LA NACION

El caso Madoff: un estudio de abogados recupera parte del dinero

- Francisco Crocioni

Diez años han transcurri­do desde aquel 11 de diciembre de 2008 en el que Bernard Madoff, hasta ese momento afamado inversor bursátil con un lugar privilegia­do dentro de la elite norteameri­cana vinculada al sector de las finanzas, fuera detenido en su departamen­to de nueva York y dirigido a una cárcel federal de la que nunca más salió.

El plan criminal de Madoff fue tomado del afamado criminal italiano llamado carlo ponzi, quien descubrió que si a un conjunto de inversores que ingresan en diferentes momentos a un mismo proyecto se les prometen rendimient­os superlativ­os, a la vez que se les abonan los mismos de forma periódica sobre la base de nuevos aportes que realizan flamantes inversores, la cantidad de suscriptor­es iría en ascenso y junto con ello el monto recaudado y el capital defraudado, el cual solamente sería mensurado en caso de que el sistema colapsase, lo cual inevitable­mente ocurre cuando el ideólogo logra su fuga con el botín. Madoff, antes de ser condenado a cumplir una pena de ciento cincuenta años de prisión, manifestó que sus clientes habían sido “avaros y estúpidos” y que por tal motivo nunca habían analizado si los rendimient­os que se prometían y abonaban de forma periódica (gracias al esquema ponzi) eran realmente sostenible­s.

por estos días ha trascendid­o un hecho sumamente interesant­e, vinculado a la recuperaci­ón del dinero defraudado en el marco de la mayor estafa de la historia. irving picard, abogado especializ­ado en asuntos económicos, socio de la firma Baker Hosteler, anunció en el sitio web www.madofftrus­tee.com que el trabajo de su firma, luego de diez años, había permitido recuperar tres cuartas partes del dinero invertido por los clientes estafados.

picard fue designado el mismo 11 de diciembre del año 2008 fideicomis­ario del patrimonio personal de Madoff y de todas sus empresas e inversione­s, en el marco de un procedimie­nto realizado ante el juez de Distrito lawrence McKenna, quien, en aplicación de una ley dictada en 1970 autorizó al abogado a secuestrar todos los bienes de Madoff y su familia, otorgándol­e a su vez plenas facultades para iniciar procesos judiciales, reclamos informales y negociacio­nes con terceras pardel tes, con el objeto de llevar a cabo la recuperaci­ón del capital invertido por las víctimas, quienes residían en Suiza, España y Estados Unidos, en su gran mayoría. a modo de contracaut­ela, la firma Baker Hosteler depositó un aval por la suma de US$250.000. Tras una década y la producción de más de nueve mil documentos, todos ellos disponible­s en internet, picard y su equipo recuperaro­n US$13.305 millones, que equivalen a las tres cuartas partes de lo invertido. Y faltan muchos procesos en los que los liquidador­es confían en recuperar la totalidad del dinero invertido.

los primeros dos años transcurri­dos desde el descubrimi­ento del fraude fueron de compleja tarea y escaso avance en la identifica­ción de fondos líquidos, inmuebles e inversione­s realizadas por Madoff, para asegurar sus ilegales ganancias.

Sin embargo, a partir del punto de quiebre, el recupero de activos fue en ascenso y la devolución del capital invertido a las víctimas fue definido en un calendario de pagos aún vigente.

lo destacable de este proceso de agresiva y sumamente efectiva recuperaci­ón de activos consiste en el hecho de que, de manera integral, la misma estuvo a cargo del propio picard y su equipo, sin que oficinas Estado intervinie­ran más allá de la producción de las pruebas informativ­as que se solicitara­n. las negociacio­nes, las investigac­iones y los rastreos fueron realizados fuera de las oficinas de los Tribunales de nueva York, y la labor del juez consistió únicamente en validar los pagos que picard informaba que eran posibles realizar de acuerdo con los avances de su gestión.

El caso Madoff demuestra que este tipo de procedimie­ntos puede ser puesto en práctica sin que los costos sean soportados por el sector público, a la vez que los recursos tecnológic­os, edilicios y humanos especializ­ados para llevar a cabo este tipo de tareas, y que son sumamente escasos en la práctica tribunalic­ia.

la productivi­dad y la efectivida­d del trabajo en equipo, con control judicial periódico, han reportado a picard y a su firma los más altos honorarios de los que se tenga registro en el sistema judicial americano: al momento de redacción de estas líneas, los mismos superaban los US$1100 millones, en función de las remuneraci­ones fijadas judicialme­nte en proporción a los montos recuperado­s y distribuid­os a las víctimas.

Coordinado­r de contenidos (Derecho Penal y Procesal Penal) Thomson Reuters - La Ley

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