera a las 14.45 con el banderazo previo que había organizado la Subcomisió­n del Hincha para apoyar al equipo. Pero todo cambió.

los fanáticos que se acercaron hasta la avenida Udaondo debieron contentars­e con alentar en la llegada, porque el micro hacia la Boca nunca salió: pese a que estaba encendido y listo para arrancar, los jugadores nunca subieron al colectivo debido a las distintas especulaci­ones por la posible suspensión o postergaci­ón del horario.

Finalmente, a las 15:21 llegó la confirmaci­ón oficial de la suspensión a través de un tuit de la cuenta oficial de la conmebol libertador­es, cuando algunos dirigentes todavía no estaban enterados. ante la situación, se reprogramó la agenda, pero se decidió no volver a cardales y realizar un día más de concentrac­ión en el Monumental. Para mañana, la partida está prevista para las 13.45 tras el almuerzo (si se juega).

Para no perder el día, Marcelo Gallardo dispuso un entrenamie­nto vespertino en el gimnasio del club, con una pequeña particular­idad: la utilería, que ya había preparado todo en el vestuario visitante de la Bombonera, debió enviar en un remis dos bolsones con zapatillas mientras desmantela­ban y guardaban todo para emprender el regreso.

Es que fue un día intenso y caótico que no tuvo ni un gramo de fútbol. así, fueron los dirigentes quienes vivieron el frenesí, a puro llamado y mensaje. Pero no hubo reclamos, protestas, pedidos o declaracio­nes: se aceptó la suspensión y el cambio de día y horario.

a la espera de lo que sucederá hoy, para el Millonario lo ideal era la reprograma­ción para el sábado 17, durante la fecha FiFa, ya que crecían las chances de que tanto leonardo Ponzio (distensión en el isquiotibi­al izquierdo) como ignacio Scocco (contractur­a en el gemelo derecho) pudieran decir presentes. Hoy, lo más probable es que ninguno de los dos esté en el banco de suplentes.

Más allá del deseo, la lógica indicaba que disputar un partido con las condicione­s climáticas de ayer y en un campo de juego anegado por el agua era un riesgo absoluto para la integridad física de los jugadores. Y hasta desvirtuab­a el juego: por el estilo y la idea que ha mostrado River durante todo el año, de presión alta, intensidad, conexiones rápidas y buen manejo de la pelota, para los dirigidos por el Muñeco hubiera sido perjudicia­l enfrentar a Boca en esas condicione­s.

algo similar ocurrió el 5 de octubre de 2014 en la fecha 10 del Torneo Transición, con la diferencia de que esa tarde el árbitro Mauro Vigliano decidió que el partido se lleve a cabo pese a las fuertes tormentas en un Monumental repleto de agua y con una pelota que no picaba en determinad­os sectores.

En aquel clásico, que terminó 1-1 con goles de lisandro Magallán y Germán Pezzella, River llegaba envalenton­ado por su buen andar en el campeonato y la copa Sudamerica­na y además mostraba un gran nivel futbolísti­co, quizás el mejor del ciclo Gallardo. Pero el estado del terreno impidió ver buen fútbol y el encuentro se terminó definiendo con un gol de pelota parada de Boca y un festejo agónico de River, después de que el Muñeco decidiera poner al marcador central de n° 9.

Hace cuatro años, todo fue antinatura­l. “Me voy con bronca porque no se pudo jugar al fútbol, lamentable­mente para el espectácul­o”, dijo Gallardo tras la igualdad de aquella tarde. Esta vez, la suspensión evitó otro superclási­co desvirtuad­o. Y para River, a priori, fue un alivio.

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