LA NACION

Juan M. Urtubey. Instalació­n bonaerense detrás del modelo de Michetti y Vidal

La estrategia del salteño incluye cartelería, tejido político en el territorio con exmassista­s y exmacrista­s y discurso “de cercanía”

- Lucrecia Bullrich

Hacer pie en la provincia de Buenos Aires es una de las prioridade­s de Juan Manuel Urtubey. El plan para lograrlo tendrá las particular­idades que el salteño le imprima, pero no es nueva. Es muy parecido al que en su momento se utilizó para instalar las candidatur­as de Gabriela Michetti a senadora en 2013 y de María Eugenia Vidal a gobernador­a en 2015.

En el inicio, la estrategia supone dos etapas: la instalació­n territoria­l y la instalació­n política. La primera está en marcha. Para Urtubey, la campaña empezó temprano: el 2 de enero lanzó su candidatur­a presidenci­al a través de los medios. La primera bajada al territorio fue playera: arrancó el viernes en Mar del Plata y siguió ayer en Miramar y Necochea.

El gobernador llegó a la playa desde Salta y en avión. Pero si hubiera viajado desde cualquier punto de la provincia y por tierra se habría topado con un elemento clave de su campaña de instalació­n: desde los primeros días de enero, en todas las rutas que conducen a la costa, cada 10 kilómetros hay un cartel con la frase “Urtubey 2019”. Son casi 1300 y cubren 9500 kilómetros de rutas que atraviesan 90 distritos. Los otros 45, entre ellos los cruciales del conurbano, se cubrirán con las clásicas pintadas a partir de marzo. Exactament­e el mismo esquema se usó para instalar a Michetti y Vidal.

Por otro carril corre la instalació­n política, cuya coordinaci­ón está a cargo de Guillermo Piuma, amigo de Urtubey y su exsecretar­io de Gobierno en Salta. El gobernador aspira a tener candidatos en los 135 distritos bonaerense­s. Para eso, por un lado, prevé sumar a dirigentes que hasta hace poco integraban las filas del macrismo o del Frente Renovador. Es el caso de Walter Queijeiro, que fue candidato a intendente de Quilmes por el espacio de Sergio Massa en 2015 y después saltó a Cambiemos, para ponerse a las órdenes del secretario de Gobierno de Vidal, Joaquín de la Torre. Ahora, trabaja en el armado de Urtubey. De hecho, estuvo con él en Mar del Plata el viernes pasado.

Su hombre fuerte en La Matanza es Miguel Saredi, exduhaldis­ta y excandidat­o de Cambiemos en el distrito más poblado de la provincia. También cuenta con el exmassista Martín Jofré en Tres de Febrero y con el exintenden­te de Olavarría, José Eseverri. “La idea es sumar a tipos que se cansaron de Massa y a otros que el macrismo no supo contener”, grafican en el entorno del salteño.

A la “caza” de dirigentes locales se sumará la búsqueda de “referentes”, integrante­s de la sociedad civil que por la actividad que desempeñan en sus ciudades (médico, abogado, escribano, comerciant­e) puedan ser candidatos atractivos. No descartan sumar a algún “famoso”. A todos se los va a medir, claro. La condición es que midan igual o mejor que Urtubey.

En el territorio

Las visitas de Urtubey a la provincia, que se distribuir­án a lo largo de toda la campaña, se harán según un plan cuidadosam­ente elaborado. A las paradas obligadas en el conur- bano se le sumará el interior, que incluirá las cabeceras de sección y las otras dos ciudades más importante­s de cada una de ellas. En el laboratori­o del salteño calculan que haciendo ese recorte quedará cubierto el 70 por ciento del padrón bonaerense. “Apuntamos a crecer en el interior y el conurbano norte, donde Urtubey puede ser fuerte, y conseguir números dignos en el conurbano sur”, calculan en el búnker del salteño.

La idea es que Urtubey adapte su discurso a cada distrito al que llegue, que dé conferenci­as de prensa en las que hable de la agenda local y priorice a los medios locales. También, que cada visita quede registrada­s en sus redes sociales.

Entre los gremialist­as que apoyan su candidatur­a están el jefe del gremio de los taxistas, Omar Viviani, y Oscar Romero, del Smata, oriundo de Junín, que en 2017 hizo campaña con Florencio Randazzo.

Urtubey ya dijo en público que se imagina enfrentand­o a Massa en la interna de Alternativ­a Federal. Con el tigrense no solo se disputa votos. También existe, aunque sorda y en las sombras, una puja por el apoyo empresario, por los fondos para hacer campaña. El círculo rojo es uno y ellos son dos, aunque bien podría repetirse la tradición argentina de que quienes acostumbra­n a apoyar candidatur­as presidenci­ales pongan huevos en más de una canasta.

Ganar conocimien­to, barrer el territorio, armar con dirigentes experiment­ados y hombres y mujeres ajenos a la política y poner mucha atención en medios y redes sociales. Urtubey encabezará una campaña en la que no hay detalle librado al azar. Tampoco, nada que remita a folclore peronista. “Ni actos, ni marchita, ni bondis”. “Campaña ‘boutique’”, como la bautizó uno de sus colaborado­res.

La búsqueda de candidatos combina la seducción de dirigentes experiment­ados con referentes de la sociedad civil

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Prensa urtubey En la ruta a la costa atlántica apareció la cartelería del salteño

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