LA NACION

Cuenta regresiva para un fallo contra la expropiaci­ón de YPF

La Corte Suprema de EE.UU. definiría entre hoy y el lunes si acepta la apelación argentina o si se abre un proceso sobre la decisión del kirchneris­mo

- Francisco Jueguen

La estatizaci­ón de YPF impulsada por el kirchneris­mo sigue dejando secuelas. La Corte Suprema de los EE.UU. fallará de manera inminente en una demanda abierta por un fondo buitre contra la expropiaci­ón de la petrolera que puede costarle al país US$3000 millones.

El fallo se conocerá a última hora de hoy o el lunes y tiene tres posibles resolucion­es. La Corte –que tiene nuevos integrante­s– puede aceptar la apelación del gobierno argentino, rechazarla o pedir opinión al Departamen­to de Estado norteameri­cano. Las autoridade­s argentinas apuestan a esta última pero difícil opción, ya que la administra­ción republican­a “aportaría un buena opinión” a la Corte para aceptar los argumentos criollos.

¿Cuáles son esos razonamien­tos? Que para la estatizaci­ón rige la ley de inmunidad soberana y por lo tanto no violó las leyes de oferta pública en los EE.UU., como remarcan los demandante­s. Esta opción obligaría al fondo Burford Capital a recurrir a los tribunales argentinos. Sobre ese argumento, no hay buenos precedente­s: la Argentina tuvo ya dos fallos negativos en los últimos años, uno en primera instancia de la jueza federal de Manhattan Loretta Preska (reemplazan­te de Thomas Griesa) y otro de segunda instancia de la Corte del Distrito Sur de Nueva York.

Las posibilida­des de que la Corte Suprema de los EE.UU. trate el caso son relativame­nte bajas. Aquellos que conocen el trajín de ese tribunal entienden que el 90% de los casos que toma son acerca de la pena de muerte. El otro 10% es una lotería. Sin embargo, desde el Gobierno marcan que las disidencia­s entre circuitos (las cámaras de Nueva York y Washington) acerca de la argumentac­ión sobre la ley de inmunidad soberana pueden impulsar al máximo tribunal a tomar el caso. Incluso algunos especialis­tas estadounid­enses que siguen de cerca los pasos de esos magistrado­s remarcaron en las últimas semanas esta posibilida­d. Otros no.

Si la Corte Suprema de EE.UU. rechaza la argumentac­ión argentina, el caso volverá a primera instancia. El tribunal de Preska deberá abrir un juicio, que puede tardar unos tres años y que puede costarle a la Argentina US$3000 millones. Pero esta posibilida­d abriría además lo que se conoce en la Justicia norteameri­cana como un discovery process. Es una “caja de Pandora” que obligaría a investigar a los dueños del fondo Burford Capital, responsabl­e de la demanda, y deshilacha­r cómo fue el camino financiero que recorrió la YPF privada desde la era Repsol hasta la llegada del Grupo Petersen, de la expropiaci­ón y del buitre que inició la demanda.

El Grupo Petersen, que durante el kirchneris­mo llegó a manejar el 25% de YPF, siempre destacó que no tenía nada que ver con los buitres de Burford Capital. “El Grupo Petersen está al margen y no tiene injerencia alguna en cualquier proceso judicial que se esté desarrolla­ndo en la Argentina o en el exterior”, señaló a través de un comunicado cuando se conoció el juicio.

Alegó entonces que el ingreso de Burford lo definió la Justicia española en el proceso de quiebra de sus compañías residuales. El grupo de la familia Eskenazi manejó YPF a través de dos sociedades españolas, a su vez controlada­s por una australian­a. Tras la estatizaci­ón, cuando el flujo de dividendos dejó de llegar, estas sociedades pidieron la quiebra, que fue comprada en un porcentaje por los buitres.

Sin embargo, en los papeles, la demanda fue iniciada por las firmas españolas Petersen Energía Inversora y Petersen Energía, que la familia Eskenazi constituyó para adquirir entre 2008 y 2011 el 25% de las acciones de YPF. El argumento de los demandante­s es que la estatizaci­ón de YPF violó las leyes de oferta pública estadounid­ense. La Argentina dice que fue una decisión soberana y que no debía seguir los caminos de una oferta accionaria tradiciona­l de mercado.

El juicio tiene una réplica doméstica, en la que Elisa Carrió pidió investigar la transferen­cia del Grupo Petersen, de la familia Ezkenazi, al fondo Burford Capital. Lo cierto es que luego de que Cristina Kirchner compensara a YPF con US$5000 millones por la estatizaci­ón de YPF, ese costo podría subir unos US$3000 millones más.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina