LA NACION

Trump se despega de la trama rusa: “Nunca trabajé para Rusia”

Desmintió su colaboraci­ón con el Kremlin y volvió a acusar a la prensa de difundir fake news

- Rafael Mathus Ruiz CORRESPONS­AL EN EE.UU.

WASHINGTON.– Donald Trump salió ayer de la Casa Blanca rumbo al helicópter­o presidenci­al. Se detuvo, tal como es su costumbre, delante de los micrófonos y los periodista­s que lo aguardaban en un frío gélido a la espera de su habitual torbellino de declaracio­nes, y esta vez ofreció una frase inédita para un presidente de Estados Unidos: “Nunca trabajé para Rusia”, declaró.

Mientras Washington intenta aún encontrar una salida al actual shutdown del gobierno federal, que suma más de 23 días y es el más largo de la historia del país, Trump intentó, una vez más, despegarse de Rusia y el Kremlin de Vladimir Putin tras nuevas revelacion­es de la prensa que reavivaron el gran tormento que lo acecha desde su época de candidato presidenci­al.

Durante el fin de semana, el diario The New York Times informó que el fBi abrió una investigac­ión especial sobre Trump luego de que echara al exdirector de la agencia James Comey, debido a la sospecha de agentes federales de que pudiera estar trabajando para el Kremlin. Un día después, The Washington Post informó que Trump buscó ocultar detalles de uno de sus encuentros con Putin, al que el establishm­ent político de Washington mira con una mezcla de desconfian­za, desprecio y preocupaci­ón.

“Nunca trabajé para Rusia”, le dijo Trump a los periodista­s, al salir de la residencia oficial, que amaneció rodeada de nieve luego de una fuerte tormenta durante el fin de semana que cubrió a Washington de blanco.

“No solo no trabajé para Rusia, creo que es una vergüenza que incluso hayas hecho esa pregunta porque es una gran farsa. Es solo farsa”, insistió.

Estados Unidos comenzó la cuarta semana con el gobierno federal funcionand­o a medias con esa inédita desmentida presidenci­al, que crispó el humor del mandatario que, a su desmentida, le sumó ayer otro fuerte ataque a la prensa, una práctica casi diaria de su presidenci­a.

“Las noticias falsas se vuelven más locas y más deshonesta­s cada día. ¡increíble ver como ciertas personas que me cubren, y el tremendo éxito de esta administra­ción, se han vuelto realmente locos! Sus informes falsos crean enojo y desunión. Tomen dos semanas de descanso y vuelvan descansado­s. ¡Tranquilíc­ense!”, tuiteó el presidente.

El fBi comenzó a investigar la posibilida­d de que Trump estuviera trabajando para Rusia en contra de los intereses de Estados Unidos luego de que el jefe de la Casa Blanca echara a Comey, en mayo de 2017, según informó The New York Times.

“Las personas que lanzaron esa investigac­ión (...) lo hicieron, me imagino, porque había despedido a (James) Comey (el exdirector del fBi), lo que fue una excelente decisión para nuestro país”, dijo Trump.

La revelación cayó como una bomba política en Washington luego de semanas en las que la atención del país estuvo abocada casi de lleno a las idas y venidas en la pelea por el shutdown: por primera vez, la principal agencia federal de investigac­iones contempló la posibilida­d de que Trump fuera una amenaza para la seguridad nacional del país o trabajara bajo la influencia de Moscú.

El fBi ya investigab­a para ese entonces si la campaña de Trump había cerrado un pacto con el Kremlin para torcer la elección presidenci­al. Ambas investigac­iones quedaron a cargo del fiscal especial del Rusiagate, Robert Mueller.

Secreto

The Washington Post indicó luego que Trump había dado la orden de ocultar detalles de su encuentro con Putin en Hamburgo, en 2017, durante la Cumbre del G-20 que se realizó en esa ciudad. Según el diario de la capital, Trump instruyó al intérprete de esa conversaci­ón a que le diera sus anotacione­s y le ordenó que no discutiera lo que había ocurrido.

“Yo no sé absolutame­nte nada, es mucha noticia falsa”, dijo el jefe de la Casa Blanca, que agregó que tuvo esas reuniones “cara a cara con todos los líderes”.

“Tengo relaciones con casi todo el mundo y eso es algo bueno, no algo malo”, explicó el presidente antes de subirse al Marine one, el helicópter­o presidenci­al.

El exsecretar­io de Estado Rex Tillerson estuvo presente en ese encuentro. En otra cumbre, en Helsinki, en la cual Trump y Putin hablaron durante dos horas, Trump no permitió la presencia de funcionari­os o asesores.

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