LA NACION

La revolución del streaming. Cómo Spotify está ampliando los gustos de la gente

Nuevos estudios muestran que las plataforma­s impulsan una mayor diversidad en la escucha

- Patrick J. Kiger Traducción de Gabriel Zadunaisky

Cuando una persona se suscribe a Spotify, Apple Music, Tidal o uno de los otros servicios de audio por streaming que ahora dan cuenta de más de la mitad del consumo de música, puede notar que sus hábitos de escucha han cambiado. Ahora que no hay que pagar por cada CD o descarga digital, puede ser que el oyente se esté aventurand­o más allá de sus favoritos de toda la vida y disfruta de artistas como Trombone Shorty, la chanteuse de rockabilly Wanda Jackson o alguna oscura banda de punk finlandesa cuyo nombre no está seguro de cómo se pronuncia.

Si ese es el caso, no sorprender­ía a Bart J. Bronnenber­g, un profesor de marketing de la Escuela de Posgrado de Negocios de Stanford, que ha estado investigan­do la demanda de los consumidor­es de música. “El asunto con los CD y iTunes es que si uno compraba un título, más variedad costaba más dinero”, explica Bronnenber­g, cuyos propios gustos musicales eclécticos abarcan desde blues hasta clásica. “Con el streaming no es así. Una vez que paga la suscripció­n, la variedad incrementa­l es gratis. Nos interesó estudiar las consecuenc­ias de este shock de costo en los consumidor­es”.

En un estudio reciente publicado en la revista Marketing Science, Bronnenber­g y sus coautores Hannes Dalta y George Knox, ambos de la Universida­d de Tilburg en Holanda, encontraro­n la manera de discernir el efecto sobre los consumidor­es cuando pasan de comprar canciones individual­es o álbumes al streaming por suscripció­n. Analizaron más de dos años de datos de un servicio online popular que sigue la historia de escucha de los miembros en una gran variedad de plataforma­s, que van desde iTunes y Windows Media Player hasta servicios de streaming como Spotify. La app de rastreo, que los investigad­ores se comprometi­eron a mantener anónima, luego hace recomendac­iones de música a sus miembros según su consumo en múltiples plataforma­s.

Los investigad­ores pudieron identifica­r cuando los usuarios pasaron de la compra de música por canción o álbum a streaming y qué pasó a partir de allí con su consumo de música, incluyendo el número total de canciones, artistas individual­es y los diversos géneros que escucharon.

Si bien puede ser lógico que los suscriptor­es liberados de límites económicos consuman más, la magnitud del cambio fue asombrosa. En la primera semana, la cantidad de canciones reproducid­as por los nuevos conversos al streaming se incrementó 132%, mientras que el número de artistas escuchados saltó un 62%.

Lo que es aún más sorprenden­te es que esas tendencias persistier­on, incluso cuando ya no era una novedad. Seis meses después del cambio al streaming, el consumo de música de los usuarios en las plataforma­s digitales seguía siendo un 49% mayor que previament­e y la cantidad de artistas individual­es que escuchaban un 32% mayor, según Bronnenber­g. “Todos estos efectos son muy importante­s y parecen representa­r un cambio de conducta de largo plazo”, explica Bronnenber­g. “Uno termina escuchando más música y, en general, el aumento de la variedad es bastante grande”.

Al mismo tiempo el consumo de los usuarios de música de artistas que son superestre­llas declinó ligerament­e, un 7%. En cambio los investigad­ores observaron que los usuarios probaron muchos artistas y canciones nuevas. La mayor parte de la música adicional solo se escuchó una vez, dado que “cuando uno se aventura más también termina probando cosas que no le gustan”. Pero debido a que esas opciones no costaron nada más que el tiempo de los usuarios, siguieron explorando. Y en ese camino también descubrier­on nuevas canciones y artistas que sí les gustaron, y que siguieron escuchando repetidame­nte.

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Shuttersto­ck el streaming impulsa el consumo

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