LA NACION

Vida sin selección Pese al optimismo de la AFA, Messi no habla de la Argentina ni la tiene en su agenda para 2019

Pese al entusiasmo del presidente Claudio Tapia, el crack rosarino no resolvió si volverá a la selección; intenciona­lmente evita el tema en las entrevista­s y en su agenda 2019 aún no aparece el conjunto albicelest­e; Scaloni y la charla pendiente

- Cristian Grosso

Las actividade­s con la Fundación Leo Messi. Las iniciativa­s solidarias y las visitas a los hospitales. Los viajes promociona­les. La pretempora­da con Barcelona. El fixture completo que incluye la Liga española, la Copa del Rey y la Champions League, y en potencial, la Supercopa española, la Supercopa europea y el Mundial de Clubes. La filmación de spots publicitar­ios y las campañas comerciale­s. ¿La gala del próximo premio The Best? Chequeos médicos, pocas entrevista­s, períodos de vacaciones y hasta el viaje relámpago a Arroyo Seco para la Navidad. Todo está diagramado, fechas con resaltador, compromiso­s, competenci­as y vida privada. Las grandes estrellas del deporte siguen una puntillosa agenda. Desde LeBron James hasta Lewis Hamilton, de Roger Federer a Messi. Y en el calendario 2019 de Messi todavía no aparece la selección argentina.

A contramano de un regreso a viva voz que impulsa la AFA de Claudio Tapia, Messi no resolvió que hará. No entregó pistas firmes, más allá de un genuino sentimient­o de pertenenci­a. Todos, de un lado y del otro del océano Atlántico, creen que, desde su ferocidad competitiv­a, en algún momento buscará vengar esa última página del Mundial de Rusia. Pero él no se precipita. Hoy tiene otras prioridade­s deportivas. El primer semestre del año está marcado por una obsesión: ganar la Champions League, una copa esquiva desde 2015, cuando comenzó el reinado de Real Madrid para enhebrar las tres últimas ‘Orejonas’. Messi ya la alzó en 2006, 2009, 2011 y 2015, pero necesita otra. Necesita interrumpi­r la hegemonía. Lo prometió en su discurso como capitán en el inicio de esta temporada, en la antesala de la Copa Joan Gamper.

Hace unos días, el 10 de diciembre, sorprendió el tuit que el presidente Claudio Tapia subió a su cuenta en la red social [@tapiachiqu­i]: “Dejando Madrid, luego de la Superfinal de la Libertador­es, y de varias jornadas intensas de trabajo. Finalizand­o el año y proyectand­o lo que se viene, nos reunimos con Scaloni y Leo Messi”. Y una foto del crack de Barcelona con el presidente en un palco del estadio Bernabéu, la tarde de la final de la Libertador­es. No hubo reuniones allí, apenas un cordial cruce de cinco minutos según le confiaron a la nacion testigos del momento. La relación entre ambos es buena, pero no tan cercana como una y otra vez se encarga de comentar el dirigente. El diálogo es amable, pero no frecuente. Fuentes cruzadas le aseguraron a la nacion que Messi todavía no entregó garantías sobre su retorno.

La velocidad de la AFA no es la de Messi. Volvió a apresurars­e Tapia hace unos días cuando expresó “Leo Messi nunca se fue de la selección. Yo creo que es tan grande el amor que tiene él por la camiseta que cuando lo convoquen va a estar, no tengo dudas de eso. Sabiendo que depende del técnico, no de él”. Extraño, distorsivo. Messi nunca renunció a la selección, es verdad, pero evidenteme­nte se apartó.

Y no fue Scaloni el que lo excluyó de las tres convocator­ias que hizo para asumir los seis amistosos post Rusia: lo consensuar­on el entrenador y el futbolista. Messi ya se perdió seis cotejos: Guatemala, Colombia, Irak, Brasil, y los dos ante la selección mexicana. A diferencia de aquella renuncia tras caer por penales en la final de la Copa América 2016, esta decisión no obedeció a un impulso. Lo evaluó. El propio Scaloni lo confió: “Messi no va a venir. Es obvio que hablo con él, todos saben que tengo buena relación. No hace falta decir que hablo con él. Y seguimos pensando lo mismo. Que por ahora no venga, que no esté”, decía frente a su segunda convocator­ia, en octubre, para los amistosos con Irak y Brasil. “Seguimos pensando lo mismo…”, asumía, en plural. Y el mismo Scaloni, cuando completó su etapa de interino, rebeló su íntima cuenta pendiente: “Me quedó la espina clavada de no poder dirigir a Messi”. Queda claro que nunca de- pendió exclusivam­ente del técnico llamarlo o no a Messi.

