LA NACION

Los reales enemigos de Bolsonaro

- Raúl Ferro Director del Consejo Consultivo del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cadal).

Jair Bolsonaro asumió el 1° de enero pasado la presidenci­a de Brasil con una fuerte y clara retórica antiizquie­rdista. Su brazo derecho, el ministro de la Casa Civil, Onyx Lorenzoni, señaló que los brasileños dijeron basta en las urnas a las ideas socialista­s y comunistas que predominar­on en Brasil en los últimos 30 años y que llevaron al país a su caos actual.

Pero si Bolsonaro, Lorenzoni y su ministro de Hacienda, Paulo Guedes, quieren llevar a Brasil por la senda del crecimient­o, será mejor que identifiqu­en más claramente a sus enemigos. La verdadera causa de la pobre competitiv­idad de la economía brasileña está en un aparato estatal mastodónti­co y un capitalism­o corporativ­ista que nació a mediados del siglo pasado y fue potenciado por la dictadura militar que gobernó Brasil durante 20 años. De hecho, durante los “30 años de ideas socialista­s y comunistas” Brasil dio importante­s pasos hacia una economía de mercado más libre y competitiv­a. A mediados de los 90, Fernando Henrique Cardoso –como ministro de Hacienda primero y presidente de la república después– inició un profundo plan de reformas y modernizac­ión que incluyó el fin de los monopolios estatales en telecomuni­caciones y energía, así como unos primeros pasos, aunque tímidos, hacia una mayor apertura comercial.

Su sucesor en la presidenci­a, Luiz Inacio Lula da Silva, pese a la orientació­n izquierdis­ta de su partido, mantuvo durante sus dos períodos, en lo básico, el proceso iniciado por Cardoso. De hecho, impulsó la transforma­ción de algunas grandes empresas brasileñas en actores globales: Luis Fernando Furlán, presidente del consejo de administra­ción de la gigante global agroalimen­taria Sadia, fue ministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior de Lula. El sesgo populista del Partido de los Trabajador­es de Lula, sin embargo, traicionó a su sucesora, Dilma Rousseff, quien, ante las dificultad­es económicas causadas por el colapso del precio de las materias primas, se resistió a hacer los ajustes económicos que la situación requería y terminó causando una de las peores recelógica, siones en la historia de Brasil.

Las reformas de Cardoso fueron un gran salto para la competitiv­idad brasileña, pero no fueron suficiente­s ni mucho menos. Quedaron importante­s ajustes pendientes, como el tamaño y la eficiencia del aparato estatal, la excesiva y caótica presión tributaria y una maraña de normas burocrátic­as asfixiante­s para el libre comercio y la competitiv­idad de las empresas. Y, como telón de fondo, la corrupción como modo de hacer política con el Congreso y con los cacicazgos regionales y la promiscua relación entre política y empresas construida en más de medio siglo de desarrolli­smo proteccion­ista, incluyendo los años de dictadura tan admirados por el nuevo presidente de Brasil.

De alguna forma, en lo económico, el nuevo ministro de Hacienda de Brasil viene a retomar las tareas pendientes de las reformas iniciadas por Cardoso para modernizar el país. Su primera tarea es titánica: reformar el sistema de pensiones de Brasil. Y la necesidad de hacerlo no es ideo- es simplement­e práctica. El sistema actual es insostenib­le. El gasto en pensiones representó el 14,3% del PBI en 2016, frente a una recaudació­n equivalent­e a 10% del PBI. Es decir, un déficit equivalent­e a más de 4% del PBI. Esta reforma, al igual que la desregulac­ión y la apertura comercial prometida por el ministro Guedes, encontrará posiblemen­te mayor resistenci­a entre los grupos más privilegia­dos de la sociedad brasileña. En el caso de las pensiones, por ejemplo, el 41% del gasto se lo lleva el 20% más rico de la población.

El proteccion­ismo, la burocracia, la corrupción y el capitalism­o corporativ­ista son los principale­s enemigos de Brasil, no las ideas socialista­s y comunistas de los últimos 30 años, que, a la hora de la verdad, son pura imaginació­n. Ojalá los brasileños tengan claro dónde están y quiénes son los enemigos de su economía.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina