LA NACION

Coghlan y su encanto barrial

la zona que se mantiene fiel a su esencia es una de las preferidas por quienes buscan inmuebles a menores precios de los que tiene el corredor norte de la ciudad.

- Por Andrea Glikman | para la nacion

Como un oasis en la vorágine de la ciudad de Buenos aires, se alza el barrio de coghlan. Ubicado en el corredor norte, en un pentágono atravesado por la avenida Balbín que limita con Belgrano, Saavedra, núñez y Villa Urquiza, este barrio que se desarrolla en los alrededore­s del hospital pirovano vive un profundo proceso de transforma­ción que lo incluyó en el listado de áreas de moda de la ciudad de Buenos aires. Es por esa razón que los desarrolla­dores posaron el ojo sobre esta área que definen como “el colegiales de nuñez”.

En coghlan conviven las áreas de protección histórica, los grandes chalets y las casas inglesas con pequeños condominio­s y edificios bajos, tipo ph. “no es un barrio en el que el que los nuevos códigos recienteme­nte aprobados por la legislatur­a porteña generen fuertes cambios. Es una zona en la que se están construyen­do varios emprendimi­entos bajos en altura”, explica Hernán Badano, el empresario del sector que desarrolló dos proyectos en la zona y, entre las ventajas de la zona, destaca los aires barriales.

Un dato no menor es que en el barrio, los nuevos emprendimi­entos sólo pueden contar con un máximo de hasta cuatro pisos. Se trata de un dato clave porque asegura vistas abiertas en las obras que se realizan. además al tener un crecimient­o homogéneo, la sobrepobla­ción y el tránsito no son un tema de conflicto. “Hace algunos años, comenzó un proceso en donde de a poco se fue notando un cambio en la fisonomía del barrio, apareciero­n desarrollo­s en propiedad horizontal de pocos pisos que conviven con casas tradiciona­les, muchas de estilo inglés, a veces centenaria­s”, sostiene Jorge Safar, gerente comercial de la inmobiliar­ia oppel. El broker agrega que “al ser un barrio de baja altura, en general las propiedade­s cuentan con buena luminosida­d, un aspecto muy valorado por la demanda y difícil de encontrar en barrios más densos”.

coghlan tiene un clima mágico. Es un barrio tranquilo en el que incluso se percibe una sensación de pueblo ideal para la vida en familia: los comercios cierran al mediodía y, durante esas horas, el silencio es protagonis­ta. Su mayor encanto radica en la estación del ferrocarri­l que lleva su nombre. por la zona, además de la línea Mitre, también corren las vías de los trenes que se dirigen a José león Suárez. las tierras que rodean la estación fueron loteadas después de la construcci­ón ferroviari­a. la estación es un ejemplo típico de arquitectu­ra inglesa ferroviari­a, construida a fines del siglo XIX, con techos de tejas de pizarra y aberturas de madera verticales. las ventanas tienen molduras con forma de arco mientras que sobre los andenes se extienden techos de chapa con las típicas cenefas y columnas construida­s en madera.

con una plaza de arena y otra seca, biblioteca, un puente de hierro y abundancia de verde, el área está perfectame­nte conservada destacándo­se el tradiciona­l obelisco de 35 metros de altura – que en el pasado funcionó como una torre de ventilació­n de obras Sanitarias– y visible desde diferentes ángulos del barrio. “coghlan es espectacul­ar, una pequeña isla con caracterís­ticas propias y una impronta grafitera urbana muy interesant­e”, detalla el arquitecto Diego rybka,

director del grupo Uno en Uno. “Con barrios aledaños como Belgrano en el que la oferta está saturada, Coghlan tiene la oportunida­d de generar nuevas viviendas sobre todo para un público joven que tomó muy bien las propuestas que se están ofreciendo”, agrega. Respecto al perfil de la demanda, el arquitecto describe que se está asemejando más al de quienes compran en Belgrano R. Buscan departamen­tos más amplios, con amenities, en un barrio bajo y con poca densidad. Los proyectos que se están diseñando tienen las comodidade­s de una casa pero en un edificio: terrazas, pileta, balcones grandes y parrilla”, grafica Adrián Kaplansky, director de la desarrolla­dora Grupo Copelle. “Los últimos pisos con terraza y pileta privada son muy demandados”, sostiene. Hoy, muchos de estos proyectos, sean monoambien­tes ó grandes departamen­tos se rigen bajo un lema: “Derecho a parrilla”. Un detalle que suma valor agregado a los balcones.

El comprador de Coghlan no es quien busca una propiedad en Belgrano o Palermo sino las familias recién constituid­as con uno o dos hijos que nacieron y crecieron en los barrios aledaños con una oferta de unidades más caras. “Es un mercado dirigido al segmento medio alto que compra para vivir”, explica Badano que construyó dos emprendimi­entos de casas en altura: uno de 22 departamen­tos en la avenida Congreso y Melián, y otro ubicado en Conde al 3200. “Cuando uno proyecta una obra en este tipo de barrio en donde la accesibili­dad es por medio de locomoción propio porque no hay estaciones de subte muy cercanas, hay que ofrecer una o dos cocheras por departamen­to”, da tips y reconoce que en la obra que hizo en Conde ofrecía doce cocheras pero “se quedó corto”. “La mitad de los ocho compradore­s del edificio adquiriero­n dos cocheras”, recuerda.

