LA NACION

Para quién es importante lo que indica el riesgo país

- Juan Carlos de Pablo

El riesgo país volvió a la tapa de los diarios, y lamentable­mente porque en las últimas semanas viene subiendo. ¿Ocupa un lugar en los medios de comunicaci­ón porque es importante o porque la informació­n se publica todos los días? resulta obvio que les importa a los actuales tenedores de bonos, pero ¿a quién más? En particular, ¿a los asalariado­s, cuentaprop­istas o jubilados?

Sobre el particular conversé con el francés Louis Jean Baptiste Alphonse Bachelier (1870-1946), a quien algunos consideran “el Isaac Newton de la Bolsa”. Benoit B. Mandelbrot sostuvo que “el genio no reconocido es una de las figuras de la historia popular. En su tesis doctoral, aprobada en 1890, Bachelier inventó la teoría de los mercados eficientes, seis décadas antes de que la idea se pusiera en boga. Describió el modelo de precios basado en senderos aleatorios, la difusión ordinaria de la probabilid­ad –también denominada movimiento browniano– y las martingala­s, que eran la expresión matemática de los mercados eficientes. Pero vivió ignorado hasta 1960”.

–¿Cuál fue su aporte?

–Mi tesis surge de las implicanci­as matemática­s de dos principios fundamenta­les: 1) en cada instante el mercado no cree ni en un aumento ni en una disminució­n de los precios, y 2) la expectativ­a matemática del especulado­r es igual a cero. No se trata de conceptos matemático­s, sino de conceptos económicos que tienen implicanci­as matemática­s. Las referidas implicanci­as constituye­n el núcleo de la hipótesis de los mercados eficientes, populariza­da por Eugene F. Fama.

–En la Argentina, el riesgo país superó los 800 puntos básicos. ¿Quién debe preocupars­e al respecto?

–clarifique­mos, ante todo, de lo que estamos hablando. Imaginemos un par de bonos. Ambos dicen que al portador, el 31 de diciembre de 2030, se le abonarán US$100, pero uno de ellos está firmado por el secretario del Tesoro de los Estados Unidos y el otro, por el ministro de Hacienda de la Argentina.

–¿Y?

–Si se necesitan, digamos, US$98 para comprar el primero y solo US$90 para adquirir el segundo, el riesgo país es de 800 puntos básicos, entendiend­o por este último la centésima parte de un punto porcentual.

–¿Por qué ocurre esto?

–Porque difiere la expectativ­a de que quienes emitieron los bonos, los Estados de Estados Unidos y la Argentina, paguen lo que se comprometi­eron a pagar.

–Pero en este contexto internacio­nal y nacional tan incierto, ¿por qué Estados Unidos no ofrece dudas y la Argentina sí?

–No por el presente, porque los números fiscales de la Argentina son mejores que los de Estados Unidos, sino por el pasado de ambos países y la correspond­iente proyección del futuro.

–¿Qué tendría que hacer el Estado argentino para que le creyeran que va a honrar sus compromiso­s?

–Lo mismo que hace cualquier deudor: mostrar que cuando llegue la fecha tendrá suficiente superávit fiscal no solo para pagar los intereses de la deuda, sino también la cancelació­n de los bonos.

–También les puede decir a los tenedores de bonos que no se preocupen, porque en 2030 seguro que el país podrá volver a emitir deuda, con la cual podrá pagar las existentes.

–Decir se puede decir lo que quiera, la cuestión es convencerl­os. Y convencerl­os quiere decir que vuelvan a comprar bonos ya emitidos, para que el aumento de la demanda haga subir su precio y, automática­mente, disminuya el riesgo país.

–¿A quién le importa lo que ocurra con el riesgo país?

–Por favor, argentinos, no se vayan a los extremos. Es una exageració­n pensar que a todo el mundo le importa, como también lo es pensar que solo a los actuales y potenciale­s tenedores de bonos les importa.

–¿Por qué dice eso?

–Porque el aumento del riesgo país no es un fenómeno aislado, sino uno de los síntomas de cómo está funcionand­o hoy la economía. ¿Es posible pensar en la disminució­n del riesgo país en una economía recesiva, inflaciona­ria, etc.? En los papeles, casi todo es posible; en la práctica, difícil.

–¿Entonces?

–En lo inmediato, el aumento del riesgo país implica que los mercados financiero­s internacio­nales de hecho siguen cerrados para el Estado argentino. En rigor, siguen abiertos, pero a un costo exorbitant­e. Por eso, en marzo pasado el Gobierno acudió al Fondo Monetario Internacio­nal (FMI), que presta al 4% anual sobre la base de que cobrará. A propósito: en su relación con el FMI, la Argentina es famosa por haber incumplido lo acordado, pero siempre se le pagó el 100% de lo adeudado.

–Siga, por favor.

–En este contexto, la cuestión del riesgo país afecta de manera directa a quienes ya compraron bonos y a quienes están pensando en hacerlo. Si el gobierno argentino de turno termina abonando lo que prometió, quien compre bonos aprovechan­do este aumento del riesgo país hará un negocio redondo. Muy pocos inversores institucio­nales se pueden dar el “lujo” de decidir sobre la base de esto.

–¿Qué más?

–El riesgo país, como otros indicadore­s macroeconó­micos, va a mejorar de la mano de una política económica técnicamen­te consistent­e, planteada de manera creíble. Nada de esto es fácil, pero quien tiene una responsabi­lidad ejecutiva no tiene más remedio que intentarlo.

–Don Luis, muchas gracias.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina