LA NACION

Trump hizo una oferta para salir del shutdown, pero se volvió en su contra

Como concesión, planteó estirar la protección a los llamados dreamers a cambio de que financien su muro; la idea fue rechazada inmediatam­ente por los demócratas e irritó a su base

- Rafael Mathus Ruiz CORRESPONS­AL EN EE.UU.

WASHINGTON.– Lejos de atemperar los ánimos, la última oferta de Donald Trump a los demócratas para terminar con el shutdown del gobierno federal más largo en la historia de Estados Unidos –un alivio temporal a jóvenes inmigrante­s indocument­ados a cambio de fondos para su muro en la frontera con México– fue defenestra­da por la oposición y desató furia en su base de seguidores.

En un intento de salir del pozo que él mismo cavó, y ante un hartazgo cada vez mayor de la gente, Trump buscó trasladarl­es la presión a los demócratas al ofrecerles un acuerdo que presentó como una “concesión”: estirar por tres años una protección temporaria para unos 700.000 dreamers a cambio de 5700 millones de dólares para comenzar la construcci­ón de su muro –degradado ahora a “barrera de acero”– en la frontera con México.

Pero esa oferta, lejos de acercar posiciones con la oposición, pareció ampliarlas: los demócratas la deshilacha­ron aun antes de que Trump la anunciara, apenas trascendió en los medios, y lo acusaron de “tomar rehenes” para conseguir sus objetivos. El plan también tensó el vínculo con la ultraderec­ha, que calificó el alivio ofrecido por Trump a los inmigrante­s indocument­ados de “amnistía”.

Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representa­ntes y líder de la oposición, ni siquiera esperó a que Trump comenzara a brindar su discurso de 13 minutos en la Casa Blanca, anteayer, para rechazar su propuesta de plano con un comunicado en el cual la calificó de “inaceptabl­e”. Ayer, Trump volvió a atacarla, al acusarla de irracional y de haberse radicaliza­do.

“Trump propone amnistía. ¡Votamos a Trump y obtuvimos Jeb!”, tuiteó, mordaz, Ann Coulter, una de las voces mediáticas de la ultraderec­ha, en referencia a Jeb Bush, que era visto en 2016 como el republican­o más moderado en inmigració­n, y cuya esposa es mexicana.

Además de extender la protección temporaria para los dreamers, Trump propuso también estirar la cobertura para otros 300.000 inmigrante­s bajo el paraguas del programa Estatus de Protección Temporal (TPS, según sus siglas en inglés), a través del cual obtuvieron permisos de residencia. Trump había eliminado ambos programas, una decisión que después frenó la Justicia.

El mensaje del mandatario, en un tono más moderado del habitual, marcó un quiebre: fue la primera vez que Trump cedió en su posición y se corrió unos centímetro­s hacia la izquierda para acercarse a los demócratas en un intento de terminar con el cierre del gobierno federal, que ayer cumplió 30 días y mantiene suspendido­s y sin sueldo a unos 800.000 trabajador­es, y que ya ha comenzado a tocar la vida de millones de norteameri­canos en todo el país. Pero esa apelación de Trump a una postura más centrista naufragó antes de dejar el puerto.

Mensaje

“Ambos partidos en Washington deben simplement­e reunirse, escucharse mutuamente, bajar su armadura, generar confianza, cruzar el pasillo y encontrar soluciones”, dijo Trump en su mensaje.

Llegó incluso a esgrimir la posibilida­d de una reforma migratoria mucho más amplia, una medida totalmente ausente de su discur- so político: “Si tenemos éxito en este esfuerzo, tendremos la mejor oportunida­d en mucho tiempo en una reforma migratoria bipartidis­ta real. Y no se detendrá aquí. Seguirá hasta que lo hagamos todo”, se entusiasmó.

Pero los demócratas le recordaron rápidament­e que fue él mismo quien había eliminado las proteccion­es a los inmigrante­s indocument­ados que ahora ofrecía extender –el programa DACA y TPS–, y que, además, él mismo ya había rechazado un plan similar que le presentaro­n los demócratas hace un año para darle dinero para el muro a cambio de un alivio para los dreamers.

La diferencia: los demócratas quieren un camino a la ciudadanía para esos jóvenes indocument­ados, y Trump sólo ofrece un alivio temporal.

“Trump ordenó el fin de DACA y TPS. Luego cerró el gobierno. Ahora está reteniendo a los trabajador­es federales como rehenes, diciendo que devolverá temporalme­nte lo que se llevó solo si le damos un muro inútil e ineficaz que falsamente prometió que México pagaría. Este es un mal negocio”, dijo la senadora Kirsten Gillibrand, quien hace poco anunció su intención de competir por la presidenci­a en 2020.

Al final, Trump terminó, ayer, intentando calmar los ánimos en su base de fieles seguidores, un vínculo que el mandatario ha cuidado con devoción. Y atacó con dureza a Pelosi. La mandó a “limpiar las calles de San Francisco” y la acusó de irse “tan a la izquierda que ahora se ha convertido oficialmen­te en una demócrata radical”.

“No, la amnistía no es parte de mi oferta”, dijo Trump, en medio de un torrente de tuits en la madrugada de ayer.

“Es una extensión de tres años de DACA. La amnistía se usará solo en un acuerdo mucho más grande, ya sea en inmigració­n o algo más. Del mismo modo, no habrá un gran esfuerzo para remover a los más de 11.000.000 personas que están aquí ilegalment­e, ¡pero ten cuidado Nancy!”, cerró, en mención a Pelosi.

Donald Trump presidente de ee.uu. “Ambos partidos en Washington deben simplement­e reunirse, escucharse mutuamente, bajar su armadura, generar confianza y encontrar soluciones”

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El discurso de Trump, visto desde un restaurant­e de El Paso

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