Respecto a las cuadras más valoradas, los especialis­tas destacan a Naón, la avenida Congreso y la esquina de Conde y Roque Pérez. Si el análisis es por áreas, siempre la cercanía a una avenida conectada suma. Por eso en el área de Balbín hacia Cabildo los terrenos y la oferta es más cara que la zona de Balbín hacia Villa Urquiza.

Por otra parte, Coghlan “pisa” con barrios vecinos como Villa Urquiza, Belgrano R y Villa Ortúzar al corredor Donado–holmberg. La zona, edificada gracias a la subasta de terrenos que hace unos años realizó el Gobierno de la Ciudad, floreció con una consigna: las construcci­ones debían tener una volumetría uniforme con una altura máxima de 15 metros para todo el corredor. Así, este fenómeno barrial impulsó el desarrollo de emprendimi­entos inmobiliar­ios e incluso se desarrolló un nuevo polo gastronómi­co. Si bien todavía hay terrenos baldíos, los desarrolla­dores esperan que se lance una nueva licitación para volver a edificar. Una zona en la que si bien el precio de la tierra sube como en la mayoría de los barrios porteños, aún se consiguen incidencia­s razonables de US$500 por metro cuadrado. De hecho los lotes que hoy se encuentran en el corredor son de dimensione­s generosas, lo que les permite a los desarrolla­dores proyectar servicios que agregan valor a los emprendimi­entos y que son valorados por el mercado. “En el corazón de Coghlan, construimo­s Casa Ho. Son departamen­tos 10 por ciento más grandes que los standard para un público que apuesta a una vida más sustentabl­e y cómoda. Tiene desde sala de ensayo para poder bajar con la guitarra hasta un paisajismo armado como si fuera un bioma tropical con palmeras y árboles cítricos”, explica Rybka. En cuanto a precios, Coghlan se ubica en la mitad de la tabla en comparació­n al resto de los barrios de Buenos Aires. Sin embargo, con el alza de las propiedade­s y las nuevas ofertas ha comenzado a subir. El valor de referencia de un departamen­to usado de buenas caracterís­ticas puede rondar los US$3000 por metro cuadrado. En el caso de inmuebles nuevos, ese número puede escalar hasta los US$3500 y, en algunos casos, llegar hasta los US$4000 por metro cuadrado dependiend­o del tipo de producto y caracterís­ticas del emprendimi­ento. “La gente que compró estos nuevos departamen­tos en Coghlan como inversión, los está alquilando en menos de una semana”, afirma Rybka. El barrio es uno de los que tiene mayor proyección a nivel inmobiliar­io y comercial gastronómi­co. Los especialis­tas afirman que abundan las oportunida­des para conseguir propiedade­s más económicas y de más metros cuadrados que la oferta de los barrios linderos que ya se encuentran superpobla­dos. “Son emprendimi­entos que se diferencia­n por su tamaño, calidad y habitabili­dad. Por ejemplo, en nuestro caso los dormitorio­s salen del metraje tradiciona­l de tres por tres y tienen tres por cuatro. Así surgen unidades de dos ambientes de 60 metros cuadrados o de tres ambientes por 80 metros cuadrados”, explica Badano. El empresario aclara que no hace preventas y ofrece las unidades cuando están totalmente terminadas. “Es un esquema que puedo sostener porque son proyectos de US$2 millones, un modelo financiabl­e y manejable”, explica. Por esa razón opta por hacer varios proyectos de este tipo y no uno de gran envergadur­a.

En la oferta de casas, el rango de valores es amplio: entre los US$300.000 y los US$900.000, según Safar. En general se trata de casonas y hasta sutiles casitas con galerías en su frente que en el pasado fueron habitadas por los empleados de la empresa ferroviari­a. Y cuyos diseños respondían a la jerarquía del personal en la organizaci­ón.

El mercado de las grandes mansiones merece un análisis aparte. Con una demanda acotada, quienes las buscan miran la ubicación, orientació­n, metro cuadrado, valor de la tierra, tipología, mantenimie­nto y seguridad. Por efecto derrame de Coghlan, Saavedra es uno de los barrios beneficiad­os. En los últimos años, esa área de la ciudad ha registrado un alza en materia de emprendimi­entos inmobiliar­ios modernos, apalancado­s por el costumbris­mo de un barrio típico de la ciudad de Buenos Aires y el despegue comercial que combina locales barriales con centros comerciale­s. De esta forma, Saavedra, que es la continuaci­ón natural de Belgrano y Nuñez ,se convirtió en la opción accesible para aquellos que aspiran a asentarse en el corredor Norte de la ciudad.

Así las cosas y con incidencia­s de la tierra que promedian los US$800/M2 en la que se negocia directamen­te con los vecinos –”es cuestión de tocar el timbre”, afirman–, los desarrolla­dores están poniendo la mira en Coghlan y se preguntan cuál será el destino del predio más codiciado. El terreno, ahora en estado de abandono ,está ubicado sobre la avenida Congreso, entre Naón y Estomba, justo en el límite con Saavedra. “La dirección de interpreta­ción urbanístic­a es la que determinar­á qué se puede construir y qué no en esa tierra. Por ahora no hay un registro de planos, o sea no se presentó todavía un proyecto”, aclararon en el Ministerio de Desarrollo Urbano de la Ciudad. Paralelame­nte, los vecinos del barrio piden que esa zona se convierta en un espacio verde. Pero, por el momento, su destino es incierto.

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Claudio larrea / Brando
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archivo ● la estación de tren Una parada emblemátic­a para los vecinos de la zona
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fiel a su origen La arquitectu­ra inglesa, protagonis­ta
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las casas en altura Marcan la fisonomía del barrio

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