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Nissan lanzó la versión nacional de su pickup NP300 Fontier, que viene con muchas mejoras en el equipamien­to y el confort, al tiempo que mantiene la misma mecánica confiable y eficiente

- Por Gabriel Tomich

Ahora fabricada en la Argentina, la

Nissan Frontier trae más equipamien­to y la misma mecánica confiable y eficiente.

Desde el 2 de octubre último, Nissan abastece al segmento de las pickups de nuestro país con la flamante NP300 Frontier producida en Santa Isabel, Córdoba. Tras tres años de intenso desarrollo de las instalacio­nes (la marca japonesa construyó su propio espacio dentro de la fábrica que pertenece a Renault) y US$600 millones de inversión (allí también se fabricarán las pickups Alaskan del rombo y la Clase X de Mercedes-benz), la Frontier salió por fin al ruedo de los caminos argentinos.

Y lo hace con mucho estilo. Porque si bien la estética exterior es casi idéntica a la de origen mexicano que reemplaza, el producto nacional suma mucho más equipamien­to de seguridad y de confort, además de distintos reglajes en las suspension­es, mayor rigidez del chasis y otros detalles, para darle una configurac­ión más acorde con el gusto y el uso del consumidor local, y con los terrenos de la región (tiene chasis reforzado), en los que se la probó inten-

samente antes de pasar definitiva­mente a la faz productiva.

Probamos la versión tope de gama (compuesta por ahora con cinco versiones, a las que se agregarán cuatro más de 160 CV), LE 4x4 con caja automática, que cuenta con todo el nuevo equipamien­to que ofrece la flamante línea Frontier y que no tenía la oriunda de México: techo solar corredizo (única en el segmento de las pickups en ofrecerlo), cámara de visión 360° (con perspectiv­a cenital) y otra, debajo del logo frontal para utilizarla en trayectos off-road a baja velocidad, sistema multimedia Nissan Connect con una gran pantalla de 8” (con navegador, mirroring del celular con Android Auto y Carplay, Bluetooth, dos puertos USB), 6 airbags (frontales, laterales y de cortina), anclajes Isofix para asientos de niños, apoyacabez­a y cinturón inercial para la plaza trasera central (quinta) y neumáticos Bridgeston­e Dueler en reemplazo de los Maxxis de las mexicana.

Entre lo que tenía y mantiene está el climatizad­or automático bizona (con difusores para el asiento trasero), control de velocidad de crucero, arranque y apertura sin llave (Keyless), luces full LED (que iluminan muy bien), tablero con tacómetro, velocímetr­o, medidor de temperatur­a del motor y de nivel de combustibl­e analógicos, más un gran display para la gran cantidad de informació­n de la computador­a de viaje, las butacas con regulación eléctrica y calefaccio­nadas y más.

La mecánica, en cambio, se mantiene inalterabl­e. La Frontier nacional está equipada con el conocido motor de 2.3 L biturbo que entrega 190 CV a 3750 rpm y un par de 45,9 kgm entre 1500 y 2500 vueltas. Fabricado en Europa, cuenta con doble árbol de levas, 16 válvulas, inyección directa de combustibl­e mediante sistema common-rail. Se combina con una caja automática clásica (con convertido­r de par) de 7 marchas (se puede cambiar también en forma manualsecu­encial) y con un sistema de tracción (Shift on the Fly) con modos 2WD (trasera) y 4WD (alta y baja), selecciona­bles con un dial en el tablero, además de diferencia­l de deslizamie­nto limitado (LSD). Lo que sí perdió en este aspecto respecto de la mexicana es el bloqueo electró- nico del diferencia­l posterior (que repartía el torque por igual a ambas ruedas).

En cuanto a las prestacion­es, los registros son algunas décimas mejores. Los datos de aceleració­n arrojaron: 0-100 km/h en 11 s, 0-400 m en 17,8 s, 0-1000 m en 32,7 y la recuperaci­ón 80-120 km/h en D en 7,8 s. Los consumos: urbano, 11,3 L/100 km y 9,5 L/100 km a 120 km/h constantes.

Otro elemento inalterado en la Frontier y uno de sus sellos exclusivos es la suspensión trasera tipo multibrazo (Multilink de 5 brazos), en lo que difiere del resto del segmento, que utilizan los clásicos elásticos parabólico­s. ¿Cuál es la ventaja? Sin resignar capacidad de carga de una tonelada (que en el caso de este modelo full AT es de 1039 kg) ofrece un andar suave y que copia muy bien el terreno, por lo que depara tanto un notable confort de marcha como un excelente comportami­ento dinámico (cuenta con controles de tracción y estabilida­d, y neumáticos de buen agarre), aplomado y suave, tanto en la ruta como en caminos más desparejos o directamen­te off-road (donde se comporta de maravillas, gracias a los generosos ángulos). Otro punto a favor: frena en forma consistent­e

(100 km/h a 0 en 43,9 m) para un vehículo con un peso de 2076 kg.

La garantía es de 3 años o 100.000 km, lo que no estaría mal si no fuese porque algunas de sus rivales ofrecen 5 años o 150.000 km. Los precios de la gama son competitiv­os; arrancan en $1.086.600, mientras que la versión de prueba, LE 4x4 AT, que está en el tope, cuesta

$1.524.500.

Más equipamien­to, mayor confort y seguridad, y hasta mejores prestacion­es conforman un combo que le dan una calurosa bienvenida a esta flamante Frontier de fabricació­n nacional.

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Tecnología. La gran pantalla táctil de 8” domina la consola central

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