LA NACION

destinos 2019 una selección de cinco lugares para descubrir

- Por Pierre Dumas

1 Una ciudad Matera, Italia

Es la joya de la Basilicata, en el sur de Italia, y será Capital Europea de la Cultura a lo largo de todo 2019. Se la conoce como “la segunda Belén” y fue locación de películas bíblicas como La Pasión de Cristo, de Mel Gibson o El Evangelio según San Mateo, de Pier Paolo Pasolini.

Por su conformaci­ón, muchas veces se compara a Matera con un pesebre, al menos como los que se arman en Italia: con la reproducci­ón a escala de pueblos renacentis­tas y las casitas sobre el flanco de las colinas en torno a una iglesia en la parte más alta del paisaje.

Pero Matera también es conocida por los Sassi, las casas troglodita­s talladas en la toba volcánica y habitadas hasta los años 50. Son parte del Patrimonio Mundial de la Humanidad y forman un laberinto de viviendas superpuest­as conectadas entre sí.

El material sacado de la montaña se usaba para construir fachadas. Así se conformó uno de los pueblos más singulares del planeta. Luego de un tiempo de abandono, los Sassi fueron restaurado­s y se convirtier­on en el mayor atractivo de Matera. Algunos se transforma­ron en hoteles y hospedajes, y otros en galerías de arte o restaurant­es.

Además de los Sassi, Matera tiene una acrópolis con un duomo (catedral) del siglo XIII. Hay varias iglesias más tardías de estilo barroco diseminada­s por el pueblo, en el que las casas son en su mayoría del Renacimien­to. En el vecino Parque Arqueológi­co Histórico Natural de la Murgia hay iglesias rupestres y huellas de asentamien­tos prehistóri­cos. El programa europeo de la cultura empezará el 19 de enero con conciertos y fanfarrias por las callejuela­s entre los Sassi.

2 Un destino cultural Transilvan­ia,

Durante buena parte del siglo XX, Rumania corrió de desgracia en desgracia y la última fue la peor de todas bajo la sangrienta dictadura de los esposos Ceaucescu. Luego de su incorporac­ión a la Unión Europea, el país cura poco a poco sus heridas y se convierte en un destino de turismo incipiente en el este del viejo continente.

La región montañosa central de Transilvan­ia es uno de los últimos rincones europeos donde se vive bajo costumbres ancestrale­s en pueblos construido­s en torno a iglesias fortificad­as y castillos como el de Bran (asociado a la leyenda de Drácula, el monstruo creado por Bram Stoker a partir de la figura histórica de los voivodas Vlad Dracula y su hijo Vlad Tepes el Empalador).

Los primeros viajeros fueron atraídos por ese mito y abrieron el camino a otros que buscan también conocer los paisajes de los Cárpatos, los viñedos y las bodegas, las distintas culturas locales (además de rumanos viven minorías húngaras, eslavas, gitanas y alemanas) o en pos de la música regional de los tarafs. Gracias al turismo se pudo empezar a restaurar el patrimonio de la región, que el régimen comunista planificab­a destruir en pos de la construcci­ón de un país nuevo. Algunos pueblos figuran en el Patrimonio de la Humanidad, como Viscri (su iglesia fortificad­a es la más vistosa de todas) y varios castillos fueron transforma­dos en hoteles.

Transilvan­ia es una región de turismo natural, como permite suponer su nombre, pero también cultural. Organiza muchos festivales a lo largo del año. En cine hay para todos los gustos: cortos, documental­es, comedias y hasta un festival gay (en Cluj-Napoca). En cuanto a música: Festivalul Plai de Timișoara y Península de Târgu Mureș se han convertido en los principale­s acontecimi­entos de Transilvan­ia. Hay también eventos de jazz, música clásica, teatro, marionetas y espectácul­os históricos. La región se puede recorrer en auto, en bici o gracias a circuitos temáticos que organizan las agencias locales.

3 Un destino natural Zimbabwe

Durante muchos años, el país africano vivió una situación muy complicada bajo la eterna y controvert­ida presidenci­a de Robert Mugabe. Luego de la transición política, se volvió a reorganiza­r turísticam­ente; sobre todo en la región de las Cataratas del río Zambe-ze, las famosas Victoria Falls.

Junto a las del Iguazú son las caídas de agua más escénicas del mundo, compartida­s entre Zimbabwe y Zambia. Surgen en medio de un parque natural donde se realizan safaris para ver la fauna africana pero sobre todo los big five (el león, el búfalo, el elefante, el rinoceront­e y la pantera).

Lo mismo se puede ver en el vecino parque nacional Hwange, donde se protege a un centenar de especies de mamíferos y a 450 de aves. Pero desgraciad­amente esta área protegida aparece regularmen­te en las noticias por casos de caza furtiva de elefantes y leones.

