Historias que atraviesan la pasión... y el dinero
El hincha del interior fue el más afectado, con gastos extras; insólito caso de un japonés
“Le comunicamos al público presente que el partido a disputarse entre Boca y River, por la final de la Copa Libertadores, queda suspendido”. La voz de la Bombonera anunció lo que se preveía ante la constante y feroz tormenta. Entonces, a más de dos horas del inicio del encuentro, las tribunas emitieron un silbido unánime y estruendoso que se oyó a unas cuantas cuadras. Quizás aquello no tuvo que ver con disconformismo ante la decisión: se palpaba, afuera y en el estadio, la incomodidad por no recibir la confirmación a tiempo. Los hinchas sintieron que, una vez más en estos casos, no fueron la prioridad para una determinación que –creen– debió llegar antes.
Y es que son los principales perjudicados. Mientras los planteles de Boca y River se mantenían a resguardo en los dormitorios y pasillos de sus hoteles, muchos simpatizantes estaban camino a la Bombonera, ya instalados en las gradas o debajo de los techos gracias a los cuales podían cubrirse del agua que caía en las veredas cercanas al estadio: no se moverían hasta que la Conmebol emitiera una noticia firme.
“Es una falta de respeto a la gente lo que están haciendo. ¿Cómo va a haber hinchas que tienen que quedarse hasta la noche esperando si se juega?”, dijo sergio, un plateísta que seguía las novedades mediante su teléfono celular, cuando se mencionaba la posibilidad de que el choque de ida de la final se postergara para anoche. o para hoy. o para...
todos los hinchas resultaron afectados, pero hay quienes lo sufrieron más: los socios del interior y del exterior. son miles los casos de personas que viajaron desde diferentes lugares del país exclusivamente para disfrutar de una final de Copa Libertadores única, con el plan de volver apenas finalizado el partido: algunos encontraron soluciones, pero otros se llenaron de dudas frente a la posibilidad de que hoy el encuentro vuelva a ser suspendido.
Gastón, otro simpatizante, viajó junto a dos amigos desde Mar del Plata y la postergación puso a los tres en problemas: no tenían dónde dormir. Y encontraron un hotel con vacantes en el centro de la ciudad, pero semejante gasto no estaba previsto. Por eso ya tienen tomada la decisión: si hoy la Conmebol vuelve a decidir que no se juegue, ellos regresarán a su Mar del Plata y probablemente no asistan a la Bombonera cuando se desarrolle el partido, si esto ocurriere la semana próxima.
Frustración que seguramente experimenta Isamu Kato, el japonés fanático de Boca que viajó 33 horas desde su país para estar presente solamente este sábado en Buenos Aires e ir a ver el superclásico. Él mismo había dejado en claro que si el partido no se jugaba, su expedición sería en vano. Muchos son los casos. Por ejemplo, el de un grupo de brasileños se quedarán unos pocos días en el país y rezan para que se desarrolle en las próximas horas.
La postergación trajo infinidad de inconvenientes. según se supo, miles de fanáticos del interior debieron dormir incómodos y apretados en los ómnibus en los que arribaron a La Boca e imploran en las redes sociales que Daniel Angelici haga fuerza para que el superclásico no pase de esta tarde. Claro que algunos tuvieron fortuna: un grupo pequeño de integrantes de una peña de Gualeguaychú logró contactarse con un amigo que vive en La Plata para pasar la noche allí.
El Boca-River no se jugó. Pero hubo cosas que dolieron más: el bolsillo y las condiciones de los hinchas.