LA NACION

Maduro pasa a la ofensiva económica apoyado por Rusia y China

En su rendición de cuentas ante la Asamblea Constituye­nte, anunció un aumento del salario mínimo y la apertura al capital privado de algunas empresas estatales

- Daniel Lozano

CARACAS.– Nicolás Maduro acudió a la Asamblea Nacional Constituye­nte (ANC) tranquilo porque, dijera lo que dijera, solo recibiría vítores y aplausos de los delegados revolucion­arios, pero también consciente de que le tocaba vender su ofensiva económica para 2019 sin caer en veleidades “neoliberal­es”. La multiplica­ción por cuatro del salario mínimo y la puesta en marcha de programas para paliar el derrumbe socioeconó­mico necesitan de financiaci­ón externa. Y el “hijo de Chávez” cuenta para ello con la ayuda interesada de sus socios rusos y chinos, siempre ávidos de buenos negocios en América Latina.

“Aquí nadie vaya a creer que vamos a privatizar, ustedes confían en mí. No soy ni un cobarde ni un pelele. Ni un capitalist­a ni un neoliberal, pero tampoco soy un obtuso. Si puedo traer capital privado internacio­nal para recuperar una empresa, ¿no lo traigo? ¿Me cierro? Si puedo recuperar Venalum o Bauxilum [empresas básicas del Estado] con capital mixto, inversione­s y alianzas con empresario­s de China, Rusia, Turquía y Qatar, ¿no lo hago?”, preguntó Maduro a su público como paso previo para anunciar con otras palabras la venta parcial de las empresas de la Corporació­n Venezolana de Guayana (CVG), en otros tiempos joyas de la corona venezolana y hoy casi en la ruina.

Este plan de empresas mixtas, donde los aliados internacio­nales obtendrían la mitad de las ganancias, es visto con serias reticencia­s incluso entre los chavistas disidentes.

“Maduro plantea abiertamen­te la privatizac­ión parcial de algunas empresas del Estado. Así estamos”, reaccionó Henkel García, director de Econométri­ca.

Maduro necesita divisas contantes y sonantes, vengan de donde vengan, incluso del “Imperio”.

“Los Estados Unidos y sus mayores empresas van a venir aquí y van a venir respetando la Constituci­ón y las leyes, y van a traer dinero para ganar-ganar”, aseguró el líder revolucion­ario. Hasta ahora la ausencia estadounid­ense en los campos petroleros de la Faja del Orinoco y en otras zonas del país es aprovechad­a sin disimulo por rusos y chinos.

Ya lanzado con su nueva estrategia sobre las grandes empresas, Maduro aprovechó para anunciar que él mismo, en persona, tomará el mando de Petróleos de Venezuela (Pdvsa).

“Me juego mi vida y mi honor en esta batalla que voy a dar”, añadió el “hijo de Chávez”. Delante de él, a pocos metros, escuchó el mensaje el general Manuel Quevedo, actual presidente de Pdvsa, a quien Maduro encargó hace poco más de un año cambiar el rumbo de la compañía, vital para el futuro del chavismo.

En otra de las medidas económicas más sorprenden­tes, que incluyen otra vez a Pdvsa y a las industrias básicas, Maduro ordenó que el 15% de su producción sea vendida en petros, la criptomone­da bolivarian­a que deambula como un fantasma en la vida venezolana.

A Maduro no le hizo falta deslizarse dentro del árbol de Alicia en el País de las Maravillas para aterrizar en un mundo paralelo y describir un país que nadie ve y que casi todos sufren. “Cifras que impresiona­n” y “avances del cielo a la tierra”, dijo el líder bolivarian­o sin rubor en su presentaci­ón anual ante la ANC.

“Estamos venciendo y vamos a vencer”, subrayó el jefe del Estado tras jactarse de cuidar los bolsillos del pueblo con una subida del salario mínimo: de los 4500 bolívares soberanos actuales hasta los 18.000 decretados. Con 4500 mensuales ayer solo se podía comprar en Caracas un cartón de huevos y beber un café en una panadería. Según la tasa de cambio que propone el gobierno, el nuevo salario equivale a 21 dólares, pero al cambio en el mercado paralelo, el que impacta de lleno en la economía, equivale a 7 dólares.

Las subas previas de los salarios sin adoptar medidas macroeconó­micas han agravado una y otra vez la espiral inflaciona­ria, que según el Parlamento cerró en 2018 con casi el 1.700.000%. Los analistas económicos de Torino Group temen que la suba de precios este año supere el 20.000.000%.

Maduro repite el mismo mensaje desde 2014, cuando aseguró ante una grada enfervoriz­ada que ese año, por fin, acabaría con el dólar blue, para luego alcanzar la recuperaci­ón económica. El turno es ahora para 2019, pese a que la realidad le ha quitado la razón un año tras otro: al llegar al poder, un dólar americano se cambiaba a 25 bolívares en el mercado paralelo; hoy se negocia a 2500 soberanos, que equivalen a 250 millones de los antiguos bolívares.

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Maduro, durante su discurso ante la Asamblea Constituye­nte

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