Los títeres tienen sus premios
Se entregan los premios Javier Villafañe, en el Centro Cultural de la Cooperación, pero no solo a las propuestas infantiles, sino a las de adultos
Los títeres no descansan. Trabajan todo el año. Para chicos y para adultos, de tarde y de noche. Dispersos y ambulantes, una vez cada dos años se reúnen en una gran fiesta, la entrega de los premios Javier Villafañe, hoy en el Centro Cultural de la Cooperación.
La amplia producción de teatro de títeres y objetos que se ve reunida en estos premios parte de un punto de referencia común: Javier Villafañe (1909-1996), quien suel po fusionar en su arte titiritero la larga tradición de los retablos con un lenguaje contemporáneo, sin perder el vínculo con lo popular, la poesía de los textos con la irreverencia de la puesta en escena, la raigambre local con un horizonte universal. Su carromato La Andariega le daba nombre a la itinerancia de los titiriteros de las plazas. La relación entre obras para público adulto y para niños se está emparejando, en esa movida innovadora que no reniega de sus raíces. En esta edición del premio, sobre cerca de 70 puestas en escena presentadas a la convocatoria, fueron apenas unas pocas más las dedicadas al público infantil. “La calidad de las obras para adultos crece año a año”, según Antoaneta Madjarova, integrante del jurado y artífice de la creación del premio bienal junto a Juano Villafañe, el hijo poeta del maestro titiritero que da nombre a la premiación.