LA NACION

Revuelo por la denuncia de abuso sexual contra el expresiden­te Arias

El Nobel de la Paz, que gobernó dos períodos a Costa Rica, fue acusado por una activista para el desarme nuclear

- Frances Robles THE NEW YORK TIMES

SAN JOSÉ.– Una psiquiatra y activista antinuclea­r presentó una denuncia contra Óscar Arias Sánchez, premio Nobel y expresiden­te de Costa Rica, en la que lo acusa de haber abusado sexualment­e de ella hace cuatro años. Con esta denuncia, el movimiento #MeToo se ha topado con uno de los mandatario­s latinoamer­icanos más respetados.

Arias ganó el Premio Nobel de la Paz en 1987 por su papel en las negociacio­nes para poner fin a los conflictos civiles centroamer­icanos. En Costa Rica aún es el principal personaje político; fue presidente por dos períodos y mantiene allí una fundación que promueve la paz y la democracia.

Alexandra Arce Von Herold presentó su querella ante procurador­es federales el 4 de enero pasado y dio una declaració­n jurada, en la que pidió que la fiscalía impute a Arias por abuso sexual. La doctora no buscó indemnizac­ión monetaria por daños.

Arce es una activista para el desarme nuclear y dijo que se reunió en varias ocasiones con el expresiden­te costarrice­nse, que es un partidario destacado de la causa.

La mujer indicó que estaba en el hogar de Arias a finales de 2014 para discutir un evento en Viena cuando él se acercó por detrás, le tocó los senos, le metió la mano por la falda y la penetró con los dedos. La doctora huyó del sitio, conmociona­da, y entre lágrimas les contó a varias personas lo sucedido, entre ellas, a colegas, su padre, su novio y a su hermano, quien dijo que durante semanas “era como si tuviera estrés postraumát­ico”.

Rodolfo Brenes, abogado de Arias, les dijo a los medios locales que el expresiden­te –que enfrenta una denuncia por permitir un proyecto minero canadiense en un corredor ecológico– por su consejo no hará comentario­s.

Arce comentó que había conocido a Arias por medio de su madre, exlegislad­ora del mismo partido que el expresiden­te, y que ya había visitado su hogar en otras ocasiones en compañía de su mamá.

“Me congelé, no sabía qué hacer”, dijo. “Estaba tan en shock. Eso nunca me había pasado”.

Se inventó una excusa sobre tener que llegar a una cita en la Asamblea Legislativ­a y salió corriendo, dijo. Añadió que estaba tan en pánico que sí se dirigió a la Asamblea, a pesar de que no tenía realmente ninguna reunión programada ahí. Al llegar se reunió con una integrante del Congreso a quien conocía y que le contó lo sucedido.

La psiquiatra y activista comentó que no hizo pública su denuncia antes porque la idea de presentar una acusación formal en contra de alguien tan poderoso parecía impensable.

Sin embargo, la inspiró ver a tantas mujeres acusar a hombres tan poderosos como Harvey Weinstein y Bill Cosby, pero que se decidió a hablar en público después de ver a las jóvenes gimnastas que testificar­on sobre el abuso sexual cometido por el médico del equipo olímpico Larry Nassar.

Comentó que hace un año escribió publicacio­nes en Facebook e Instagram en las que detallaba su acusación en contra de Arias, pero que un periodista costarrice­nse que las vio le sugirió que las borrara por las posibles repercusio­nes negativas en su contra.

En una región en donde la violencia contra las mujeres va en aumento, los activistas a menudo se enfocan en prevenir la violencia más extrema. Es más común el movimiento #NiUnaMenos que el de #MeToo.

Casos

A pesar de los retos sociales, varias mujeres en la región han presentado denuncias. La actriz mexicana Karla Souza dijo a CNN el año pasado que fue violada por un director.

En Brasil, el curandero João Teixeira de Faria, conocido como Juan de Dios y que se hizo famoso tras aparecer en el programa de Oprah Winfrey, fue acusado de abuso sexual por más de 200 mujeres; fue arrestado en diciembre.

La denuncia en contra de Arias es la de más alto perfil en la región hasta la fecha.

Arce comentó que dudó mucho sobre si hacer pública su acusación por temor a alejar a Arias, un contacto importante para su cruzada por el desarme. Sin embargo, al final se decidió a discutir lo sucedido para intentar prevenir que otras activistas que trabajan con Arias estén en peligro. “Hay que hacer lo correcto, aunque eso me destruya”, dijo.

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