Fidelidad y buena paga en el “enigma Schumacher”
El estado del campeón de F. 1 se mantiene en cerrada reserva
BARCELONA.– Cinco años después de aquella cascada de comunicados médicos –el último es de septiembre de 2014– que siguió a su accidente en los Alpes franceses y que mantuvo al borde del ataque de nervios a buena parte del mundo, la salud de Michael Schumacher, que el jueves cumplirá 50 años, sigue sin trascender; hay solo conjeturas a partir de un par de testimonios que, de cualquier forma, tampoco permiten hacerse una idea.
Esa estanqueidad estuvo a punto de colapsar cuando un ladrón –trabajador de una empresa de transportes aéreos medicalizados– se hizo con uno de los archivos médicos y lo comenzó a ofrecer a algunos medios de comunicación por unos 50.000 euros. Poco después de detenerle, al caco se lo encontraron ahorcado en su celda antes de poder prestar declaración acerca de lo sucedido.
En junio de 2014 y tras salir del coma, Schumacher fue trasladado a su casa, en Gland (Suiza), una localidad a la orilla del lago Lemán, entre Lausana y Ginebra, donde un equipo de especialistas le proporciona todos los cuidados que necesita, y que según algunas estimaciones supone un desembolso superior a los 200.000 euros mensuales. A mediados del mes pasado, el Daily Mail concluyó que el nacido en Kerpen no permanecía postrado permanentemente en la cama ni requería respiración asistida, lo que no fue desmentido por la familia, en contraste con otras informaciones aparecidas anteriormente.
Más que una granja, la mansión es un fortín prácticamente hermético en todos los sentidos, en el que Corinna, la mujer del heptacampeón desde 1995, impuso una política de privacidad total en tándem con Sabine Kehm, la portavoz. Sorprende que en todo este tiempo no haya trascendido nada de lo que ocurre allí, lo que se explica a partir de una estrategia basada en dos líneas. Primero, las personas que se encargan de Schumacher reciben una retribución acorde con la responsabilidad que se les exige –en 2017, Forbes cifró el patrimonio de la familia en 880 millones de euros–; luego, los pocos amigos que pueden sucumbir a la tentación de hablar más de la cuenta hace tiempo que dejaron de ser amigos. Entre ellos está Willy Webber, el agente que descubrió al piloto y que lo representó hasta 2010.
El círculo de confianza establecido por Corinna se reduce a los parientes más cercanos y a contadas excepciones fuera de ella. Al margen de los hijos de ambos, Mick y Gina Maria, a menudo, se puede ver salir de la casa a Rolf y a Ralph, padre y hermano de Schumi, respectivamente. Otro de los que diariamente pasa por allí es Kai Schnapka, el entrenador personal que acompañó al germano en su última etapa en activo, con Mercedes (2010-2012), y que se ocupa de la parte fisioterapéutica de la recuperación.
¿Y qué viene ahora? Pues la incertidumbre que ha rodeado el caso en el último lustro es la misma que se prevé de ahora en adelante, a la espera de cualquier actualización médica que se haga pública en cualquier dirección. Kehm desmintió hace unos meses que los Schumacher se estuvieran planteando un cambio de aires rumbo a Mallorca, donde este verano adquirieron una mansión que perteneció a Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, y por la que pagaron alrededor de 30 millones de euros.