DE LOS LECTORES
Cartas & mails
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Qué Argentina elegir
Anteayer se jugó el clásico River-Boca. La vergüenza de no haber podido hacerlo acá, en la Argentina, nos toca a todos nosotros. El G-20 fue un éxito que también nos tocó a todos. ¿Por qué uno fue exitoso y el otro no? Sencillamente porque en el primer caso hay mafias y corrupción involucradas, y en el otro se siguió un orden establecido. Está en nosotros elegir con cuál Argentina nos quedamos.
Yo ya elegí. Lo del fútbol demostró lo que todavía nos falta por limpiar.
Patricia Connolly
DNI 5.333.461
Labruna y Boyé
Como todas las mañanas, se encontraron Labruna y Boyé en algún lugar del más allá, a tomar un café, negro, sin cortar. Se miraron y solo se preguntaron... ¿Madrid? ¿Por qué? ¿Para qué? Ni hablaron de quién se llevó la copa. Solo una lágrima cayó por sus mejillas. Y siguieron hablando de la pelota que ambos, al jugar, descosían. Gerardo Keselman
DNI 13.851.522
San Martín
El 5 de diciembre, en una nota sobre la reunión realizada en la embajada argentina en Madrid a raíz de la final de la Libertadores, el embajador Ramón Puerta quiso dar un ejemplo de la relación existente entre nuestro país con España al señalar: “Dicen que San Martín era español“. Se trata de un grave error histórico, San Martín nació en Yapeyú (Corrientes) el 25 de febrero de 1778, conocimiento que recibimos todos los argentinos al cursar la escuela primaria. Convendría que el embajador releyera la historia argentina detenidamente.
Estela Trucco de Mariscotti DNI 0.206.624
La gala en el Colón
Para el cierre artístico de la Cumbre del G-20 se eligió el Teatro Colón como la sala principal del país, por el prestigio internacional de su belleza arquitectónica y su excelencia acústica. Nos preguntamos: ¿qué se quiso mostrar a los líderes mundiales de economía y gobierno en los más diversos países? ¿Lo más auténtico del arte argentino, su verdadera idiosincrasia cultural en las más excelentes expresiones de su música clásica y popular? ¿Los intérpretes más talentosos y reconocidos como solistas o grupos aquí y en el mundo? ¿O el mero espectáculo vacío de contenidos, con grupos de música y danza elegidos al azar y sin prestigio, para el impacto visual y auditivo frente a famosos jefes de Estado de diversos países? Porque lo que se mostró a través de la televisión fue de muy bajo nivel y no alcanzó el mínimo de exigencias de dignidad artística, que es lo que nos enorgullece.
René Vargas Vera
DNI 6.949.874
Dos prioridades
Veo y oigo hablar de política y de economía en forma permanente, y creo que si la República, con sus tres poderes, no encara dos temas de inmediato y en profundidad no tendremos solución para todo lo otro. Ellos son: 1) limpieza profunda de la Justicia; 2) nuevas normas laborales, modernas, justas y de responsabilidad. De hacerse esto, todo lo demás se nos será dado por añadidura. De lo contrario, no saldremos nunca de la triste situación en la que nos encontramos hace años y que, a mi juicio, se inició el 4 de junio de 1943.
Teófilo M. Méndez
DNI 5.154.654
Denuncia absurda
Amplia difusión tuvo en los medios y redes sociales la noticia de que 18 militares serán indagados por torturar a soldados en la Guerra de Malvinas, y sus nombres han sido sometidos al escarnio público. Dos tribunales superiores –la Cámara de Casación Penal y la Corte Suprema– se expidieron con claridad sobre que estos eventuales delitos investigados no existieron, y yendo aún más lejos, Casación afirmó que, de haber ocurrido, no hubieran constituido crímenes de lesa humanidad, por lo que hubieran prescripto. A pesar de ello, un fiscal, el doctor Rapoport, volvió a la carga y solicitó al juez subrogante Calvete, en Río Grande, la detención e indagatoria de
los oficiales y suboficiales del Regimiento de Infantería 5, finalmente decidida. Muchas veces nos sorprende que los argentinos seamos tan proclives a creer en relatos y mitos. Últimamente el caso Maldonado nos llenó de asombro cuando finalmente se conoció la verdad de la mano de 55 peritos. La desaparición forzada era una mentira, detrás de la cual hubo una trama oscura de política e indemnizaciones, al existir en nuestra sociedad un sector que, de una u otra manera, quiere imponer un relato que lo victimice, para obtener algún beneficio. El relato, en el caso de la Guerra de Malvinas, ha ido bastante más lejos y exige aceptar que los militares fuimos a la guerra no a enfrentarnos contra los ingleses por la soberanía de las islas, sino a torturar a nuestros soldados, previa planificación y acuerdo para hacerlo. Esto llevaría a pensar que los ingleses rescataron a los conscriptos argentinos, que eran víctimas de una banda criminal. La verdad es que los soldados británicos, contra los que combatimos, destacan la Guerra de Malvinas como una contienda caballeresca en la que el derecho humanitario internacional fue respetado por ambos ejércitos, como pocas veces se tiene registro. La acusación de marras, en cambio –abominable–, es negada y desmentida por la abrumadora mayoría de nuestros valerosos soldados, orgullosos de su propio coraje en Malvinas, y es solo sostenida por un ínfimo y aislado grupo de activistas. Detrás de esta denuncia están, una vez más, objetivos de poder político, protagonismo y búsqueda de indemnizaciones por parte de personajes que, más temprano que tarde, pagarán por sus crímenes ante la Justicia, inexorablemente.