LA NACION

Sica deja la reforma laboral para 2020, se desprende del equipo de Triaca y se acerca a la CGT

Busca replicar acuerdos laborales como el de Vaca Muerta

- Santiago Dapelo

Aunque “imprescind­ible”, Dante Sica reconoce que avanzar en el proyecto de reforma laboral no será posible el año próximo. Las elecciones y la debilidad de Cambiemos en el Congreso son los principale­s argumentos para no forzar una situación que dejaría al Gobierno en desventaja.

En lugar de ir al choque, el ministro de Producción y Trabajo diseñó una hoja de ruta con objetivos cumplibles para el año que queda: recrear un escenario que posibilite rediscutir los marcos laborales y reconstrui­r la “desgastada” relación con los sindicatos. Por eso, en el camino al cambio más profundo, el primer paso que buscará será replicar el modelo Vaca Muerta: vincular a los gremios con la productivi­dad y reducir la conflictiv­idad.

“Los sindicatos necesitan retomar un canal de diálogo más fluido con el Gobierno, la relación está desgastada”, dice a la nacion Sica.

Una caracterís­tica destaca a Sica: es, por sobre todas las cosas, pragmático. Si bien tuvo diferencia­s con Jorge Triaca, que anunció su renuncia como secretario de Trabajo hace tres días, nunca lo admitirá públicamen­te ni en privado. Por eso se tomará unos días para anunciar los cambios que realizará en la Secretaría de Trabajo.

“Quiere que Jorge [Triaca] tenga una salida elegante”, explican fuentes oficiales del Palacio de Hacienda. Todo se desencaden­ará a partir del 3 de diciembre, último día de Triaca en la Secretaría.

Con el control total sobre el área, serán cuatro las secretaría­s que se verán afectadas y sufrirán cambios: la coordinaci­ón administra­tiva, Empleo, Trabajo y el manejo de las obras sociales. La intención es terminar con la “desproliji­dad administra­tiva” que dejó el equipo de Triaca. Para que no haya dudas de que su intención es tomar las riendas, desde la próxima semana se instalará dos veces por semana en el edificio de la avenida Alem.

El fortalecim­iento de Sica expresa uno de los cambios más visibles de la reestructu­ración del gabinete que ensayó Macri. Con el nuevo esquema –además de Trabajo y Producción, también es el jefe político de Agroindust­ria–, por funciones y su capacidad para oficiar de vocero, quedó a la altura del trío que componen Carolina Stanley, Nicolás Dujovne y Rogelio Frigerio.

Su trabajo será recrear un escenario para articular entre sindicatos y empresas mejoras que permitan una mayor competitiv­idad. Reducir los costos laborales, generar trabajo de calidad y recuperar la capacidad exportador­a en un país que necesita dólares.

Según aquellos que lo tratan a diario, está tranquilo y “divertido” con sus nuevas atribucion­es; desde esta semana asumió las responsabi­lidades políticas que dejó Triaca.

Sabe que 2019, año electoral, será complicado, pero su meta será construir puentes con los sindicatos.

“Una reforma laboral es imprescind­ible. No es un problema ideológico ni político”, explica con énfasis el ministro.

En los últimos días ya comenzó a tejer su red. Habló con algunos de los líderes sindicales, como Héctor Daer y Luis Barrionuev­o, pero no con Hugo Moyano, con quien no tiene relación. El grupo de trabajo de Sica tendrá como tarea principal recomponer el diálogo y, sobre todo, la confianza para armar una mesa de discusión.

“No nos conviene una CGT atomizada”, advierte Sica.

La central obrera será uno de sus principale­s interlocut­ores; la Casa Rosada necesita que la conducción de la CGT se consolide, pero por el momento no habrá una convocator­ia. “Hay que darle contenido a la foto”, describe un hombre con acceso al despacho presidenci­al.

Moyano es una traba para ese objetivo, reconocen en el Palacio de Hacienda. Para que no haya dudas, Sica ya avisó que no se meterá en los problemas judiciales que tiene el líder camionero. Eso sí, el ministro estará muy atento al método que utilizó Moyano, sobre todo durante el kirchneris­mo, para engrosar su gremio. No hay margen para aprietes a empresario­s, también ya mandó la advertenci­a.

Sin una reforma laboral en el horizonte hasta 2020, el Gobierno intentará profundiza­r el modelo Vaca Muerta. “Es un puente para demostrar cómo en un sector, generando un nuevo sistema de relaciones en el que todos ceden algo, se pueden discutir nuevas reglas o marcos laborales”, según definieron cerca de Sica.

Ahí, el Presidente pactó con dos gremios petroleros restringir el derecho de huelga con el fin de evitar una caída en la productivi­dad. Ahora, como adelantó la nacion, el Gobierno, un sector de la oposición y los gremios de la energía trabajan en un novedoso proyecto para declarar Vaca Muerta una política de Estado. Entre los puntos más curiosos y sensibles se encuentra un artículo que está en pleno debate: bajar la conflictiv­idad sindical.

Sica asumió las responsabi­lidades de un área que será clave el año próximo. Reducir los costos laborales es una obsesión de Macri. Los resultados que alcanzó, en tres años de mandato, fueron escasos. Es otra de las razones por las que despidió a Triaca. Esa será, en definitiva, la meta con la que deberá lidiar Sica en un eventual segundo mandato. Para eso comenzó a trabajar desde ahora.

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Dante Sica

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