Gago, de buen ánimo
Pese a que versiones indicaron que pensó en retirarse tras otra rotura de un tendón de Aquiles, el Nº 5 se presentó a la pretemporada con la idea de sentirse sano y volver a jugar
Se recupera de la rotura del tendón de Aquiles.
Fernando Gago cerró 2018 de una manera que no imaginó ni en sus peores pesadillas. La rotura del tendón de Aquiles derecho que sufrió en la final por la Copa Libertadores de América frente a River en Madrid –la cuarta lesión grave en cuatro años consecutivos– fue un nuevo golpe para su cuerpo castigado. Sin embargo, sería apresurado y casi irrespetuoso pronosticar qué será de su carrera cuando todavía no se cumplió ni siquiera un mes de la exitosa intervención quirúrgica a la que fue sometido el 13 de diciembre en Buenos Aires.
Por estos días, la energía del capitán de Boca está puesta en recuperarse. En transitar una vez más las etapas de rehabilitación estipuladas para lesiones de gravedad. Según confiaron a la nacion personas de su círculo íntimo, el volante “está muy bien de ánimo” y enfocado en superar este nuevo obstáculo. El destino lo convirtió en un paladín de la resiliencia, y el primer objetivo es volver a caminar sin molestias. Al fin y al cabo, con su cumpleaños número 33 años en el horizonte (10 de abril), su prioridad es estar sano.
Como un integrante más del plantel que ahora conduce Gustavo Alfaro, ayer se presentó en el complejo Pedro Pompilio para someterse a los exámenes médicos de rutina, que se realizan los jugadores a comienzos de cada enero. Acostumbrado desde hace varios años a no consumir lo que se dice de él en los medios, a esta altura ya no lo sorprende que existan sentencias acerca de su futuro como futbolista profesional. Lo entiende como parte del juego mediático y opta por no involucrarse, por no desgastar su mente en eso y enfocarse solamente en su recuperación.
Ahora bien: ¿puede Gago anunciar su retiro de la actividad profesional? La respuesta está solo en él. Aunque un repaso por sus últimas decisiones echan por tierra esa alternativa. Según confesó a la nacion en una entrevista realizada en noviembre de 2016, la única vez que hasta entonces realmente se había planteó dejar el fútbol por una lesión había sido en abril de ese año, cuando se rompió por segunda vez el tendón de Aquíles izquierdo. “Pensé en largar todo porque no tenía ganas de volver a pasar por todo el proceso de recuperación. Fue una lesión muy grave. Peor que la primera y con una etapa de recuperación más larga y más complicada que la anterior. Era mucho tiempo y me dije ‘bueno, hasta acá llegamos’. Pero con el correr de los días empecé a sentirme activo de nuevo y con ganas de recuperarme”, decía en aquella charla. Después de eso, nada fue lo mismo para él, como detalló en un cuento que escribió en tercera persona para el libro Pelota de papel 2, llamado justamente “Resiliencia”.
En los últimos 18 meses otras dos veces la fórmula “retiro + Gago” colapsó los motores de búsqueda de Google y revoloteó por los medios durante varios días. Pero en realidad esa alternativa sobrevoló muy lejos de la cabeza del futbolista. La primera vez fue después del 5 de octubre de 2017, cuando se rompió el ligamento cruzado anterior, el lateral interno y los meniscos de la rodilla derecha, un instante después de ingresar a jugar por la selección argentina frente a Perú en La Bombonera, rumbo al Mundial Rusia 2018. Ante la preocupación que despertó en sus íntimos, el Nº 5 despejó inmediatamente toda duda acerca de los pasos que tenía previsto seguir: “Después de todo lo que pasé, esta lesión es fácil”, simplificó por esos días para descomprimir un momento complejo.
Meses más tarde ocurrió lo mismo, cuando su entusiasmo por intentar llegar a ser considerado por el entonces DT del seleccionado Jorge Sampaoli para ir al Mundial le jugó una mala pasada y le provocó un desprendimiento de adherencias de la zona dadora del injerto que obligó a ponerle una pausa a su recuperación, y, entre otras cosas, perderse la final por la Supercopa Argentina contra River y la gran cita en suelo ruso.
Como quedó en evidencia, en ambos casos el volante desafió toda lógica, hizo oídos sordos a los pronósticos negativos y regresó a las canchas. Es evidente que su fuerza de voluntad contradice lo escrito. Y es justamente por eso que resulta imprevisible sentenciar su destino. Aunque desde hace dos años y medio él tiene muy en claro que no va a retirarlo una grave lesión. Ni cuatro.