Ex-Asilo Unzué, un edificio histórico que está en riesgo
Por la falta de mantenimiento, en un sector avanza el deterioro; sus administradores exigen al Gobierno los fondos asignados para restaurarlo
MAR DEL PLATA.– Todo está listo sobre el ala norte para recibir al público. Hasta 18.000 personas en una sola jornada, récord de la temporada pasada. Al aire libre habrá recreación y juegos para chicos y una feria de emprendedores. Adentro, un teatro impecable, galerías y salones con formato de museo, que muestran la historia de un edificio centenario que fue asilo de huérfanos y hoy es un espacio cultural.
La historia es otra en el cuerpo de construcción que da a la calle Santa Cruz. El contraste entre una mitad y la otra está a la vista desde la propia fachada, derruida por la acción del mar y la falta de mantenimiento, y es mayor a medida que se desciende por las escaleras de mármol rajado, bajo cielorrasos de los que se desprenden ladrillos y mampostería. En los subsuelos el piso llega a tener varios centímetros de agua acumulada por las inevitables filtraciones. El peligroso deterioro se vuelve aún más relevante por el derrumbe de los balcones, que causó la muerte de una mujer y su hija, el 29 pasado.
Construido por las hermanas María de los Remedios Unzué de Alvear y Concepción Unzué de Casares como hogar para niñas pobres y desamparadas, y donado luego al Estado, buena parte del ex-Asilo Unzué, sobre el bulevar Peralta Ramos, cerca de la playa La Perla, tambalea hoy sobre vigas apuntaladas, paredes agrietadas que ceden y ventanales que penden de bisagras oxidadas.
Los fondos para continuar con las mejoras necesarias (más de $43 millones para la cuarta etapa del plan) estaban contemplados en el presupuesto 2018. La partida la dispuso el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, responsable del inmueble, pero en lugar de enviarla a la Cooperadora Unzué, administradora y ejecutora de las obras, la remitió al Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda. Desde allí nunca llegó a destino y se corre el riesgo de que, cerrado el año, ese dinero se direccione a otros fines distintos al previsto. la nacion se comunicó reiteradas veces con el Ministerio del Interior, pero no respondieron sobre el tema.
La suma corresponde a un plan de trabajo que data de 2014, con lo que el paso del tiempo y la inflación licuaron mucho de lo que se pretendía concretar. Y se perderá aún más si sigue pasando el tiempo y no se logra disponer del capital para los materiales, operarios y profesionales necesarios para la restauración.
“Toda la obra es un proceso costoso y lento, pero tenemos miedo de que se venga abajo”, reconocen los especialistas que son parte de este proyecto, que se interrumpió hace cuatro años cuando dejaron de fluir las partidas para costear las reparaciones.
Elida Orellano Vázquez, presidenta de la Asociación Cooperadora del Instituto Unzué, señaló que desde esta entidad logran acompañar con lo necesario para dar respuestas a servicios sociales que se dan en el edificio. “Lo importante es que el Estado nacional asuma su responsabilidad y envíe los fondos que ya estaban asignados a esta obra”, remarcó.
Hasta el oratorio, reconocido en la historia de la arquitectura argentina por su particular estilo bizantino y declarado monumento histórico nacional, sufre las consecuencias de la falta de recursos para obras de reparación. Hay piezas de enorme trabajo que se están cayendo desde la muy vistosa cúpula.
El plan de restauración y recuperación del edificio transcurría su cuarta etapa. Completada la obra en el ala norte, correspondía avanzar en la reparación de terrazas. El arquitecto Alejandro Novakowsky, especialista en patrimonio, afirma que el riesgo edilicio es grande en el ala sur y que el deterioro es permanente, porque por las lucernas entra agua, y también en la capilla, donde hay daños importantes en los arcos.
La respuesta sobre el destino de aquellos $43 millones la esperan de la Dirección de Gestión de Obras del Estado de la Nación. Allí no lograron que se libere la partida.