LA NACION

Punta: menos días, pero a pleno en el nivel alto

En el Este extrañan a los sectores medios

- Silvina Ajmat y José María Costa

PUNTA DEL ESTE.– El lujo relajado de Punta del Este vive su año más literal. La devaluació­n argentina golpeó a los veraneante­s de clase media que cada año llenaban las costas de La Brava y La Mansa con sus familias, y el puente de La Barra marca la grieta de esta temporada. Según la Cámara Inmobiliar­ia local, hay un 15% de caída en los alquileres de departamen­tos y casas chicas de la península, mientras que, hacia el Este, hay un 85% de ocupación. Los centros neurálgico­s de la movida, como Manantiale­s y José Ignacio, gozan de buena salud, sobre todo este fin de semana, que se perfila como el mejor de la temporada en ocupación. Más aún: en José Ignacio, las inmobiliar­ias no tienen más nada para ofrecer hasta después de Año Nuevo. La ocupación hotelera, en tanto, también llega al 85%, y es muy similar a la del año pasado.

Están los que llegaron para pasar todas las fiestas. Están también los que se embarcaron el 25, en plena Navidad, y se encontraro­n con un buque repleto de gente. Están los que vinieron para inaugurar el año, que harán una “microtempo­rada” de cinco días aprovechan­do el fin de semana largo. Pero lo cierto es que la temporada es más corta que nunca. “Se viene acortando entre siete y ocho días. Es muy poco lo que queda libre hasta los primeros días de enero. Pero ya no viene tanta gente por toda la quincena. Después del 15 hay menos reservas y febrero viene lento”, explica Javier Sena, de la Cámara Inmobiliar­ia de Punta del Este.

Y agrega: “El turista brasileño se mantiene estable. Sí se nota que el argentino de clase media se vio resentido. Todavía no ha llegado”.

Hay unanimidad en un concepto: “los de siempre”, los que no consideran la opción de pasar su fin de año en otro lado, están. “He pasado las fiestas en otros lugares. Pero lo que tiene de magnético Punta del Este es algo que no pasa en muchos lugares del mundo: que todo tu círculo de gente querida coincida en el mismo lugar. Eso es lo atractivo y único de acá”, dice Julia Ramos, de 29, creadora de Blackmamba, que veranea acá desde que nació, y se prepara para pasar el Año Nuevo con su amiga y socia, Bianca Siconolfi.

Entre sus amigos se cuentan Gaby Prada y Phil Deroy, de la agencia Socialité. “El año atípico para Punta del Este fue el pasado, con ese récord de visitantes que hizo algo intransita­ble la ciudad. Este año la gente está más dedicada a relajarse y disfrutar”, apuntan.

El aumento en los costos de este verano, sin embargo, no escapa al análisis de nadie. “Es una tempo- rada rara”, es la frase que se repitió durante las últimas 48 horas tanto entre los comerciant­es locales como entre los turistas argentinos.

Algunos cambios de hábito cotidianos, como la presencia constante de esa calculador­a mental o el uso intensivo del celular para internaliz­ar el nuevo tipo de cambio están muy presentes. Al redondeo, cada peso uruguayo equivale a 1,25 pesos argentinos. “Una pizza la pagué el año pasado 800 pesos uruguayos y este año también. La diferencia es que el año pasado eso era 450 pesos argentinos y ahora son 900”, dijo Rafael, de 25 años. “No puedo creer que pagué un chivito con un agua a 950 pesos argentinos”, dijo Camila, de 35 años, habitué de estas playas desde chica.

En las calles se ven más autos con patentes argentinas que en temporadas anteriores. En los muchos cálculos que hicieron los que sintieron el peso de la crisis, saltó que traer el auto propio resultaba más económico que alquilar en Uruguay.

El indicador más claro de que la temporada es corta pero intensa es el listado de fiestas que se preparan para recibir a miles de personas en Año Nuevo, y que no difiere en nada de la oferta del año pasado, considerad­o el verano récord en la historia de Punta del Este.

La Box, una tradición para los más jóvenes, se hace como todos los años, y convoca cerca de 10.000 personas; Jet hará una fiesta en Bagatelle para 3000; ovo Night Club, del Hotel Conrad, tendrá también su noche: la clásica fiesta de Reveillon, principalm­ente dirigida al público brasileño, tendrá sus habitués como todos los años; FatBoy Slim estará comandando la fiesta Feel, en El Jagüel; en la Fundación Atchugarry habrá otra megafiesta; en el Club de La Barra se hará una nueva edición de la Sensation; Casa Babel, el emprendimi­ento gastronómi­co de Pico Mónaco, volverá a organizar un evento para esa noche; en La Barra habrá otra fiesta para los veinteañer­os, la Píxel.

Fasano hará por primera vez una gran fiesta, para 600 personas. La entrada sale 800 dólares y está sold out. Para los que quieren ir solamente a la fiesta, sin cena, se dio la opción de contratar un living a 10.000 dólares. Y ya está todo vendido.

En Zafferano, el exclusivo restaurant­e del Punta del Este Resort, la comida de Año Nuevo está a 300 dólares. En La Susana, recibir el año costará 500 dólares. En Fabric, sobre la playa, el menú a base de sushi ronda los 350 dólares.

Estos eventos apuntan a un público internacio­nal. En las calles esteñas se escuchan por estos días idiomas diversos. Uno de los dueños de PepsiCo llegó para instalarse. Los creadores de Skype alquilan una casa desde hace años y este no fue la excepción. Hay visitantes españoles, alemanes, ingleses, italianos, y hasta rusos.

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Diego lima/enviado especial Fran, Martín y Rafi, en la playa de José Ignacio, donde no queda lugar hasta después de Año Nuevo

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