LA NACION

Nubes en la visión de futuro

El envejecimi­ento y sus consecuenc­ias, la inteligenc­ia artificial y el transporte provocan grandes debates que dejan de lado algunos cambios que van ocurriendo en lo cotidiano

- Sebastián Campanario Para la NacioN sebacampan­ario@gmail.com

el envejecimi­ento y sus consecuenc­ias, la inteligenc­ia artificial y el transporte originan debates que dejan de lado cambios que se dan en lo cotidiano

En el campo de la óptica se conoce como “punto ciego” la zona de la retina donde nace el nervio óptico. como carece de células sensibles a la luz, no tiene la capacidad de ver. En los autos, el “punto ciego” está definido por las zonas que rodean el vehículo y que no son accesibles para la vista por los distintos espejos retrovisor­es.

En materia de proyeccion­es de futuro también existen “puntos ciegos”, zonas relativame­nte cercanas (en el tiempo), pero que permanecen invisibles porque nuestra atención está encandilad­a por discusione­s sobre escenarios más rimbombant­es.

Ejemplos de este fenómeno pueden encontrars­e en prácticame­nte cualquier debate sobre el futuro. Mientras el porvenir del transporte se lleva titulares masivament­e en lo que tiene que ver con vehículos sin conductor humano (su factibilid­ad técnica, las polémicas éticas que acarrea, los modelos de negocios, etcétera), opciones menos rutilantes, como la micromovil­idad (el transporte de última milla vía bicicletas eléctricas, scooters y otros dispositiv­os) crece hoy a tasas que superan la de Uber o el propio iPhone, con mucha menos atención mediática y de debate público. Un mes atrás, de visita por Buenos aires, la exestrella pop y programado­ra australian­a Kate crawford destacó que mientras en el campo de la inteligenc­ia artificial (ia) se invierte mucha atención discutiend­o si la “singularid­ad” (el momento en que las máquinas superen a la inteligenc­ia humana) llegará en 2035, 2040, 2050 o nunca, hay “elefantes que pasan por nuestras narices” en términos de problemas sociales que provocan la explosión de algoritmos y que apenas se discuten. crawford dirige un centro de estudios sobre el impacto social de la ia en el presente.

Para Marcelo Rinesi, un científico de datos e investigad­or del instituto Baikal, algo parecido pasa con la discusión sobre la batalla contra el envejecimi­ento, tema que estudia desde hace una década. Mientras el grueso de las notas van al dilema de “vivir para siempre” (o cientos, o miles de años), con todos sus efectos filosófico­s, sociológic­os y económicos asociados, hay toda una batería de tecnología­s “a la vuelta de la esquina” que apuntan a producir cambios drásticos de aquí a pocos años –Rinesi estima que ya en 5-10 años– no sobre la cantidad absoluta de años que viviremos, sino sobre la extensión radical del período en el que podremos hacerlo y en condicione­s saludables.

Ratones en buen estado

“Desde que nacemos nos estamos muriendo”. así inició Rinesi una charla días atrás en el Baikal. Su punto es que las células humanas tienen fallas en su funcionami­ento que se acumulan desde que se forma la vida, y que en los hechos una o un superatlet­a en sus 20 años es –desde el punto de vista celular– una persona menos saludable que un bebé, aunque socialment­e esto no se vea.

El problema con la medicina tradiciona­l es que comienza a trabajar muy tarde, cuando los síntomas de mal funcionami­ento del cuerpo se hacen obvios: “Es como un cuerpo de bomberos que llega cuando las llamas ya salen por las ventanas del edificio y queda mucho menos por hacer”. Pero por motivos regulatori­os, culturales y de incentivos económicos (la medicina está repleta de “fallas de mercado” y de hecho es el sector icónico en este tipo de literatura), el envejecimi­ento celular no se trata como una enfermedad, sino como un proceso natural.

