La catarsis que traiciona las apariencias
El último libro de Claudia Piñeiro (Buenos Aires, 1960) reúne dieciséis cuentos que la autora de Las viudas de los jueves escribió en diferentes momentos de su vida. Todos ellos giran sobre variaciones del mismo hilo. Como dice la narradora de uno de ellos, “Salsa Carina”, se trata del “hilo que retiene a las personas para que no pasen del deseo al acto”. En el límite, de apariencia firme, pero de consistencia muchas veces endeble, que separa lo posible de los hechos y, en consecuencia, la fantasía del crimen, se juegan los relatos que conforman
Quién no. Algunos de ellos fueron escritos para la sección “Miniaturas negras” del diario español El País,y luego corregidos y aumentados. En su conjunto, constituyen una suerte de escritura paralela o transversal de las novelas que convirtieron a Piñeiro en una de las escritoras más leídas de los últimos años.
Instalados en medio de una cotidianidad sin grandes sobresaltos, los personajes de estos cuentos son personas comunes que intentan guardar las apariencias y exhibir una pretendida normalidad. Pero la “calma fabricada” que persiguen trasunta, en realidad, un estado de tensión en el que miedos, secretos o rencores ocultos pujan por salir, y encuentran distintas válvulas de escape. En ese límite, amenazados por la inminencia de su propio descalabro, una palabra dolorosa (“La madre de Mariano Osorio”), un objeto que acarrea una historia insospechada (“Dos valijas”) o la mirada inquisidora de quien es cómplice de un secreto inconfesable (“Ojos azules detrás del voile”), pueden hacerlos cruzar la delgada línea que los mantiene del lado de la legalidad o la cordura, y quebrar el orden aparentemente inalterable de sus vidas. Cuando lo que se juega es una economía de la catarsis, la ética puede quedar en suspenso, y todas las vías de escape son válidas, ya sea que involucren la violencia, la huida, el erotismo o la risa.
Piñeiro explora las tensiones latentes dentro de los vínculos conyugales, amistosos y familiares, cuyo equilibrio, puesto en riesgo, deja a los protagonistas de estas historias al borde de la catástrofe. El excelente manejo del suspenso narrativo que caracteriza a la autora mantiene al lector en vilo hasta último momento, con finales por lo general abruptos y contundentes, detonados por el preciso mecanismo de relojería que pone a funcionar cada relato.
Este fue un año de visibilidad para Claudia Piñeiro por motivos extraliterarios: su posición pública a favor de la ley de interrupción voluntaria del embarazo la colocó como una vocera del tema en el medio cultural, a la vez que la expuso a reacciones muchas veces adversas. Escrito con anterioridad a este debate, uno de los cuentos del volumen, “Basura para las gallinas”, tematiza el aborto a partir de una situación a la vez cruda y sugerente. “Lo de papá” explora las desventuras de una paternidad en crisis. En “Un zapato y tres plumas”, un hombre se ve obligado a volver, por motivos de trabajo, al pueblo en el que nació, y tiene que vérselas con un pasado familiar difícil de afrontar. “Bendito aire de Buenos Aires” y “La muerte y la canoa” tienen como protagonistas a personajes de la industria editorial. “Lo mejor de vos” se centra en una relación literalmente asfixiante entre una madre y una hija, con un final liberador. Escalofriante, y de profundidad psicológica, el caso de “Alquiler temporario” es singular. Se trata de un cuento de terror, género inédito para Piñeiro, quien domina el policial y supo incursionar en la ficción histórica.
Dedicado a “los que pueden ponerse en el lugar de otros, raros o no”, en su primer libro de cuentos la autora construye personajes por los cuales el lector no puede dejar de sentir empatía, incluso cuando, de manera irreversible y sin duda calamitosa, llegan más lejos de lo que él estaría dispuesto a llegar.