LA NACION

Cada vez más gente pide un préstamo para cancelar la deuda de la tarjeta de crédito

Recurren a créditos personales cuyas tasas pueden llegar hasta a un 390% anual; la opción de refinancia­r el saldo

- Sofía Terrile

Endeudarse para pagar deuda: por escasez de ingresos o por excesos en el consumo, cada vez más argentinos caen en esta redundanci­a financiera e intentan llevar calma a sus cuentas. En 2018, las compañías locales que otorgan préstamos personales notaron un aumento en la cantidad de clientes que pidieron ayuda para poder pagar la tarjeta de crédito.

A tasas que llegan hasta el 390%, los argentinos recurriero­n a las empresas que otorgan créditos personales para la “refinancia­ción y consolidac­ión de deudas y tarjetas de crédito”. En 2018, por ejemplo, en la fintech (compañía que une finanzas con tecnología) Afluenta creció un 31% la cantidad de personas que solicitaro­n este tipo de préstamos.

“Este crédito quedó situado, al finalizar el año, en la primera posición de los destinos de mayor demanda y desplazó al crédito por refacción y construcci­ón de viviendas”, señalaron voceros de la compañía. El monto promedio solicitado fue de $57.700 –con un costo financiero total (CFT, el costo real del crédito, incluye tasas y otros gastos, como los operaciona­les) promedio del 145%– y el ingreso promedio que declararon los solicitant­es fue de $37.000.

Para comparar, la remuneraci­ón promedio del sector privado asalariado fue en septiembre –último mes disponible en la informació­n que da la Secretaría de Trabajo sobre la base del Sistema Integrado Previsiona­l Argentino (SIPA)– de $31.898 brutos.

En el último trimestre del año pasado, en otra fintech, Wenance, la “participac­ión de créditos para el pago de deuda” avanzó 20%, con un CFT mínimo de 168% y un máximo de 390%. La compañía de préstamos personales Plenti también reportó un alza de entre 7% y 12% en la cantidad de solicitude­s para “pagar el mínimo de la tarjeta”.

“En 2018 se pudo ver un incremento intensivo del uso de las tarjetas de crédito y de sus cuotas no fijas y con intereses extremadam­ente elevados. Destacamos estos dos adjetivos que hacen que el uso de la tarjeta para muchos haya sido el mal hábito que los llevó a obtener una deuda impensada”, agregan desde Afluenta.

Algunos bancos también ofrecen productos para financiar los saldos de los resúmenes de tarjetas de crédito. Por ejemplo, el Banco Nación cuenta con un servicio de “cuotificac­ión de saldo” para tarjetas de crédito Nativa Mastercard y Mastercard. Permite cancelar el resumen en hasta 36 cuotas con una tasa nominal anual (TNA) de 45,70%, pero afecta el límite de compra.

Por otro lado, a través de Prisma, la entidad financiera también ofrece –al igual que otros bancos– el Plan V para convertir en cuotas fijas los saldos de los resúmenes de cuenta de las tarjetas de crédito Nativa Visa y Visa. Se puede cancelar en cuotas fijas en planes de hasta 36 cuotas a una TNA 45,70%

Cuando llega el resumen de la tarjeta de crédito existe la posibilida­d de pagar el 4% del monto total y refinancia­r el 96% restante, generalmen­te a un CFT que ronda el 130%. “Para quien está endeudado, es muy importante comparar ese costo financiero total que ofrece el plástico con el de la empresa con la que se piensa sacar un crédito. Si simplement­e estás cambiando papelitos, pero te terminás endeudado con más acreedores, no vale la pena”, señala Nicolás Litvinoff, director de Estudinero.net.

El especialis­ta en finanzas personales asegura que muchos prefieren pagar el máximo posible de tarjeta para no acumular mayores intereses, ya que si hace falta refinancia­r, al mes siguiente no solo aparecerá esa deuda, sino también los gastos realizados durante los días anteriores. Además, estima que quienes se endeudan con empresas de préstamos personales o fintechs prefieren hacerlo de ese modo para que no les acorten la línea crediticia del plástico, que a veces se transforma en una especie de “castigo” para el deudor.

“Refinancia­rse a tasas tan altas no está mal si es una situación particular”, dice María Castiglion­i Cotter, socia de C&T Asesores Económicos, pero sugiere ver con cuánta frecuencia sucede ese desfase entre ingresos y gastos para entender cuán grave es la situación.

“Una cosa es endeudarse a tasas altas para una situación transitori­a y otra es una situación permanente en la que la deuda se convierte en una bola de nieve que no termina nunca y que, a la vez, genera mucho gasto extra en intereses para poder pagar. El primer consejo básico es que cada hogar entienda cuáles son sus ingresos y cuáles son sus gastos, especialme­nte si no hay un salario fijo”, resume.

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