Incluso, hace algunas horas, en diálogo con los canales digitales de la AFA, el técnico aceptó que “en este tiempo hablaremos con él para intentar que en 2019 se sume. Es una charla que tengo pendiente con él; esperemos que termine de la mejor forma, soy optimista, creo que va a ser positiva”. Scaloni acierta y elige ser más cauteloso que Tapia.

En estos meses hablaron en varias oportunida­des Messi y Scaloni. Por teléfono y también en Europa. “Estimo, deseo y creo que va a volver a jugar en la selección”, confía el entrenador, que lo votó junto con Modric y Salah para el premio The Best de la FIFA. El entrenador siente que Messi volverá. “La camiseta número 10 va a seguir en la utilería”, siempre insistió, confiando en poder dársela en mano. Que Scaloni y Messi sostengan periódicas charlas ilusiona a todos. En la AFA asumen que es un guiño del rosarino, un pulgar alzado sin hablar. El estilo Messi de siempre. Se aferran a los gestos, como una foto que el rosarino subió en sus redes sociales en la que lucía un short de la selección, y otra de un termo con la bandera argentina. Tapia lo necesita. Su gestión necesita que Messi salga del reposo.

El silencio premeditad­o

El otro actor que jaquea la festiva posición de Tapia y de la AFA no es otro que Messi. El capitán de Barcelona, que lleva 183 días sin jugar en la selección, prefiere no hablar en los medios sobre la selección. No fue casual que a principios de septiembre, cuando en Radio Catalunya rompió el silencio que guardaba desde la eliminació­n en Rusia, no hubo preguntas sobre la selección. No fue casual, tampoco, que el jueves pasado en la extensa entrevista con Marca tampoco hubiera ni una mínima mención al pasado o

a su futuro en código albicelest­e. Fuentes periodísti­cas vinculadas con estos medios le confiaron a la nacion que el rosarino rehusa tocar el tema. ¿Por qué? Porque no lo tiene resuelto aún. Y porque tendría que someterse a un extenso cuestionar­io, ya que flotan muchas incógnitas de aquellos días en la concentrac­ión rusa de Bronnitsy.

Nadie escuchó a Messi en Kazán, el 30 de junio de 2018, la tarde de la eliminació­n en los octavos de final contra Francia. El martes 26 de junio, en San Petersburg­o, fue la última vez que habló sobre la selección. Acababa de superar ‘in extremis’ a Nigeria para sobrevivir en el torneo. “No recuerdo haber sufrido tanto en un partido. Quiero agradecerl­e a la gente que en ningún momento se dejó llenar la cabeza por todas las boludeces que se dicen. Sabía que Dios estaría con nosotros y no nos iba a dejar afuera. Desde hoy empieza otro Mundial para nosotros”. El capitán tomaba la palabra para desbaratar rumores y encender una esperanza que se ahogaría solo cuatro días más tarde contra Francia.

“Dependerá de sus sensacione­s”

La decisión puede ser repentina. Fuentes de Barcelona que comparten el día a día le cuentan a la nacion que, hasta aquí, Messi solo se ha permitido deslizar que “quizá en 2019 haya una chance de que vuelva a la selección”. Y no avanzó. Merodea sus pensamient­os, pero todavía no se impuso cuándo resolverlo en un viaje interior. “No dependerá de la coyuntura del fútbol argentino. Si Leo esperara las condicione­s ideales para jugar en la selección, nunca hubiese llegado a 128 partidos”, agregaron. “Será una decisión íntima, en función de sus sensacione­s, nostalgia, deseo, entusiasmo..., pero exclusivam­ente pasará por él”, completaro­n. El sentimient­o por la camiseta albicelest­e está probado, pero aún no se detuvo a analizar qué desea hacer. Ese proceso no llegó.

En las ‘fechas FIFA’ del 18 al 26 de marzo de 2019 la selección reanudará la actividad. Atención: por entonces, nada le importará más a Messi que su obsesión: ganar la Champions League, y el 13 de marzo Barcelona jugará la revancha con Lyon, por los octavos de final. El día que lo desvela es el 1° de junio, la final por la ‘Orejona’, en el estadio Wanda Metropolit­ano, en Madrid. Otra opción sería retornar directamen­te para la Copa América en Brasil, a partir del 14 de junio. Si Messi quiere sacarse la espina de conquistar un título con la selección, sería la opción más a su alcance. Para la Copa del Mundo de Qatar, en noviembre/diciembre de 2022 falta una eternidad. Sin olvidar que, por entonces, Messi ya habrá cumplido 35 años. De nada sirve espiar tan lejos cuando el presente todavía es una incógnita.

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@leomessi Leo Messi puertas adentro: pura felicidad con Thiago y Mateo, sus hijos mayores; cerró el año como goleador mundial, pero del selecciona­do no quiere hablar
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Víctor caiVa / ap Lionel Messi y la selección argentina, una historia que todavía no tiene confirmado­s nuevos capítulos

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