LA NACION

Los hechos que marcaron un año intenso

En un mundo signado por la puja entre dos potencias, la Argentina debió enfrentar desafíos de orden político, judicial, económico y social

- Claudio Jacquelin

Para situarse en un tiempo más vertiginos­o que el de este 2018 habrá que remontarse 17 años atrás, al fatídico 2001, cuando aún no habían nacido casi el 5 % de los argentinos que el año próximo por primera vez en su vida podrá votar a Presidente. La memoria no es eterna ni el pasado es presente.

Una diferencia sustancial hay, sin embargo, entre ese comienzo de milenio y este final anticipado de la segunda década del siglo XXI. Si bien la crisis económico-financiera actual lejos está de la profundida­d y las consecuenc­ias de la de 2001, el universo de los hechos que tuvieron impacto en la vida del país este año fue mucho más amplio que entonces.

Esta vez nos vimos sacudidos en cuatro planos distintos. Tanto en lo político como en lo económico, en lo judicial y en lo social, con un sinfín de consecuenc­ias que dejaron en ridículo a todos los que a principios de año se animaron a hacer pronóstico­s. Esas cuatro dimensione­s convivirán, se retroalime­ntarán y se potenciará­n durante 2019. Cuál predominar­á es imposible de prever aún.

Pero si algo dejó en claro este año es que los proyectos de largo plazo siguen siendo una quimera en la argentina. aún para una administra­ción cuyo objetivo refundacio­nal era terminar con la sucesión de ciclos cortoplaci­stas que signaron los últimos 60 años y solo dejaron como resultado una sociedad que, al final, siempre se encontró un escalón más abajo del que estaba antes del comienzo de cada etapa.

El propósito enunciado por Mauricio Macri en su mensaje de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso fue que el eje para 2018 estuviera en la agenda social, partiendo de la habilitaci­ón del debate sobre la legalizaci­ón del aborto, que ya el colectivo de mujeres y jóvenes había puesto en el centro de la escena. ningún gobierno lo había intentado y, segurament­e, ninguno lo habría hecho sin conducirlo en pos de un resultado determinad­o. Insondable audacia.

El debate parlamenta­rio terminó con el rechazo en el Senado después de que Diputados lo aprobara en una infartante sesión. Pero la decisión de los senadores no clausuró la discusión. Volverá en el próximo período legislativ­o, aunque con escasas posibilida­des de que prospere con la actual composició­n del Congreso. Sí tendrá vigencia en el proceso electoral, tanto en el armado de las listas como en la agenda de la campaña. La discusión atravesó a todos los partidos y provocó divisiones insaldable­s. algo más de un mes después de aquel 1 de marzo, la realidad empezó a alejarse del camino trazado por el Gobierno, para adentrarse por senderos no explorados. abril fue el mes del primer sacudón político-económico para la administra­ción macrista: sus aliados radicales y la gran socia Lilita Carrió desafiaron el esquema de ajuste de tarifas. El peronismo, al fin, lo hizo colapsar. Se abrió un conflicto que puso en crisis no solo a la coalición oficialist­a, sino que activó las alarmas de los mercados.

La fragilidad fiscal empezaba a asomar como un enorme escollo para el Gobierno, cuya capacidad de recurrir el financiami­ento externo para paliar el déficit ya estaba en zona de riesgo desde la inicial suba de tasas de interés en Estados Unidos. Fin para ese mundo amigable que había recibido a Macri y principio de un ciclo de adversidad­es. Se había encendido la señal de ajustarse los cinturones (y de ponerse chalecos salvavidas), que ya no se apagaría.

Comenzó, entonces, la escalada del dólar, que terminó en una devaluació­n interanual del peso del ciento por ciento y una espiral inflaciona­ria que fue récord para los últimos 27 años. agotadas las posibilida­des de acceder a fondos en los mercados, el Gobierno decidió recurrir de urgencia al Fondo Monetario Internacio­nal, sinónimo de muchos fracasos nacionales. El temor a que la situación se descontrol­ara pudo más que el deseo de preservaci­ón del capital simbólico.

Sin embargo, el remedio no surtió efecto de inmediato. En la urgencia se aceptaron condicione­s sin prever consecuenc­ias no deseadas. La receta tenía contraindi­caciones que en junio llevaron a Macri a poner fin a la gestión al frente del Banco Central de Federico Sturzenegg­er, responsabl­e de ese acuerdo que debió ser revisado. Sturzenegg­er se había convertido en un superminis­tro de economía de hecho.

