LA NACION

Rogelio Gracia, el actor uruguayo que llevó su talento por el mundo

Con la obra Tom Pain, del norteameri­cano Will Eno, se presentará desde mañana en Buenos Aires; un intérprete que logra conmover desde la narración y múltiples posibilida­des expresivas

- Carlos Pacheco

Uno de los proyectos escénicos más destacados de las dos últimas temporadas montevidea­nas, Tom Pain (Basado en nada), del norteameri­cano Will Eno, regresa a Buenos Aires. Se trata de un texto provocador para un gran actor. Y a partir de mañana comenzará a presentars­e en El Camarín de las Musas.

Durante febrero de 2017 se estrenó en la sala Zabala Muñiz del Teatro Solís protagoniz­ado por Rogelio Gracia, bajo la dirección de Lucio Hernández. Era la primera vez que Gracia llevaba a escena un unipersona­l y lo enfrentó con unas ganas inusitadas. Un par de años antes un amigo le había acercado el texto y le dijo: “Vi esta obra en Nueva York y siento que es para vos”. Y desde ese momento el intérprete inició un proceso de investigac­ión que parece no detenerse porque, desde aquel verano, el espectácul­o no ha parado de presentars­e en diversos escenarios uruguayos. Hizo funciones en ciudades de España, Chile y una breve temporada en la sala El Extranjero de Buenos Aires.

Rogelio Gracia comenzó su carrera profesiona­l a fines de la década del 90. Montevideo vivía un tiempo de excitación especial. Propuestas de los más destacados directores del teatro local se mezclaban con proyectos de jóvenes creadores que buscaban renovar el espacio escénico uruguayo. Era un tiempo, además, en el que se intentaba generar un espacio para la ficción televisiva uruguaya, proyecto que lamentable­mente duró muy poco.

El actor comenzó a transitar los más diversos espacios del quehacer actoral y siempre con buenos resultados. Trabajó en teatro dirigido por Héctor Manuel Vidal, Roberto Jones, Dumas Lerena, Omar Varela, Margarita Musto, Jorge Denevi, desarrolla­ndo propuestas tan opuestas como El método Grönholm, de Jordi Galcerán; Un dios salvaje, de Yasmina Reza; Clase, de Guillermo Calderón, o Final de partida, de Samuel Beckett. En televisión y cine, al lado de Israel Adrián Caetano, participó de las películas Francia y Mala.

Pero hubo un proyecto para el que lo convocaron que le posibilitó comenzar a viajar. Fue Gatomaquia, de Lope de Vega, una propuesta muy contemporá­nea dirigida por Héctor Manuel Vidal.

“Era la época en la que me quería ir del país –cuenta el actor–. Es algo que le sucede a muchos uruguayos, enseguida que empezás a trabajar te planteás irte. Una cuestión muy local. Uruguay es muy chiquito. Me incentivab­an bastante a hacerlo. Finalmente desistí. Después encontré la fórmula de viajar con el teatro o empecé a trasladarm­e a Buenos Aires, a Venezuela, a Bolivia, a filmar. Ahora voy adonde esté el trabajo”.

Un problema de salud lo obligó a estar parado un tiempo. En esa época tomó contacto con la dramaturgi­a de Will Eno y, sobre todo, con un texto estrenado en 2005 en el Festival de Edimburgo donde obtuvo un premio Fringe.

“A Tom Pain me la habían pasado hacía un tiempo largo y descubrí que con esta obra debía largarme a capitanear un proyecto. Hasta ese momento hacia las cosas que me ofrecían. Al comienzo miraba la obra como quien observa detrás de una vidriera y ahí me empecé a plantear que tenía que activarme y hacerla mía. Tom Pain me enganchó por el humor y la profundida­d con que el autor toca diferentes cuestiones. El material transita con mucho humor temas como el dolor, el desamparo, la desatenció­n infantil y sus consecuenc­ias en la vida adulta. Temas existencia­les y hasta filosófico­s se conjugan de forma muy vital. La calidad de la escritura, el vuelo poético que adquiere por momentos, hacen recordar el universo beckettian­o”, explicó.

En escena, un hombre se propone contarle su historia al público. Narrará tres momentos de su vida dolorosos y que han dejado huellas en su existencia: la historia de una picadura de abeja, la relación entre un niño y su perro, y cierta experienci­a con una mujer. Lo interesant­e es que lo hará con una honestidad tal que el espectador, de inmediato, ingresará en su mundo y hasta encontrará muchos puntos de contacto con la realidad de Pain.

El monólogo está especialme­nte concebido por su autor para promover una fuerte ligazón con la atención de un escucha que debe ser capaz de dejarse atravesar por la emoción del narrador. Rogelio Gracia realizó una adaptación muy particular, siempre en contacto con el autor, para lograr que Pain resulte un personaje de caracterís­ticas muy locales.

Es una historia dolorosa, descripta con humor y mucha pasión que comenzará a posicionar­se, segurament­e, en el circuito alternativ­o local. Permitirá descubrir un intenso material dramatúrgi­co y a un actor con múltiples posibilida­des expresivas, muy reconocido en su país y que se abre camino ahora en la Argentina.

Tom Pain (Basado en nada)

El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960. Sábados, a las 21.

 ??  ?? El actor, muy conocido en su país, vuelve a la escena porteña
El actor, muy conocido en su país, vuelve a la escena porteña

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina