LA NACION

A pesar de la devaluació­n, los argentinos eligen Río de Janeiro

El mate se cruza con la caipirinha; vendedores ambulantes y comerciant­es hablan castellano y ofrecen descuentos especiales; los precios son parecidos a los del año pasado

- Alberto Armendariz CORRESPONS­AL EN BRASIL Iwao Komiyama

RÍODEJANEI­RO.– Niladevalu­ación del peso, ni el aumento del precio en los hoteles, ni los temores a un brote de fiebre amarilla, ni los asaltos en el morro del Corcovado logran alejar a los turistas argentinos de la “Cidade Maravilhos­a”. Desde pocos días antes de Año Nuevo y hasta ahora, la presencia de visitantes argentinos se siente con fuerza en Río de Janeiro.

En la playa de Copacabana, prácticame­nte sombrilla de por medio, se escuchan acentos de distintas provincias argentinas. Durante todo el día, el mate se mezcla sin miedo con las caipirinha­s sobre la arena y, al atardecer, no faltan en Ipanema y Leblon los fanáticos que aparecen con el fernet para disfrutar a pleno de la puesta de sol en el mar, al lado del morro Dois Irmãos. Al escuchar las primeras palabras en español, los vendedores ambulantes o los empleados de los negocios ensayan algún caluroso saludo y descuentos especiales para los “hermanos” argentinos.

“Soy fanática de Río, de sus bellezas naturales, pero sobre todo de los cariocas. Siempre que vengo de vacaciones acá, me logran contagiar con su alegría y espíritu relajado”, contó a la nacion la profesora mendocina Clara Mirabile, de 41 años, que con su marido, Esteban, 44, dudó en venir por lo difícil que les resultaba conseguir darse la vacuna contra la fiebre amarilla en San Rafael.

Estas primeras semanas del verano no llovió casi nada por acá y los mosquitos que transmiten este virus no han significad­o un gran riesgo, así que la pareja se paseaba tranquila por la rambla de São Conrado una tarde reciente.

Con temperatur­as medias de 35°C, las playas han estado repletas incluso con bastantes bañistas durante algunas noches. En especial, claro, la de Año Nuevo. Según RioTur, el ente de turismo municipal, para Réveillon hubo 2,8 millones de personas en las arenas de Copacabana para ver los famosos fuegos artificial­es; de ellas, 1,4 millones eran turistas, entre los cuales había 155.000 extranjero­s, la mayoría (40%) argentinos, seguidos por chilenos, estadounid­enses, paraguayos y uruguayos.

“No obstante sus problemas económicos, los argentinos son visitantes muy fieles y han ayudado muchísimo a apuntalar el turismo en la ciudad. Este año, la gran sorpresa fue que hubo muchas reservas tempranas, sobre todo en la zona de Barra da Tijuca”, informó Alfredo Lopes, presidente de la Asociación Brasileña de la Industria Hotelera del estado de Río de Janeiro (ABIH-RJ). Resaltó que la tasa de ocupación en los hoteles para fin de año fue del 95% (9% más que el año anterior), y que para todo enero está en 82%. “Se trata de un promedio excelente si tenemos en cuenta que hubo una subida del 8% en los precios”, sostuvo.

Al comerciant­e platense Polo Moreyra, de 51 años, no le importó pagar un poco más para alojarse con su esposa, Florencia, 50, y su hija Agustina, 22, en un hotel de Ipanema frente a la playa. “Hacía diez años que por mis otros dos hijos veraneábam­os en Pinamar, y esta vez hicieron sus propios programas, así que nosotros elegimos Río y priorizamo­s la ubicación”, explicó y, luego de mostrar unos bikinis y mantas que compraron, señaló que los precios en general son similares a los de la Argentina. “La comida y la bebida están igual que en La Plata, y hasta más baratas que en la costa bonaerense”, opinó.

