Más del 16% de los jóvenes argentinos fueron padres antes de los 19 años
El dato surge del Observatorio de la Deuda Social de la UCA; además, cuatro de cada 10 no terminaron la secundaria
El 16,2% de los jóvenes argentinos fueron padres o madres antes de los 19 años. Así se desprende del informe Juventudes desiguales: Oportunidades de integración social, que elaboró el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA). El documento, que se presentó ayer, busca mostrar hasta qué punto la exclusión en los ámbitos de la salud, la educación y el desarrollo de capacidades psicosociales empezó a condicionar el futuro de toda una generación de personas, en este caso de los jóvenes.
El informe se centra en la población de entre 18 y 29 años que reside en el país, unos 8,4 millones de personas. Estas representan casi una quinta parte de la población total (19,1%). En el informe se analizan los hábitos, la salud, la educación, el empleo, la protección social y las condiciones psicosociales de los jóvenes.
Según el documento, uno de cada tres (34,4%) tiene hijos o está esperando uno. Las mujeres tienen más posibilidades que los varones de encontrarse en esta situación (42,3% frente a 26,4%, respectivamente) y los de mayor edad son más propensos que los más jóvenes (52,1% y 24,3%). La proporción de quienes tienen o esperan hijos se duplica entre los que no terminaron el secundario y aquellos que superaron la escuela media (48,7% frente a 24,8%).
“Las mujeres son madres mucho más jóvenes que los varones –dijo Santiago Poy, investigador del ODSA–. Con la edad se incrementa la chance de haber sido padres; con la falta de educación y el estrato social, también”.
Como se explica en el informe, los jóvenes que viven en hogares de clase trabajadora tienen una propensión superior a tener hijos a la de aquellos que viven en hogares de clase media. En la ciudad, solo el 12,6% de ellos son padres, mientras que tal proporción asciende a 41,7% en el conurbano bonaerense, a 32,5% en las áreas metropolitanas del interior y a 31,7% en el resto urbano del interior.
El 68,2% de los jóvenes que fueron padres se encuentran unidos o casados, mientras que el 26,2% se declaran solteros. Casi el 85% de ellos reciben algún tipo de plan social. Los más comunes son la Asignación Universal por Hijo (AUH) o por embarazo (52,2% de los casos) y las asignaciones familiares (31,2%). El acceso a la salud es también un desafío: seis de cada diez de ellos no tienen cobertura de obra social, mutual o prepaga.
“Hay una parte de la juventud que los Estados tendrán que sostener porque son jóvenes que han enfrentado múltiples procesos de exclusión y, por lo tanto, las posibilidades de integración social que tienen son mucho más recortadas”, sostuvo la docente e investigadora de la UCA Ianina Tuñón, otra de las autoras del informe.
Según el estudio, cuatro de cada diez jóvenes no tienen estudios secundarios. De esa cifra, tres (30,5%) no asisten a la escuela y apenas uno (9,6%) participa en la actualidad de la educación formal. Además, el 26,3% terminó la escuela media y no continuó los estudios y 3,4% avanzó hacia un nivel superior, pero ya no asisten. Por su parte, el 24% concluyó la escuela secundaria y sigue estudiando en un nivel terciario o universitario, y 6,3% ya concluyó ese nivel superior.
“El secundario es un factor de protección”. Las chicas y chicos que lo terminan se embarazan menos y consiguen mejores trabajos y sueldos”, afirmó Claudio Santa María, que colaboró con el reporte.
Aunque seis de cada diez jóvenes trabajan (60,3%), casi uno de cada cinco está desempleado (18,1%, tasa que triplica la de la población de 30 a 60 años). Esta situación afecta en particular a los menores y a las mujeres. Además, uno de cada cuatro jóvenes ocupados (23,1%) trabaja menos de 35 horas semanales y desearía trabajar más horas.
La mitad de los jóvenes trabajadores se desempeñan en microestablecimientos del sector informal de hasta cinco empleados. Mientras que cuatro de cada diez de los ocupados tienen un empleo pleno de derechos (39,7%), el 28% tiene empleos precarios y el 32,3% está en posiciones de subempleo inestable.
Según se sostiene en el informe, el nivel educativo condiciona el salario. Los que completaron la secundaria o tienen un nivel educativo superior disponen de un ingreso laboral horario que duplica al de quienes no llegaron a completar ese nivel ($100 frente a $52,9).