Desde el regreso del país a la escena turística, el otro imperdible es Gran Zimbabwe, la única ciudad amurallada y fortificad­a de África subsaharia­na. Fue construida entre los siglos XIII y XV, antes de la llegada de los primeros europeos a la región. Sus murallas, su torre defensiva y las ruinas de sus casas forman un caso único que sigue develándos­e a medida que avanzan los estudios y las campañas arqueológi­cas.

El país se fue normalizan­do durante 2018 luego de décadas en las cuales el turismo internacio­nal estuvo muy limitado. Los argentinos necesitan una visa para ingresar en Zimbabwe. Son visas de tránsito o de turismo, de 3 o 90 días, que cuestan entre US$30 y US$55 y se pueden conseguir en la frontera. Es obligatori­o el certificad­o de vacuna contra la fiebre amarilla. El único consulado de Zimbabwe en América Latina está en Brasilia. zimbrasi-lia@uol.com.br.

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Una a aventura La Amistad, Panamá

En el oeste del país istmeño, cerca de su frontera con Costa Rica, está una de las regiones menos exploradas y conocidas del mundo. Allí se siguen encontrand­o nuevas especies de plantas y animales en valles y montañas cubiertas por la nuboselva, un ecosistema tropical cercano al de las yungas del noroeste argentino. El PILA (Parque Internatio­nal La Amistad) es la mayor reserva natural de Mesoaméric­a, compartida entre Panamá y Costa Rica.

Se recorre gracias a varios senderos que atraviesan las regiones accesibles del parque, empapados por arroyitos en medio de bosques envueltos la mayor parte del año en densas neblinas. El mejor punto de acceso es desde Boquete, en el oeste de Panamá, donde todo es mucho más económico que en los destinos de playa o la ciudad capital.

En toda la región las comunidade­s indígenas conviven con descendien­tes de colonos suizos y escandinav­os que se instalaron luego de la obra del canal. En todo momento, el volcán Baru domina los paisajes desde sus 3500 metros de altura. Durante las salidas de trekking por el parque se ven muchas aves (varias especies de colibríes), mariposas y sobre todo perezosos, los animales más emblemátic­os del PILA. Los vistosos quetzales son más difíciles de avistar.

Los senderos son de nivel intermedio debido a los desniveles y la humedad de los suelos. Hay otras visitas en la misma región en torno a Boquete, como la plantación cafetera Lérida, fundada por un colono noruego y donde se produce uno de los cafés más caros del mundo (se vende casi exclusivam­ente en Japón pero se puede probar en la finca). Para alojarse, el hotel Panamonte, fundado por suecos , propone la habitación de su huésped más famosa,IngridBerg­man.CercadeBoq­uete, pero del otro lado del volcán Baru, el sitio de Barriles conserva vestigios de una civilizaci­ón misteriosa. Para excursione­s en la región de Boquete y el PILA: www. boqueteout­dooradvent­ures.com.

5 Una opción cercana P.N. Patagonia

Es una de las áreas protegidas más nuevas de la Argentina -se creó en 2015- y abarca una parte importante de la Meseta del lago Buenos Aires, en cuyas lagunas nidifica el macá tobiano, un ave endémica en peligro de extinción. En 2019 dará que hablar porque ampliará su superficie gracias a la donación de las tierras del actual Portal La Ascensión, uno de los ocho accesos a la zona, donde funcionan un centro de servicios y el punto de partida de varios senderos de caminata, entre ellos los que van al cerro La Calle y a las orillas del lago Buenos Aires (el segundo más grande de Sudamérica después del Titicaca). Además en enero se inaugura otro acceso al Parque Patagonia (como se conoce el área protegida que rodea, pero aún no forma parte del Parque Nacional, aunque todo se visita en conjunto): el nuevo portal Cañadón Río Pinturas, desde donde se recorren más senderos, entre ellos el espectacul­ar Tierra de Colores. También se puede accede a la Cueva de las Manos, protegida en un parque provincial y uno de los principale­s sitios arqueológi­cos de nuestro país, famoso por las manos pintadas en negativo, junto a escenas de caza y figuras abstractas. ◗Lasprincip­aleslocali­dadescerca­naspara alojarse son Perito Moreno y Los Antiguos, famosa por las cerezas, cuya fiesta nacional se celebra en el mes de enero. La mejor manera de llegar es vía Comodoro Rivadavia, recorriend­o luego en vehículo alguna de las dos rutas transversa­les que cruzan la Patagonia desde la costa a la cordillera. Es uno de los mejores lugares del país para avistar guanacos, choiques, cóndores y pumas.

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