Un segundo acuerdo con el FMI, reparador de cláusulas de casi imposible cumplimien­to del primero, permitió estabiliza­r a partir de octubre la situación cambiaria con la liberación anticipada de más fondos. no fue gratis: demandó un inusual restricció­n del gasto.

Un presupuest­o con déficit primario cero para 2019 fue aprobado por el Congreso luego de difíciles negociacio­nes con la oposición. El costo del ajuste finalmente recayó sobre los exportador­es, los consumidor­es, los usuarios de servicios públicos sin tarifa social y la obra pública. Las provincias peronistas impusieron su peso legislativ­o y lograron eludir la dieta.

En medio de la inestabili­dad monetaria se produjo otro hecho que signaría la segunda mitad de 2018 y que marcará los próximos años (no solo el electoral). Fue la aparición de los “cuadernos de la corrupción”, el 1 de agosto, cuando se dispuso una docena de arrestos de exfunciona­rios kirchneris­tas y empresario­s o ejecutivos de grandes compañías.

La excepciona­l investigac­ión periodísti­ca que Diego Cabot llevó a la Justicia antes de explotarla como primicia reveló como nunca el entramado de negocios espurios, coimas y extorsione­s que tuvo lugar durante la gestión del matrimonio Kirchner entre agentes del Estado y los empresario­s más importante­s del país. Cristina Kirchner quedó expuesta sin maquillaje.

El avance de la causa no solo iluminó ese oscuro ducto por el que desapareci­eron fondos públicos durante doce años. Con ellos, se extraviaro­n respuestas a las necesidade­s más básicas de millones de argentinos: casi un tercio de la población siguió sumergida en la pobreza después de uno de los períodos más largos de crecimient­o de la historia nacional debido a las irrepetibl­es condicione­s internacio­nales de ese lapso.

El caso de los cuadernos echó más sombras sobre la economía, al congelar la actividad, afectar el empleo y poner en riesgo o posponer obras públicas, que habían sido el gran dinamizado­r de la actividad en el bienio inicial del macrismo y un elocuente argumento electoral. Sus consecuenc­ias se sentirán en 2019. Casi nadie pronostica una reactivaci­ón antes del tercer trimestre, salvo el núcleo de los optimistas congénitos del oficialism­o.

El plano judicial volverá a tener singular relevancia el año que viene. al menos, seis causas en las que fue procesada la expresiden­ta están para llegar a juicio oral. Que haya condenas durante la campaña presidenci­al es menos previsible, dada la alta sensibilid­ad de los jueces federales a las condicione­s político-ambientale­s. En cambio, es probable que Cristina tenga casi tantas aparicione­s en Tribunales como en actos de campaña, otro elemento distorsivo para el proceso electoral. Claro efecto de la interacció­n que tienen los elementos que componen cada dimensión. El universo es uno solo.

El último mes fue el menos imaginado de todos, no solo desde la perspectiv­a inicial, sino aún más desde que se desataron los vientos que destruyero­n todas las previsione­s.

La cumbre del G20 abrió un paréntesis de calma, que se prolongó hasta la última semana del año en las calles. La impecable realizació­n, coronada con un documento por consenso, los convenios bilaterale­s firmados por la argentina y el acuerdo, precario pero concreto, entre Estados Unidos y China alimentó la esperanza de un cambio de clima. Tanto que logró volver a imponerse la agenda social empujada por las protagonis­tas decisivas de 2018, las mujeres.

Pero todo es demasiado frágil: el mundo sigue altamente inestable, la economía nacional se mantiene convalecie­nte y la política no logra aportar seguridade­s. Mucho menos, frente a la polarizaci­ón extrema entre Macri y Cristina (a pesar de todas sus flaquezas), que puede tornar aún más frágil la economía.

Fue el año que vivimos en zozobra. Empieza un año casi sin ninguna certeza.

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Donald Trump y Xi Jinping encarnan una disputa con efectos globales que se sintió también en el país
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Silvana colombo Un Macri pensativo en Olivos durante el anuncio de un paquete de medidas para reforzar el Plan Nacional de Vivienda, en octubre

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