LA NACION

los Gladiadore­s abren la ruta de las tres finales

en la caída ante suecia, la argentina apostó por el recambio y guardó energías para los duelos con egipto, Angola y qatar

- Fernando Vergara

La derrota pesada frente a un gigante del handball como Suecia por 31-16 no desviará el foco de los Gladiadore­s en el Mundial de Alemania-Dinamarca. Hoy comenzará lo más trascenden­te para el conjunto argentino, la etapa que le permitirá –o no–, soñar con el acceso a la segunda rueda. Llegar al inicio de la semana con un punto en la tabla de posiciones era lo ideal dentro de los planes del entrenador Manuel Cadenas y todo el selecciona­do. Pasaron los dos adversario­s más fuertes del Grupo D –Hungría, el otro– y a la Argentina se le vienen Egipto, Angola y Qatar. A todos se los mira con respeto, perotambié­n todos son los apuntados a vencer.

Si en la antesala era una quimera vencer a Suecia sin las principale­s figuras de la Argentina –Diego Simonet, Federico Pizarro y Pablo Vainstein quedaron al margen de esta competenci­a por estar lesionados–, mucho más difícil asomaba la hazaña con los otros referentes guardando energías para el cruce de hoy contra los egipcios. Por caso, Sebastián y Pablo Simonet (la figura ante los húngaros) tuvieron escaso rodaje contra los escandinav­os y Gonzalo Carou, el capitán, tampoco jugó porque se recupera de una molestia en el isquiotibi­al.

Así, frente a Suecia, el entrenador español Cadenas reservó varias de las buenas cartas y aprovechó el compromiso para brindarles minutos a exponentes que habitualme­nte son piezas de recambio. Vale un ejemplo para graficar la situación: de los 16 tantos que ayer anotó la Argentina, seis fueron marcados por jugadores que están disputando su primer Mundial. Manuel Crivelli, una de las revelacion­es en los primeros dos compromiso­s, hizo dos goles; dos fueron de Guillermo Fischer, uno de Ramiro Martínez y uno de Gastón Mouriño. Es más: Crivelli, Martínez y Fischer están disputando su primera competenci­a oficial con la camiseta celeste y blanca. El máximo goleador argentino fue el experiment­ado Federico Fernández, con seis.

Palicka, ese arquero ideal

En el Royal Arena de Copenaghe, el grupo de debutantes albicelest­es mostró buenas señales y confirmó que el equipo está para la pelea en el Grupo D. No obstante, quedó claro, los planes argentinos resultaron insuficien­tes para soñar con algo grande, como sucedió cuando vencieron a Suecia en el Mundial 2011 en su casa. Principalm­ente en el segundo tiempo sintieron el desgaste y la experienci­a de los jugadores europeos jugó su propio encuentro. Suecia, cuatro veces campeón del mundo, aparece como uno de los grandes favoritos a festejar en esta cita. Miles de escandinav­os se acercaron ayer al estadio para apoyar a su equipo en el país vecino.

El equipo argentino se marchó con bronca por no poder aprovechar las chances, pero enfrente tuvo al jugador más valioso del partido, el arquero Andreas Palicka. Una muralla, que también había sido clave en el cruce que la Argentina perdió holgadamen­te en el Mundial de Francia 2017. En aquella ocasión, los suecos festejaron por 35-17. Ayer, Palicka frustró la mayoría de los intentos albicelest­es, terminó con 16 atajadas, 56% de eficacia y siempre respondió en los momentos determinan­tes del encuentro.

Motivos suficiente­s para entender hacia dónde se direcciona el objetivo argentino. Ya se pasó la página. Hoy, el oponente de la Argentina será Egipto, un rival generalmen­te de su estatura, que perdió sus dos encuentros en este Mundial. Será una de las primeras tres “finales” para un plantel que nunca deja de soñar.

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AFP lucas moscariell­o intenta lanzar ante la muralla sueca

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