Tabaré Vázquez pierde respaldo en el decisivo año electoral
Las críticas a su gestión podrían complicar las chances del Frente Amplio, en el poder desde 2004
DEL ESTE.– El presidente de Uruguay enfrenta un verano amargo: el año electoral se inicia con rechazo popular, candidatos oficialistas que buscan tomar distancia sutilmente de su gestión y con una imagen no deseada en el horizonte: que Tabaré Vázquez tenga que pasarle dentro de un año la banda presidencial a un adversario, lo que de concretarse pondría fin al ciclo en el poder del Frente Amplio.
En el campo uruguayo hay un malestar grande con Vázquez y con el Frente, y por eso convocaron a otra movilización veraniega, el miércoles 23 de enero, para protestar y plantear medidas al próximo gobierno.
En Montevideo y en el interior del país crece la alarma por la inseguridad y hay disconformidad porque no se cambia a las autoridades de control policial. A eso se suma el enredo de explicaciones de por qué no se condena a Venezuela y Uruguay queda con su postura alejado de los países democráticos.
Entre la población más pobre, el 52% desaprueban este segundo gobierno de Vázquez, el tercero consecutivo del Frente, y apenas 23% expresan satisfacción con la gestión presidencial.
Esos números son muy duros para una figura central de la política uruguaya como Tabaré Vázquez: desde el otoño de 1990, es el político con mayor simpatía popular, solo superado en algunos meses por José “Pepe” Mujica.
Vázquez ganó las elecciones de 1989 como intendente de Montevideo y en 2004 condujo al Frente Amplio al gobierno nacional, que asumió en marzo de 2005. Aunque quiso imponer a su ministro de Economía Danilo Astori para sucederlo, Mujica le ganó la pulseada interna y lo sucedió en el puesto en 2010. El dirigente del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T y MPP) le devolvió la banda presidencial en 2015.
Este año, el 30 de junio habrá elecciones primarias para que cada partido elija su candidato presidencial. El 27 de octubre será la primera vuelta de los comicios y el 24 de noviembre, en caso de ser necesario, el ballottage. El Frente Amplio aparece amenazado por la oposición, que viene tejiendo desde hace meses una alianza para formar coalición de gobierno.
El Frente ha perdido votantes que se han sentido desilusionados por la gestión, por el tratamiento de casos de corrupción durante el gobierno de Mujica y por ciertas posturas en materia de política internacional. Mientras que en la última campaña electoral tenía, a esta altura del período, una intención de voto de 40% a
45%, esta vez se mueve en una banda que va de 30% a 35%.
“Más de la mitad de los uruguayos consideran que el gobierno está haciendo mal las cosas; se constata una desaprobación de la gestión de Vázquez del 52% y quienes dicen que aprueban la tarea del mandatario son un 24%. El restante 23% se mostró indiferente”, dice el director de opinión pública de Equipos Consultores, Ignacio Zuasnabar. “El actual nivel de desaprobación a un jefe de Estado no se daba desde que Jorge Batlle ocupaba el sillón presidencial”, destacó el politólogo.
El aumento del delito y la percepción de la gente de que no hubo voluntad política para enfrentar el problema con decisión, la pérdida de empleo luego de una década de bonanza con plena ocupación, los costos altos para producir, han generado un combo de malestar popular permanente. A eso se suman temas que son importantes para una parte del electorado, que no tolera la postura suave ante el chavismo.
Además, Vázquez heredó problemas del gobierno de José “Pepe” Mujica que golpearon duro su gestión: el despilfarro en empresas estatales complicó la restricción presupuestaria y salieron a la luz manchas de corrupción en negocios petroleros y otros vinculados al chavismo venezolano. El compañero de fórmula de Tabaré, Raúl Sendic, ahijado político de Mujica, debió renunciar a la vicepresidencia ante la inminencia de un proceso penal.
“La gran pregunta es cómo será la evaluación en su último año de gestión y cuánto influirá en la decisión de voto, porque como no hay reelección, el electorado puede decir que alcanza con cambiar de presidente y no de partido, pero el oficialismo enfrenta una campaña difícil”, advirtió Mariana Pomies, de la consultora Cifra.