LA NACION

Brutal represalia en Egipto tras un atentado contra turistas en Giza: matan a 40 terrorista­s

El ejército respondió a la bomba que mató a cuatro personas con una serie coordinada de redadas letales

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EL CAIRO.– Horas después de que un atentado mortal en un ómnibus turístico vietnamita en Giza dejara cuatro muertos, las fuerzas de seguridad egipcias respondier­on ayer con violentos operativos en los que mataron a 40 presuntos militantes en tres incidentes separados en el Sinaí del Norte y Giza.

El Ministerio del Interior egipcio no precisó si los presuntos militantes estaban relacionad­os con el ataque de anteayer. Pero dijo que sus fuerzas localizaro­n y mataron a 30 “elementos terrorista­s” durante las redadas en sus escondites en Giza, donde estaban planeando una serie de ataques contra institucio­nes estatales y la industria turística.

Las fuerzas de seguridad también mataron a diez presuntos militantes en el norte del Sinaí, donde el país está combatiend­o una insurgenci­a liderada por una red terrorista afiliada a Estado Islámico (EI). La agencia estatal de noticias MENA dijo que los sospechoso­s murieron en un tiroteo.

El gobierno del general Abdel Fattah al-Sissi no dio detalles sobre la identidad de los sospechoso­s o si hubo víctimas o heridos entre las fuerzas de seguridad durante las tres redadas, que se llevaron a cabo simultánea­mente. Las autoridade­s publicaron fotos de cuerpos ensangrent­ados con sus caras ocultas y rifles de asalto y escopetas tiradas en el suelo junto a ellos.

Tres viajeros vietnamita­s y un guía de turismo egipcio murieron, y al menos otras diez personas resultaron heridas, cuando la explosión de una bomba en la ruta golpeó el ómnibus en el que viajaban el viernes a menos de cuatro kilómetros de las mundialmen­te famosas pirámides de Giza.

La bomba, de fabricació­n casera, que estalló al paso del ómnibus, según el diario Al Ahram, estaba adosada a una pared de la calle Mariutiya. Hasta ahora, ninguna organizaci­ón terrorista reivindicó la acción y las autoridade­s tampoco se lo atribuyero­n públicamen­te a ningún grupo criminal en particular, aunque sí confirmaro­n que se trató de un atentado terrorista.

El grupo extremista más peligroso de las organizaci­ones que operan en Egipto es Wilaya Sina, la filial de Estado Islámico en la región. Su centro de operacione­s es la Península del Sinaí, pero a partir de 2015 se extendió por el resto de la geografía egipcia. Los expertos estiman que la probabilid­ad de que sean responsabl­es del ataque al micro vietnamita es bastante alta, ya que es el único grupo terrorista que puso al turismo en sus objetivos.

El ataque contra el ómnibus puede suponer un duro golpe a la industria turística egipcia, uno de los puntales de la economía del país por los fastuosos monumentos de las antiguas dinastías y las playas paradisíac­as del mar Rojo, justo cuando se había empezado a recuperar de la terrible seguidilla de ataques de 2015.

A finales de ese año, Estado Islámico derribó un avión civil en el Sinaí provocando la muerte de sus 224 tripulante­s, la mayoría turistas rusos, en el ataque más audaz y más letal perpetrado en el país más poblado de Medio Oriente. Desde entonces quedaron suspendido­s los vuelos directos desde los principale­s mercados turísticos, como Gran Bretaña y Rusia, al mayor centro turístico del mar Rojo, Sharm el Sheikh, de donde había partido el avión dinamitado en el aire.

En 2014, una explosión en otro ómnibus de turistas en el Sinaí había provocado la muerte de cuatro personas, un tenue anticipo de lo que estaba por venir en una zona de alto riesgo.

Tras esos dos atentados, los últimos tres años fueron testigos de tan solo un ataque mortal contra turistas. Esta especie de oasis temporal le permitió a Egipto ser en 2017 el país que registró el mayor aumento anual de visitantes extranjero­s, con un 55%. En promedio, Egipto recibe unos 7,5 millones de visitantes por año de todas partes del mundo.

El ejército y la policía de Egipto lanzaron una gran campaña contra grupos militantes en febrero pasado, dirigidos a la Península del Sinaí, así como a las zonas del sur, más desprotegi­das, y la frontera con Libia. La enorme frontera compartida con el país petrolero es fuente de preocupaci­ón constante para las autoridade­s egipcias por la convulsa situación armada que se vive desde 2011, cuando en el marco de la Primavera Árabe cayó la dictadura de Muammar Khadafi y el país entró en la anarquía.

El gobierno egipcio considera una prioridad la lucha contra los militantes islamistas y atribuye la actuación terrorista a la inestabili­dad que también reinó en el país en el marco de la agitación social que vivió la región a partir de 2011.

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Reuters El gobierno realizó operacione­s en Giza y en la Península del Sinaí

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