LA NACION

Muy presente en una muestra, films y la restauraci­ón de Los girasoles

muestra. “Van Gogh Alive” sorprende en el Círculo de Bellas Artes de Madrid con una experienci­a interactiv­a; Willem Dafoe, protagonis­ta de una biopic

- Silvia Pisani

MADRID–. Entre películas y montajes con nueva tecnología, este año parece ser otro de fiebre por Van Gogh. Las produccion­es para retratar la pasión, el genio y el drama en la vida del artista holandés, que murió a los 37 años de un disparo en la cabeza, parecen no tener fin y prometen tener su espacio también esta temporada. “No hay riesgo de cansarse. Su persona y su obra son inagotable­s”, dicen los expertos, a quienes no sorprende el fenómeno. Pocos artistas –afirman– tienen la capacidad de conectar y fascinar con la emoción del gran público como este pintor obsesionad­o y que, a la vez, encarna como nadie la paradoja del rechazo más absoluto en vida y el reconocimi­ento masivo tras su muerte. Dicho en los duros términos de la balanza contemporá­nea, un perdedor que murió pobre y rechazado, sin paladear si quiera una gota de la gloria que llegó luego. En Madrid acaba de abrir sus puertas “Van Gogh Alive”, una muestra interactiv­a que combina imágenes en movimiento, luz y música para sumergir al espectador en el universo del pintor.

Para dentro de algunas semanas se espera aquí el estreno de A

las puertas de la Eternidad, la nueva película sobre la vida de artista. Protagoniz­ada por Willem Dafoe, que parece haber nacido para darle vida al personaje, y bajo la batuta del director y también pintor Julian Schnabel, se la anuncia para el 7 de marzo en Buenos Aires.

Antes de eso, hace un año, fue la producción animada Loving Vincent; una exploració­n de los días finales del artista, basada en fotogramas creados por un centenar de pintores que usaron su mismo estilo para darle forma. Algo jamás hecho previament­e. Todo, sobre la estela que, hace solo tres años, dejaron en ciudades europeas las múltiples exposicion­es y montajes por los 125 años de su muerte. Hubo hasta una bicisenda inspirada en su obra.

¿Por qué esa fascinació­n inagotable? “El espectador es hoy capaz de descubrir el dolor que el artista experiment­ó y cómo ese sentimient­o se transforma en belleza de la mano de su pincel”, dice Asunción Domeño, de Historia del Arte de la Universida­d de Navarra.

Silaconexi­ónconlaemo­ción,más que el análisis técnico de su paleta, es la respuesta clave o no, eso está por verse. Lo que está claro es que en eso, en el apoyo sobre los sentidos parecen sustentars­e las produccion­es de este año. “Se suele pensar que ya se sabe todo lo que hay que saber de él”, admitió Schnabel, como concesión a la tesis de la pretendida repetición. “Pero esta no es una película sobre Van Gogh, sino sobre ser Van Gogh, ser un artista”. La misma fórmula, en otras pantallas, podrá verse a partir de marzo en los cines porteños, pero es un argumento similar al que explica la muestra “Alive”, que por estos días triunfa en Madrid. “No se trata de contar una biografía ni de que veas un cuadro. La exposición hace que te sumerjas en el mundo interior del pintor, en lo que él era y sentía”, explicó a Elena Goroskova, la nacion directora de Noamad Art, de la empresa realizador­a y comisaria del espectácul­o.

La muestra se vale de la tecnología para generar una experienci­a audiovisua­l interactiv­a. Imágenes a gran escala se multiplica­n para que el espectador pueda “meterse” en sus obras más famosas. Durante 35 minutos, que es lo que dura un pase, todo –paredes, piso, columnas– se vuelve Van Gogh. La única sombra es la que proyectan los espectador­es. ¿Es esta la nueva forma de apreciar el arte? Nadie pretende sustituir a los museos tradiciona­les. “Yo no diría que esto es una muestra sino más bien un espectácul­o. Y creo que es algo maravillos­o porque permite el acceso a una visión diferente de la obra, con la posibilida­d de ser parte de ella, disfrutand­o de detalles que, si no, tal vez serían de difícil apreciació­n”, opinó la artista plástica Silvia Goytía, quien ya accedió a “Alive” en otras ciudades. coincidió en esto con los organizado­res y sumó la apuesta por un genio adorado por todos. “No hay quien no sepa algo de su vida aunque no le interese el arte. Van Gogh es más que eso. Un luchador contra todas las barreras, armado solo con un pincel y con una carbonilla”, dijo Goytía. Una oferta que apunta a explorar más el corazón del artista como el motor capaz de concebir la obra.

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Archivo Los cielos estrellado­s del pintor cobran vida

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