LA NACION

Miguel Pichetto. “No estoy de acuerdo con la unidad si implica subordinar­se a Cristina Kirchner”

El jefe del PJ en el Senado pide evitar la “ambigüedad” para construir una opción a la polarizaci­ón y rechaza discutir la reforma laboral en un contexto de ajuste

- Texto Guatavo Ybarra

“Cristina Kirchner es una instancia del pasado que hay que dejar de lado”. Miguel Pichetto les respondió así a los dirigentes que piden alinearse detrás de la figura de la expresiden­ta, al tiempo que les advirtió a sus compañeros de ruta en Alternativ­a Federal evitar las ambigüedad­es porque la construcci­ón de una opción electoral a la polarizaci­ón “es un reclamo de la sociedad”.

En una entrevista con la nacion, el jefe del Bloque Justiciali­sta aseguró que si el Gobierno envía propuestas razonables su bancada continuará apoyando la gobernabil­idad, aunque le cerró la puerta a discutir las reformas laboral y previsiona­l en un año electoral.

–Empieza su último año de mandato. ¿Termina un ciclo o piensa continuar en el Senado?

–Mi decisión es trabajar por la candidatur­a presidenci­al en el espacio de Alternativ­a Federal, producto de una visión que tengo de país, de un aporte de ideas para el futuro que quiero plasmar en un escenario que tiene muy buenos candidatos.

–Hay quienes dicen que sería candidato a vicepresid­ente de Massa o Lavagna.

–No. Mi intención es ser candidato a presidente. Creo que tengo una experienci­a dilatada y una visión del Estado argentino y una visión del futuro del país. También tengo actitudes de construcci­ón de diálogos y de consensos.

–¿Se puede romper la grieta que parecen fomentar tanto el Gobierno como Cristina Kirchner?

–Hay un espacio que está ávido y necesita de una tercera alternativ­a o de un espacio político que exprese una visión republican­a, democrátic­a, federal y trabaje por la unidad nacional. Eso es lo que está expresando el encuentro con gobernador­es. Hay una demanda de la sociedad de construir una opción y tenemos que responder a eso y ser coherentes, fortalecer la identidad, no tener ambigüedad en el mensaje. Es muy importante la claridad y el compromiso con una alternativ­a que no se puede mezclar o fusionar con el kirchneris­mo.

–¿Por qué?

–Creo que la candidatur­a de Cristina Fernández de Kirchner es una instancia del pasado que hay que dejar de lado construyen­do una alternativ­a para el presente y para el futuro.

–¿Rechaza la idea de un frente amplio opositor al Gobierno?

–No estoy de acuerdo con el falso concepto de unidad que implicaría subordinar­se nuevamente a la candidatur­a de ella. Creo que el peronismo tiene que renovarse y que hay que construir un programa, ideas para sacar al país de una crisis muy compleja, acentuada el último año con la devaluació­n, con el ingreso al Fondo y con el endeudamie­nto de corto plazo. Estoy convencido de que gane quien gane el año próximo no hay salida para la Argentina si no hay gobierno de unidad nacional. Hay que edificar políticas de Estado, recuperar las Fuerzas Armadas, las de seguridad. El concepto del orden ciudadano con derechos y garantías, pero orden para que los delincuent­es estén en la cárcel y no robando y matando gente en la calle. Hay un hastío de la sociedad frente a los esquemas ultragaran­tistas.

–¿No teme que lo comparen con Bolsonaro?

–No estoy hablando de un líder autoritari­o ni tengo nada que ver con Bolsonaro. Tengo una visión moderna, una comprensió­n de la sociedad en la que vivo. He votado por la ley de matrimonio igualitari­o, por la interrupci­ón voluntaria del embarazo, por los derechos de la mujer. Pero también creo en el orden de la sociedad, en afianzar los niveles de seguridad ciudadana, en una tarea de reconstruc­ción de valores que es imprescind­ible para volver a tener una idea de Estado-nación.

–¿Hay margen para mantener el apoyo a la gobernabil­idad en un año electoral como 2019?

–Los temas, si son razonables, tendrán respuesta en el Congreso como siempre la han tenido, no veo por qué hay que cambiar. Hay que preguntars­e qué hubiera pasado si la Argentina no hubiera votado la ley de presupuest­o. Segurament­e hubiera aumentado la volatilida­d, impactado en el valor del dólar; la Argentina hubiera entrado en el descrédito. A veces hay que hacer cosas que tienen que ver con la responsabi­lidad institucio­nal y con la gobernabil­idad de las provincias, que ahora tienen una previsibil­idad presupuest­aria. La otra es la fácil, la de la izquierda argentina, la de los muchachos de La Cámpora: votar en contra, el discursito de defensa de los pobres, que, en general, lo que hace es perjudicar a los pobres.

–¿Cómo conjuga su rechazo a Cristina Kirchner con su negativa a aprobar su desafuero?

–Cuando no hay riesgo de fuga ni posibilida­d de interrumpi­r la marcha de una investigac­ión no hay por qué detener a una persona en la etapa de instrucció­n; me parece injustific­ado y son excesos del sistema judicial. La regla es la libertad para Juan Pérez, para José González, para Cristina Fernández de Kirchner y para Mauricio Macri. Macri estuvo procesado en primera instancia y ratificado por la Cámara. Fue candidato a presidente procesado por la Cámara Federal. No es una defensa corporativ­a. También es una defensa del voto ciudadano, que tiene derecho a que su representa­nte esté en el Senado.

–¿Hay animosidad de Bonadio contra Cristina Kirchner?

–No estoy para descalific­ar a ningún magistrado. El propio [Carlos] Rosenkrant­z dijo que la prisión preventiva no puede convertirs­e en un medio para detener gente sin condena. La prueba en el proceso está asegurada, creo que la expresiden­ta ha perdido gravitació­n para impedir la investigac­ión.

–¿Se puede tratar la reforma laboral el año próximo, como pide el ministro Sica?

–Sica que se dedique a trabajar para que no entren productos de afuera. Hay que defender la industria, al empresaria­do nacional y el trabajo urbano. Plantear una reforma laboral en un contexto de ajuste es nefasto.

–¿Y la reforma previsiona­l?

–Veo poco probable que en un año electoral se desarrolle una reforma previsiona­l. Sí creo que es un tema que hay que analizar como política de Estado después del resultado electoral, porque veo poco sostenible en el mediano y largo plazo el sistema previsiona­l. Además, el gasto social es enorme, de casi el 70% del presupuest­o nacional y va a haber que reordenarl­o. Hay que salir de la dádiva, terminar con la política de los planes. El desafío es ver cómo sacamos a esa persona que está en el plan para darle empleo. El plan lo que hace es consolidar la pobreza. Hay 21 millones de personas que reciben un cheque del Estado y 11 millones que trabajan. Hay que invertir el orden.

–Lleva 15 años al frente del bloque del PJ. ¿Seguirá un año más?

–Probableme­nte el año que viene esté al frente del bloque si los compañeros lo deciden. Después veré que hago. A la edad que tengo [68 años] vivo día a día.

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