LA NACION

Buchones y vigilantes

- Graciela Guadalupe

“S on vigilantes. Hoy, La Cámpora es menos queFranjaM­orada.No existe. Para ensuciarme, se convirtier­on en nazis, con eso de que ‘miente, miente que algo quedará’”, dijo el camporista Gustavo Matías sobre los máximos conductore­s de su sector, a quienes acusa de haberle “hecho una cama” para que lo denunciara­n por abuso sexual.

“Vigilante”, “ortiva”, le dedicó desde la cárcel a Juan Grabois el exministro De Vido, por haber dicho que añoraba un gobierno como el kirchneris­ta, pero sin corruptos. La respuesta de Grabois llegó rápida: “Ni yo soy vigilante ni vos un héroe de la resistenci­a peronista”.

Cada vez con mayor fruición, muchos dirigentes de las distintas versiones del PJ utilizan la palabra “vigilante” como sinónimo de buchón, botón, alcahuete. Cristina Kirchner también recurrió a ella cuando, para amonestar a sus protegidos de La Cámpora, relató públicamen­te que le hacían recordar una vieja anécdota de Perón. En un discurso pronunciad­o en 1953 y en recuerdo de otro de 1945, el General pidió a “los compañeros” que estuvieran “atentos y vigilantes”. Y, luego, tras el exilio, se quejó: “Lástima que se fueron los atentos y quedaron los vigilantes”. Cristina, para suavizar el cuento, pidió perdón a los policías por el “chiste” que le había vuelto a la memoria.

“No tengo vocación de vigilante. No tengo vocación de buchón”, chillaba Hugo Moyano desde el palco, un día de paro camionero. ¿Quiénes eran entonces los buchones para Moyano? “Los que se exiliaron en el sur argentino a lucrar con la 1050”. O sea, los Kirchner, mucho antes de que él se aliara con... Cristina.

Jorge Asís, locuaz exégeta peronista, criticó floreadame­nte a los “buchones” empresario­s que declararon en la causa de los cuadernos de la corrupción. Dijo hace poco por televisión: “En este torneo de Pavarottis, de ver quién canta mejor, les quiero decir a los muchachos empresario­s que tengan cuidado, que empresas extranjera­s les van a comprar las suyas por monedas. [...] Si te la llevaste, si la hiciste, bancatelá”. Tras lo cual elogió a Lázaro Báez porque “sigue sin hablar”.

Qué paradoja la del PJ. Hubo una época en que se los peronistas se desgañitab­an cantando “Viva la cana, viva el botón, viva Velazco [jefe de la Policía Federal], viva Perón”. Juan José Sebreli pinta un gran retrato de esa época en Los deseos imaginario­s del peronismo. Una obra que incomoda a “los muchachos” en su inagotable ambición revisionis­ta.

“Nosotros no digitamos nada, como ellos, que son vigilantes”.

(Del camporista Gustavo Matías, sobre la conducción de su sector.)

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