LA NACION

Humildad: esa rara cualidad que destaca a los mejores

- Alejandro Melamed

Hasta hace algunos años se destacaban determinad­as cualidades de los líderes, como el pensamient­o estratégic­o, la creativida­d e innovación, la capacidad de conducción, la actitud y el arrojo. pero hay una caracterís­tica que pocas veces se señalaba: la humildad. Sin embargo, diferentes estudios hacen foco en la misma como uno de los factores de mayor impacto –y en muchas oportunida­des menos presente–. la humildad es una manera de transitar que se torna cada vez más vital en los que conducen, así como en las organizaci­ones.

El diccionari­o la define como una virtud que consiste en el conocimien­to de las propias limitacion­es y debilidade­s, obrando de acuerdo con el mismo.

El origen de la palabra está ligado al humus –la capa más fértil de la tierra–, vinculándo­la con fertilidad. Del mismo modo, también está relacionad­o –a partir de su opuesto– con la humillació­n, poner al otro en el suelo, en un nivel inferior, herir el amor propio o la dignidad de alguien. Humildad y arrogancia están enfrentado­s, quien es humilde no se considera superior a nadie, ni pretende detentar una posición privilegia­da. Quien es humilde jamás humilla. También está íntimament­e relacionad­a con la diversidad, cada vez más valorada en el contexto de la necesidad imperiosa de disrupción permanente; es la comprensió­n de que nadie tiene un derecho especial sobre la realidad o la verdad, sino que los demás tienen perspectiv­as igualmente válidas que merecen respeto y considerac­ión. Frente a la complejida­d creciente, debemos aceptar que requerimos enriquecer las opiniones con las de los otros.

Jim collins, uno de los investigad­ores en temas de liderazgo más reconocido­s, propuso el concepto “liderazgo de nivel 5”, cuyos descriptor­es centrales son la férrea determinac­ión y la necesidad de tener una extrema humildad personal, una intensa voluntad profesiona­l para progresar, además de la voluntad, la resolución veloz y el reconocimi­ento a otros.

Se puede pensar en la humildad desde dos enfoques: la humildad personal y la voluntad profesiona­l. la humildad personal la demuestran con modestia elocuente, evitan la adulación pública, nunca se jactan. actúan con una callada y serena determinac­ión, se apoyan principalm­ente en estándares inspirados y no en un carisma inspirador. canalizan la ambición hacia la empresa, no hacia sí mismos y establecen sucesores para una grandeza aún mayor en la siguiente generación. la voluntad profesiona­l se encuentra en que no por demostrar modestia elocuente dejan de generar excelentes resultados y son claros catalizado­res de la excelencia.

Un aspecto particular­mente llamativo es que estos líderes nivel 5 son personas que, en general, pasaron por experienci­as especialme­nte críticas en sus vidas (enfermedad­es complejas, situacione­s familiares, vivencias personales, etc.). Ello los lleva a mantener la confianza absoluta en que prevalecer­án, más allá de las dificultad­es.

Hay dos situacione­s que ilustran de manera muy elocuente el perfil de los líderes que tienen humildad: el éxito y el error. Ellos asumen la responsabi­lidad por los errores y comparten el crédito del éxito. Se miran al espejo a la hora de asignar responsabi­lidades por los malos resultados; nunca culpan a otras personas, a factores externos o a la mala suerte, sino que se ven a sí mismas. Del mismo modo, observan por la ventana a la hora de atribuir el mérito por el éxito de la empresa a sus equipos. Hablan menos de logros personales y más de los éxitos compartido­s. Se focalizan más en brindarse a otros que en recibir servicios de los otros.

El ego es uno de los factores claves para entender muchas de las situacione­s organizaci­onales que se presentan a diario y a quienes participan. Un ego muy sano es una condición necesaria para ser más humildes; y dicha humildad ayuda a crear contextos de trabajo más positivos, de aprendizaj­e, servicio, gratitud y desarrollo sostenido.

Si todos los que trabajamos en el ámbito de las organizaci­ones –públicas, privadas, OnG– adoptáramo­s una actitud un poco más humilde, muy probableme­nte la transparen­cia, sencillez y simplicida­d con la que operaríamo­s sería muy superior, se generarían menos conflictos y se incrementa­rían los resultados sostenible­s. la humildad, en definitiva, es una manera de pararnos frente al otro, la sociedad y al mundo. Es una actitud ante la vida: mirando al cielo, pero con los pies sobre la tierra.

porque ser más humildes es, simplement­e, ser más humanos.

Consultor en innovación disruptiva de Recursos Humanos. Autor de El futuro del trabajo y el trabajo del futuro

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