Brasilia impone fuertes medidas de seguridad y un cerco mediático
La capital tendrá el espacio aéreo cerrado y el despliegue de unos 12.000 efectivos; la prensa, con movimientos restringidos durante la ceremonia de asunción
RÍO DE JANEIRO.– A tono con la fuerte impronta militar del próximo gobierno y para evitar cualquier riesgo de nuevo atentado contra su vida, Jair Bolsonaro asumirá el poder el martes en una Brasilia blindada por espectaculares medidas de seguridad que incluyen un escudo de misiles antiaéreos, helicópteros y cazabombarderos, más de 12.000 efectivos en las calles y francotiradores en puntos estratégicos.
Se suman un inédito cerco mediático, que restringirá el movimiento de la prensa; el centro de la capital cerrado al tránsito y a los vendedores ambulantes, y la utilización de un chaleco antibalas por parte del nuevo mandatario brasileño.
“El ataque a Bolsonaro desencadenó un cuidado aún mayor. Fortaleció la necesidad de un esquema de seguridad muy bien montado”, señaló el general Augusto Heleno, uno de los siete militares que integrarán la futura administración como ministro a cargo del Gabinete de Seguridad Institucional, en referencia al cuchillazo que recibió el ahora presidente electo durante la campaña, el 6 de septiembre, en una manifestación callejera en Juiz de Fora, Minas Gerais.
El operativo implementado para proteger a Bolsonaro solo es comparable al montado durante el Mundial de fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro en 2016, con la instalación de 12 baterías terrestres de misiles a los costados de la Explanada de los Ministerios, eje de la parte central de Brasilia. Por decreto presidencial, los militares están autorizados a derribar cualquier aeronave tripulada o no que sobrevuele el radio de 7,5 km que cubrirá el área “roja” de seguridad principal.
En la vallada Explanada –y en la Plaza de los Tres Poderes, cercada por el Palacio del Planalto, el Congreso y el Supremo Tribunal Federal– se concentrará la mayor parte del público que asistirá a la ceremonia. Según estimaciones del equipo de transición, unos 200.000 simpatizantes estarán presentes; se trataría de una multitud incluso mayor que las 150.000 personas que participaron de la primera asunción de Luiz Inacio Lula da Silva, en 2003, la más concurrida hasta ahora.
Bloqueos
Quienes decidan pasar allí el primer día de 2019 tendrán que hacer varios sacrificios. Debido a los bloqueos de calles, deberán caminar desde la terminal de buses hasta el inicio de la Explanada y estarán sujetos a varios puestos de chequeo. Además de las obvias prohibiciones de armas, objetos cortantes, fuegos artificiales y productos inflamables, tampoco se permitirá el ingreso con bolsos y mochilas, paraguas, máscaras, carritos de bebé, drones, animales, bebidas alcohólicas y envases de vidrio. Como los vendedores ambulantes estarán vedados, la gente tendrá que llevar su propio alimento y agua en bolsas transparentes. Por seguridad, también se suspendieron los shows que estaban planificados.
Por primera vez, los periodistas que cubran la asunción no podrán transitar libremente por la Explanada ni por los edificios públicos en los que se realizarán las diversas solemnidades; la prensa acreditada será llevada y recogida desde el Centro Cultural Banco do Brasil hasta los distintos lugares previamente asignados. Tales controles dificultarán la labor mediática, que se apoyará principalmente en la transmisión televisiva oficial.
De acuerdo con el cronograma, Bolsonaro y su esposa, Michelle, deben dejar la residencia presidencial alternativa de la Granja do Torto –donde se hospedan desde el sábado– poco después de las 14 locales (las 13 en la Argentina) para dirigirse a la Catedral Metropolitana, donde se encontrarán con el vice Hamilton Mourão y su mujer. Luego de una breve oración religiosa, el nuevo presidente y la primera dama recorrerán la avenida que bordea la Explanada hacia el Congreso, a bordo de un histórico Rolls Royce descapotable que incluso podría ir con el techo cerrado para no correr ningún riesgo de seguridad o que no sean mojados por la lluvia pronosticada para ese día.
En una sesión conjunta en la Cámara de Diputados, Bolsonaro jurará como presidente sobre la Constitución y la Biblia. Pronunciará entonces sus primeras palabras como jefe de Estado y se trasladará después en auto hasta el vecino Palacio del Planalto, donde el actual jefe de Estado, Michel Temer, le pasará la banda presidencial en la rampa del elegante edificio diseñado por Oscar Niemeyer. Ya sobre el “parlatorio” del Planalto, dirigirá un discurso a la nación.
Tras tomar juramento a sus 22 ministros, se dirigirá al Palacio de Itamaraty, la cancillería, para ofrecer una recepción a dignatarios extranjeros e invitados.
Entre los jefes de Estado y de gobierno que han sido confirmados se destacan el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu; el premier húngaro, Viktor Orban, así como los presidentes de Portugal (Marcelo Rebelo de Sousa), Chile (Sebastián Piñera), Colombia (Iván Duque), Bolivia (Evo Morales), Paraguay (Mario Abdo Benítez) y Honduras (Juan Orlando Hernández), además del secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo.
El presidente argentino, Mauricio Macri, canceló pocas semanas atrás su asistencia y visitará a Bolsonaro el 16 de enero; nuestro país estará representado por el canciller Jorge Faurie.