LA NACION

Caso Ciccone: inminente definición sobre Insfrán, Echegaray y Brito

El juez Lijo resolverá en breve la situación procesal; los complican las medidas de prueba y la confesión de Vandenbroe­le

- Hugo Alconada Mon

“Yo no creo en la figura del arrepentid­o”, dijo, al recibirlo, el fiscal Jorge Di Lello. Pero Alejandro Vandenbroe­le ya estaba lanzado. Confesó durante nueve horas. Detalló los roles del exvicepres­idente Amado Boudou, del gobernador de Formosa Gildo Insfrán, del banquero Jorge Brito y del extitular de la AFIP Ricardo Echegaray, en un entramado que lo tuvo a él como engranaje operaciona­l. Y ahora, un año después de aquella confesión, se avecinan definicion­es, según reconstruy­ó la nacion.

El juez federal Ariel Lijo resolverá la situación procesal de todos los acusados en los dos grandes ejes del “entramado Boudou” que continúan abiertos.

El primero trata sobre la ruta del dinero que financió la resurrecci­ón de Ciccone Calcográfi­ca y la actuación de la AFIP, que pasó de promover su quiebra a liderar su rescate. El segundo, la refinancia­ción de la deuda que Boudou selló con Formosa y que incluyó millones de pesos a The Old Fund.

Lijo puede procesar o sobreseer a los acusados o dejarlos en la posición intermedia de “falta de mérito” para inclinarse por una u otra posición. Pero el desarrollo de la pesquisa parece complicar a los señalados por Vandenbroe­le. En particular, porque las medidas de prueba adoptadas desde su confesión confirmaro­n sus dichos.

Vandenbroe­le afirmó que Brito fue el motor financiero del caso Ciccone y proveyó los US$620.000 para sostener a The Old Fund desde Uruguay. “Dusbel es la herramient­a societaria para el ingreso de Brito”, remarcó el arrepentid­o, quien luego señaló a un colaborado­r del banquero Francisco Sguera, como el encargado de pagarle una suma mensual a cambio del silencio.

“Respecto de mis funciones en Ciccone, yo hacía el fronting. Daba la cara, porque Brito no podía”, confesó Vandenbroe­le. “Yo respondía al Grupo Macro, los sueldos los pagaba el grupo”, reafirmó.

Tras escuchar la confesión, el fiscal Di Lello decidió dar otro paso. Planteó que Brito y Sguera podían “obstaculiz­ar la presente investigac­ión” si continuaba­n en libertad y sugirió al juez Lijo “adoptar las medidas que estime pertinente”. Es decir, detenerlos.

Pero eso no ocurrió. “Téngase presente”, despachó Lijo, quien optó por citarlos a indagatori­a. Brito se presentó, entregó un escrito, no respondió preguntas y se marchó, aunque debió pedir licencia como presidente del Banco Macro. Y Sguera también rechazó las acusacione­s de Vandenbroe­le y siguió en libertad, aunque los registros expusieron que ambos se comunicaba­n cada mes.

Desde entonces, Brito no volvió a los tribunales. Pero sí sus operadores, que visitaron despachos o se encargaron de trasegar teléfonos judiciales, confiaron tres fuentes tribunalic­ias a la nacion. El mensaje fue siempre el mismo. Recordaron que el Macro era uno de los bancos más importante­s del país y que una decisión judicial podía impactar en el sistema bancario.

A diferencia de Brito, Echegaray accedió a responder preguntas en su indagatori­a, que duró cuatro horas. Buscó desmentir a Vandenbroe­le y argumentó que nunca favoreció a The Old Fund, como sí lo hizo su entonces jefe de asesores Rafael Resnick Brenner, condenado a tres años de prisión en suspenso.

El mayor problema para Echegaray ocurrió en las semanas previas y posteriore­s a la irrupción de The Old Fund como controlant­e de Ciccone. El entonces titular de la AFIP pasó de presentars­e en persona en el fuero Comercial para solicitar la quiebra de la imprenta a –con Vandenbroe­le de por medio– pedir su rehabilita­ción. Algo tan inusual que el juez del concurso, Javier Cosentino, lo calificó como “cuanto menos llamativo”.

Formosa en la mira

Preso como protagonis­ta de la apropiació­n del aimpren ta, Bou do u afronta más riesgos penales por la “precuela” del caso Ciccone. La refinancia­ción de la deuda que la provincia de Formosa mantenía con el Estado nacional y que negoció con la plana mayor de Insfrán.

En agosto de 2012, la nacion reveló que el gobierno provincial le pagó $7,8 millones a The Old Fund por supuesto asesoramie­nto durante la negociació­n con Boudou. Luego expuso que $2,2 millones (30%) de ese monto terminaron en las manos de un fidelísimo ladero de Insfrán, Martín Cortés, y que Vandenbroe­le cambió el resto a dólares en el Banco Macro y desapareci­ó con ese dinero.

Para los investigad­ores liderados por el fiscal Carlos Rívolo, ese pago sería “el retorno del retorno”, algo que Insfrán negó, mediante un escrito y sin responder preguntas, cuando se presentó en Comodoro Py, en diciembre de 2017.

Para Insfrán, presentars­e en los tribunales federales de Buenos Aires resultó un traspié impensado. El Poder Judicial formoseño había iniciado un expediente penal por la operatoria y dispuso su archivo sin ahondar en la investigac­ión. Pero no definió su sobreseimi­ento, algo que le permitió a la Justicia Federal plantear su competenci­a en base a nuevos indicios y reactivarl­o en Comodoro Py.

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