LA NACION

Por el shutdown, Trump agasajó con su comida predilecta: hamburgues­as

La falta de cocineros en la Casa Blanca fue su excusa para hacer pedidos a varias cadenas

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WASHINGTON (De nuestro correspons­al).– Para Donald Trump, la ausencia de cocineros en la Casa Blanca porque su gobierno funciona a medias resultó la excusa perfecta para agasajar a sus invitados con una de sus comidas favoritas: hamburgues­as, un ícono cultural de Estados Unidos.

Trump recibió anteanoche a los jugadores de Clemson Tigers, el último campeón universita­rio de fútbol americano, para homenajear­los por su brillante temporada del año anterior, cuando construyer­on una racha histórica de 15 victorias, incluido un triunfo final sobre Alabama Crimson Tide por 44-16, con el que obtuvieron el título. El plan original era una cena oficial con comida hecha en casa, pero, debido al shutdown del gobierno federal, que ayer recorrió su día 25, gran parte del personal de la residencia oficial estaba suspendido. No había quién cocinara. La solución de Trump: comprar “comida chatarra”, que pagó con su propio dinero.

Trump presentó su cena en el Comedor de Estado, y sonrió para la foto ante una mesa vestida con dos imponentes candelabro­s dorados y un menú fuera de protocolo. Apiladas sobre bandejas plateadas: hamburgues­as en cajas de cartón o envueltas en papel de McDonald’s, Burger King y Wendy’s; alitas de pollo, sándwiches de pescado y pollo; ensaladas, y en otra mesa más pequeña al lado, pizzas de la cadena Domino’s y papas fritas servidas en vasos de papel estampados con el sello presidenci­al.

“Me gusta todo, me gusta todo. Todo es bueno, gran comida americana”, afirmó Trump, feliz, parado justo delante de un cuadro de un pensativo Abraham Lincoln, cuando le preguntaro­n cuál era su plato favorito de las opciones en la mesa. ¿Prefiere Wendy’s o McDonald’s?, insistió un periodista. “Me gustan todas”, fue la respuesta del mandatario. “Si es americano, me gusta”.

Trump felicitó al plantel por la temporada –fue la primera vez en la historia que un equipo universita­rio de fútbol americano termina invicto con 15 victorias, destacó– y, distendido, bromeó con el menú: dijo que sus opciones eran darles nada, pedirle a su mujer y la mujer del vicepresid­ente unas “ensaladas rápidas” o “mandar a comprar 1000 hamburgues­as” (se sirvieron menos de 200).

“Fue lo que hicimos”, se vanaglorió. “Y sé que no importa lo que hiciéramos, no hay nada que puedan tener que sea mejor que eso, ¿verdad?”. Sus invitados lo festejaron con un estruendos­o “¡sí!”.

Las imágenes del agasajo invadieron las redes sociales, y en un video se llegó a escuchar a uno de los jugadores de Clemson marcar una clara preferenci­a a medida que recorre la mesa con el plato oficial en la mano. “McDonald’s es un chiste”, se escucha. A la mañana siguiente, Trump celebró en Twitter el apetito de sus comensales.

“Estupendo estar con el campeón nacional Clemson Tigers anoche en la Casa Blanca. Debido al shutdown, les serví cantidades masivas de comida rápida (yo pagué), más de 1000 hamburgues­as, etcétera. En una hora, todo había desapareci­do. ¡Grandes chicos y grandes comensales!”, celebró.

The Washington Post calculó cuánto le había costado la atípica cena a Trump, según la comida a la vista en la mesa –se sirvieron 319 sándwiches, de los cuales 177 eran hamburgues­as–, y los precios de referencia de McDonald’s, Wendy’s, Burger King y Domino’s. La cuenta final que pagó Trump: 2437,11 dólares.

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Saul loeb/afp Trump encargó hamburgues­as ante la ausencia de cocineros por el shutdown

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