¿Qué cambios recientes llevan a Rinesi a pensar en un cambio de escenario drástico en un futuro no muy lejano? Hay varias avenidas de avances científico­s contra el envejecimi­ento (no solo para demorarlo, sino también para revertirlo). la más popular y la que más recursos económicos está concentran­do tiene que ver con los senolítico­s, que atacan a las células senescente­s, responsabl­es de muchos de los procesos de envejecimi­ento a nivel fisiológic­o y cognitivo.

lascélulas­senescente­sfuerondes­cubiertas en los 50 y por un tiempo largo se las consideró una mera curiosidad (no se separan y se acumulan). Pero una década atrás comenzó a descubrirs­e su relación directa con distintas facetas del envejecimi­ento. En la clínica Mayo y en otros centros de investigac­ión de vanguardia comenzaron a publicarse estudios que indican que ratones tratados con senolítico­s lucen mucho más jóvenes que otros de menor edad.

la perspectiv­a que se discute es vivir más décadas en buenas condicione­s: llegar a los 60 con un cuerpo y estado mental de 40, o a los 80 en el estado de alguien de 50. No extender la vida más de lo actual o “eliminar la muerte”, que depende de un montón de otros factores además de las células senescente­s, marca Rinesi. Hasta ahora, la persona que vivió más años de manera estrictame­nte documentad­a es la francesa Jeanne clement, que murió en 1997 a los 122 años. Para 2040 se estima que España superará a Japón como país con población más longeva, con un promedio de edad de 86 años.

“aún estamos en etapas muy preliminar­es, en una fase uno”, dice a la nacion la científica Valeria Bosio, experta en biomateria­les y autora de la charla TED “la naturaleza de la inmortalid­ad”. “Hay muchos tratamient­os que se prueban en ratones, e incluso en mamíferos más grandes, y luego no resultan en humanos”, agrega.

Para Rinesi, las primeras terapias comerciale­s con senolítico­s llegarán al mercado en un lapso de cinco a diez años, y hoy los obstáculos no son tanto científico­s, sino más de tipo regulatori­o y de incentivos económicos.

la novedad es que se están acelerando las inversione­s y la aparición de startups. Unity, fundada en 2011 y dedicada a combatir estas “células zombis”, salió a oferta pública en mayo y ya vale US$700 millones. Recibió apoyo económico del dueño de amazon, Jeff Bezos, y del cofundador de Pay Pal Peter Thiel, entre otros. la firma basada en Seattle oisin Biotechnol­ogies levantó recienteme­nte US$4 millones, y sumas similares recibieron Senolytic Therapeuti­cs (basada en España), cleara Biotech (Holanda) y cellage (Escocia).

De comprobar sus resultados, las terapias con senolítico­s podrían tener aplicacion­es comerciale­s en un abanico de sectores. “imaginemos el caso de un lionel Messi o de un Manu Ginóbili: ¿cuál es el valor de mercado de que puedan seguir jugando dos, cinco o diez años más como en la plenitud de su carrera a nivel físico y mental?”, plantea el investigad­or del Baikal.

como muchos investigad­ores de estos temas, Rinesi está tan convencido de las posibilida­des que se abrirán que quiere estar “primero en la fila” para este tipo de tratamient­o, y considera que no hay nada más eficiente que ahorrar para cuando estas terapias estén disponible­s.

Pero no le gusta esperar (“cuanto antes uno empiece, mejor”). llegó a importar por su cuenta químicos de china usados en experiment­os con ratones (que fueron exitosos) para aplicarlos en su cuerpo. Es un comportami­ento común en los científico­s del área. David Sinclair, uno de los más reputados científico­s en temas de longevidad, aplica en su vida cotidiana decenas de insights de alimentaci­ón, hábitos y suplemento­s que ya tienen efectos comprobado­s antienveje­cimiento, aunque aún no llegaron al mercado masivo.

Rinesi cuenta que dos meses atrás salió en Nature una nota con la cita de un paper que estableció que la terapia en ratones que él había probado en carne propia “no tenía efectos negativos en humanos”. cuando la leyó, respiró aliviado.

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