En una barraca de praia, la sombrilla vale 10 reales ($99,89) y la silla 5 ($49,95). La botella de agua se vende por 4 reales ($40,05), la gaseosa por 5 ($50,07), la cerveza y el agua de coco por 6 ($60,08); una caipirinha cuesta 12 reales ($120,16) y una caipivodka 15 ($150,21). Los bikinis y sungas se consiguen por 50 reales ($500,69), y los pareos (cangas), por 35 ($350,48). Hay ojotas de 17 ($170,23) a 50 reales ($500,69).

“Los precios cambiaron muy poco desde la última vez que vine, cuatro años atrás”, comentó el porteño Máximo Núñez, 39, empleado de una librería. “El problema es que salimos perdiendo por la devaluació­n de nuestra moneda”, señaló mientras tomaba mate en la orilla del mar con sus amigos Vanesa Cabral, 39, y Maximilian­o Constante, 39. Juntos habían hecho varios paseos clásicos: a la estatua del Cristo Redentor (79 reales en tren o $791,08; 76 en van o $761,04), al Pan de Azúcar (110 reales o $1101,51) y a las islas cerca de Angra dos Reis (150 reales o $1502,06).

Monumento más visitado de Brasil, el Cristo Redentor, sobre el morro del Corcovado, se volvió noticia en los últimos días por los asaltos en sus laderas. Dos semanas atrás, unos turistas argentinos que subían en sus autos fueron abordados por criminales que les robaron todo. En su huida, los bandidos se enfrentaro­n con la policía a tiros, uno murió y el resto escapó tras abandonar los vehículos. La semana pasada, 40 turistas –entre ellos siete argentinos– que subían el morro por el popular sendero que sale del Parque Lage fueron asaltados y retenidos durante casi dos horas. Hubo además episodios menores.

“Es increíble que en un lugar tan turístico no haya más seguridad”, se sorprendió el estudiante rosarino Alvaro Paván, 21, que se enteró de los hechos en el ingreso al sendero, cuando iba a subir con sus amigos Pedro Miles, 20, e Iñaki Ortiz, 21.

Cautela

“Hay que ser cautelosos en estos momentos”, subrayó el cónsul argentino en Río, Claudio Gutiérrez, quien recomendó subir en tren o en van hasta que las autoridade­s locales tomen más medidas en esa zona selvática.

La criminalid­ad había sufrido una baja considerab­le en los últimos tiempos, en parte gracias a la intervenci­ón federal en la seguridad del estado de Río de Janeiro, pero llegó a su fin el 31 de diciembre, después de diez meses. Todavía no hay cifras condensada­s sobre lo que va de este año.

En el consulado argentino no han notado un aumento significat­ivo de los robos a argentinos, denunciado­s sobre todo cuando incluyen documentos de identidad. Entre el 20 de diciembre de 2017 y el 8 de enero de 2018 se expidieron 73 documentos de viaje de emergencia, y en el mismo período actual, 77.

“La mayoría de los robos de documentos ocurren por descuido en la playa; es mejor andar con fotocopias y llevar poco dinero”, subrayó Gutiérrez, al agregar otras recomendac­iones para los turistas: si van a manejar, hay que tener en cuenta que aquí hay tolerancia cero para el alcohol y que son muy comunes los chequeos policiales para hacer cumplir la “ley seca”.

Es muy dura la legislació­n para reducir la basura en las calles y hasta es posible recibir una multa por tirar una colilla de cigarrillo. Para usar los tranvías eléctricos del centro (VLT) es necesario que cada usuario tenga su tarjeta. Hay mucha clonación de tarjetas de crédito/débito, por lo que es mejor usarlas en lugares confiables y en los que siempre estén a la vista. Para evitar problemas, es mejor contar con un seguro de viajero y asegurar el auto, además de leer con atención la letra chica de esos contratos.

 ?? Alberto armendariz ?? Pedro Miles, Álvaro Pavón e Iñaki Ortíz, en el sendero para subir al Cristo Redentor
Alberto armendariz Pedro Miles, Álvaro Pavón e Iñaki Ortíz, en el sendero para subir al Cristo Redentor

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