LA NACION

La calculador­a resulta clave en el ciclo comercial del trigo

- Enrique Erize El autor es presidente de Nóvitas SA

Hacíavario­smesesque el panorama global del trigo 2018/2019 pintaba atractivo. Varios problemas productivo­s en los principale­s países exportador­es alentaban expectativ­as positivas para el trigo argentino. Los problemas en nuestros competidor­es se verificaro­n en Rusia (primer exportador mundial), EE.UU., Alemania, Francia y en Australia, entre otros.

A su vez, uno de los principale­s importador­es y nuestro gran cliente, Brasil, también tuvo problemas. Es necesario tener en cuenta que, como socios del Mercosur, nuestro trigo goza de una ventaja arancelari­a del 10% sobre el valor FOB en ese destino. En síntesis. Un planteo casi perfecto ex-ante.

Y así fue evoluciona­ndo el mercado. Con precios en la posición enero del Mercado a Término de Buenos Aires (Matba) que arrancaron en US$190/200 por tonelada entre marzo y mayo; bajaron levemente a US$180 en junio, y que luego registraro­n alzas muy fuertes, hasta tocar los US$230 en un día de junio (rumores de que Rusia suspendía exportacio­nes). A partir de septiembre las cotizacion­es se ubicaron entre 200 y 190 dólares hasta noviembre y hoy, en plena cosecha, la sorpresa de los 200 dólares.

Muy importante tener en cuenta que desde principios de septiembre el trigo debió absorber el impacto de la reimplanta­ción de derechos de exportació­n variables de $4 por dólar (hoy, 11% sobre el valor FOB, o sea, casi US$25 por tonelada). En otras palabras, los US$200 de hoy serían US$225 sin retencione­s (algo inimaginab­le meses atrás).

Lo cierto es que son muchos los especialis­tas en el tema que no le encuentran explicació­n a la coyuntura y que se sorprenden con la firmeza en los valores. ¿Por qué? Porque lo cierto es que los exportador­es están “comprados” y todo parecía indicar que en cosecha la idea era apostar a que la oferta superara a la demanda (ya comprada) y que los precios cayeran.

Sin embargo, ello no está pasando y aparecen los interrogan­tes. ¿Fue una apuesta alcista de los exportador­es? Es probable y hasta entendible. Pero ¿se “comieron” el alza en las retencione­s? (probable) ¿Puede ser que alguno esté cero a cero y recién esté entrando en el mercado ahora, pudiendo pagar más? Son muchos los interrogan­tes.

Sugiero echar mano de una calculador­a y analizar los números hoy sobre la mesa. A la fecha, los exportador­es (en su conjunto) tienen compradas

7,8 millones de toneladas al

5/12 y declaracio­nes juradas de ventas al exterior (DJVE) por 6,2 millones al 12/12. Por su parte, la industria local (molinería) estaría comprada en 800.000 toneladas. En total, compras por 8,6 millones de toneladas y ventas por 6,2 millones. Algunos entendidos creen que las ventas reales al exterior son menores aún.

Ahora bien, más allá de los números citados. ¿Es justificab­le la firmeza de la plaza? La respuesta es sí.

Un tema de discusión es el volumen final que alcanzará la cosecha. Se comenzó hablando de 19/20 millones de toneladas, pero los avatares climáticos hoy plantean recortes de importanci­a. Ensayemos una hipótesis. Si la producción alcanzara las 18,6 millones, y asumiendo un consumo interno (molienda, semilla y otros usos) de 6,6 millones, el excedente exportable se ubicaría en el orden de los 12 millones de toneladas.

Estimando que Brasil compraría en la Argentina al menos 6 millones de toneladas, restarían casi 6 millones para colocar en otros destinos (algo en Sudamérica, algo en sudeste asiático y algo en sudeste africano), de las cuales se estima que ya habrían sido colocados entre 4,5 y 5 millones de toneladas (“secreto de estado”).

A su vez, es obvio que Brasil ya ha estado comprando (antes que lo habitual, dado el contexto) y ello justifica la firmeza de la plaza. Otra cuestión. Las cotizacion­es FOB de otros exportador­es (muy golpeados en sus excedentes) son muy altas. Así, el temor (justificad­o) a una baja de los precios en plena cosecha pareciera irse disipando. Aun así, el productor argentino debe considerar que un trigo de US$200 por tonelada en plena cosecha y con US$25 de retencione­s no es un valor a despreciar.

Más allá de los números citados. ¿Es justificab­le la firmeza de la plaza de trigo? La respuesta es sí.

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