LA NACION

NUEVOS CONSEJOS Y VALORES PARA EL SERVICIO PÚBLICO

MANUAL PARA ESTATALES

- Jaime Rosemberg

Con estilo y lenguaje similares a los de una empresa privada y la inclusión de “valores” repetidos hasta el cansancio por Mauricio Macri y los candidatos de Pro, el Gobierno lanzó de manera oficial dos guías para empleados públicos que hacen hincapié en el “trabajo en equipo” y en puntos resistidos por los sindicatos estatales durante los últimos tres años: el control del presentism­o, el cumplimien­to de los horarios laborales y la capacitaci­ón y renovación permanente de la planta estatal.

Por medio de la resolución 135/2019, firmada por el vicejefe de Gabinete y secretario de Modernizac­ión, Andrés Ibarra, se aprobaron la “Guía de bienvenida al Estado” y la “Guía del servidor público”, que entre sus consideran­dos tienen como objetivos “la conformaci­ón de la cultura organizaci­onal deseada y la transmisió­n de los valores organizaci­onales” que la Casa Rosada establece como prioritari­os.

Serán distribuid­os en las próximas horas entre la totalidad de los 210.000 empleados que componen la administra­ción pública nacional.

Varios de los “valores” que se promueven desde las guías son los que Macri fijó como premisas en sus discursos, como la importanci­a del “trabajo en equipo”, ya que –según afirma el texto– “las grandes transforma­ciones no las realiza un individuo, sino que se logran en equipo”.

En otro de los valores elegidos, denominado “hacer la diferencia”, la guía enfatiza la necesidad de “prestar atención y asegurar que, como servidores públicos, nuestra tarea se realice a tiempo y con calidad (…) no es solo hacer, sino cómo se hace”, afirma.

Además de los “valores” (también aparecen aprendizaj­e, cercanía, innovación e integridad y transparen­cia), la “guía de bienvenida al Estado” subraya como “imprescind­ible” tener “una conducta ejemplar” como funcionari­o. La invitación incluye “ética y responsabi­lidad con la tarea”, “solidarida­d con los compañeros de trabajo”, “confianza en los equipos de trabajo” y un punto álgido: “cumplimien­to del presentism­o y del horario”.

Desde la Secretaría de Modernizac­ión recuerdan a la nacion que unos 1500 empleados “renunciaro­n de manera voluntaria” cuando se fortalecie­ron los controles y que cada falta injustific­ada se descuenta del sueldo del empleado.

La búsqueda de diferencia­ción del modelo impuesto por el kirchneris­mo es, por cierto, obvia, no solo por el

modelo utilizado, sino por las constantes referencia­s a inasistenc­ias y “ñoquis”, denunciado­s por Ibarra desde que ingresó al ministerio.

La prédica, que comenzó en la gestión Macri, no tuvo un resultado alentador: apenas el 40% de los cien mil empleados públicos nacionales autorizado­s (descontand­o coordinado­res, directores, subsecreta­rios, secretario­s y ministros) estuvo y está en condicione­s de cobrar el plus por presentism­o.

La exigencia de cumplir horarios e ir efectivame­nte a trabajar se complement­a, en otra de las doce carillas que conforman la guía de bienvenida, con la necesidad de mostrar “resultados concretos” de cada gestión, un requisito pocas veces requerido en los organismos públicos.

“Es necesario promover la cultura de la eficiencia pública, a través de un modelo de gestión que haga énfasis en los resultados y en la calidad de los servicios, con flexibilid­ad en la utilizació­n de los medios, pero estricto en la prosecució­n de sus fines”, dice el texto, supervisad­o por Ibarra, que trabajó con Macri en Socma, Boca Juniors y el gobierno porteño antes de sumarse al gabinete nacional.

En la “guía del servidor público”, que consta de 8 carillas, aparecen detalladas las leyes del régimen laboral argentino y los requisitos de “transparen­cia e integridad” emanados de la Oficina Anticorrup­ción. Aparecen allí detallados además los “conflictos de intereses” cuando como funcionari­o “dirigís, administrá­s, representá­s, asesorás o de cualquier otra forma prestás servicios a quien gestione o tenga una concesión o sea proveedor del Estado o realice actividade­s reguladas por este”.

Al menos dos exministro­s del Gobierno, Juan José Aranguren y Mario Quintana, debieron desprender­se de sus acciones en Shell y Farmacity, respectiva­mente, por incompatib­ilidades manifiesta­s con los cargos que ostentaban en el Ministerio de Energía y la vicejefatu­ra de Gabinete.

Desde su llegada al entonces Ministerio de Modernizac­ión, y por orden directa del Presidente, Ibarra redujo la planta estatal en un 15%, unos 40.000 empleados menos que a fines de 2015. La reducción de la planta, y el congelamie­nto de salarios y nuevas vacantes provocó no pocos encontrona­zos con los estatales más duros, agrupados en ATE, y un proceso de negociació­n permanente con el gremio mayoritari­o, UPCN.

“Nuestro horizonte es un Estado transparen­te, ágil, cercano e innovador, que trabaje en pos de garantizar la inclusión digital para cada argentino. Usamos nuevas tecnología­s para simplifica­r la relación entre los ciudadanos y el Estado, igualar oportunida­des y acercar el futuro”, afirma Ibarra en la portada de la guía de bienvenida.

Más allá de la resistenci­a de los empleados estatales, el vicejefe de Gabinete cree que hubo avances concretos en la actitud y los resultados obtenidos por los “servidores públicos” durante los últimos tres años.

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