LA NACION

catalejo

- Ariel Torres

La semana pasada la Agencia Nacional de Seguridad Vial y la provincia de Buenos Aires anunciaron la colocación de ocho nuevos radares de velocidad fijos en el Acceso Norte. Serán bienvenida­s.

Circulo por ese corredor –nunca mejor usada la palabra– todos los días, dos veces por día, desde hace más de tres años. Cada jornada, sin falta, se producen uno o varios accidentes. En ocasiones, hay que lamentar víctimas fatales. Cosa que, en una vuelta de tuerca demencial, hemos terminado por naturaliza­r. Los viernes, los choques son una epidemia. Todos los viernes. Nunca falla. Parece un cuento siniestro de ciencia ficción.

Pero no. Observarno­s manejar es mirar el retrato de nuestra sociedad. La inmensa mayoría respeta las normas. Algunos despistado­s circulan a marcha lenta por los carriles rápidos. Y luego está el puñado de pícaros de siempre. Zigzaguean con temeridad, no respetan las distancias de frenado, las normas no son para ellos. Pero tarde o temprano las leyes del movimiento de Newton, implacable­s, conducen a una tragedia. Imagino, como los veo hacer todo el tiempo, que frenarán ahora, cuando se aproximen a los nuevos radares, y luego seguirán su carrera mortal. Porque total no pasa nada.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina