La industria petrolera de los EE.UU. y su campaña encubierta
El plan de Trump contra las normas que limitan la contaminación de los automóviles tiene un beneficiario oculto: los gigantes del combustible, que presionaron al gobierno al ver afectados sus intereses
CCuando el gobierno de Trump trazó este año un plan que al final de cuentas iba a permitir que los autos contaminaran más, las automotoras, las ganadoras evidentes de esta propuesta, se opusieron. Los cambios, aseguraron, eran demasiado extremos incluso para ellas.
Sin embargo, resulta que había un beneficiario oculto que todo el tiempo estuvo presionando para que se hicieran los cambios: la industria petrolera de la nación.
en el Congreso, en Facebook y en las legislaturas a nivel nacional, Marathon Petroleum, la refinadora más grande del país, trabajó con grupos poderosos de la industria petrolera y con una red política conservadora financiada por el industrialista multimillonario Charles G. Koch para llevar a cabo una campaña furtiva con el fin de desmantelar las normas de las emisiones de los autos, de acuerdo con una investigación de The New York Times.
el principal argumento de la campaña para suavizar de manera significativa las normas de eficiencia de combustibles –estados Unidos tiene tanto petróleo que ya no necesita preocuparse por la conservación de la energía– chocaba con décadas de políticas federales sobre energía y medio ambiente.
“debido a que la escasez del petróleo ya no es una preocupación”, los estadounidenses deberían tener la “oportunidad de contar con vehículos que se adecuaran mejor a sus necesidades”, se leía en el borrador de una carta que Marathon ayudó a que circulara entre los miembros del Congreso durante el verano. La correspondencia oficial, que más de una decena de legisladores envió después a los reguladores, incluía frases u oraciones de los temas de discusión de la industria, y las reglas que propuso el gobierno de Trump incorporan una lógica similar.
La industria tenía razones para instar al desmantelamiento de estándares más altos de eficiencia de combustibles que propuso Barack obama. Una cuarta parte del petróleo del mundo se usa para impulsar autos, y vehículos menos sedientos implican menos ventas de nafta.
en meses recientes, Marathon Petroleum también hizo equipo con el Consejo estadounidense de intercambio Legislativo, un grupo político furtivo que recibe financiamiento de corporaciones y de la red de Koch, a fin de redactar una legislación para los estados que apoyan la postura de la industria. Su propuesta de resolución, con fecha del 18 de septiembre, describe las reglas actuales de eficiencia de combustibles como “una reliquia de una narrativa rebatida sobre la escasez de recursos” y señala que “los burócratas no elegidos” no deberían prescribir sobre los autos que conducen los estadounidenses.
otra campaña de la industria que se llevó a cabo en Facebook, la cual operó de manera encubierta un lobbista de la industria petrolera que representa a exxon Mobil, Chevron, Phillips 66 y otros gigantes del petróleo, instaba a las personas a escribir a los reguladores para apoyar el desmantelamiento.
Los anuncios de Facebook llevaban a un sitio web con una imagen de un obama sonriente. Había una pregunta: “¿Vos le comprarías un auto usado a este hombre?”. el sitio parece haber sido tan eficaz que una cuarta parte de los 12.000 comentarios públicos que recibió el departamento de Transporte provenían de la petición, de acuerdo con el análisis que hizo The New York Times.
en un comunicado, Gary r. Heminger, presidente y director ejecutivo de Marathon, mencionó que la empresa apoyaba las “normas sensatas para el ahorro de combustible” y quería “ayudar a que se pudieran lograr y se basaran en la tecnología existente”. Y agregó: “Apreciamos la disposición del gobierno para llevar a cabo una revisión exhaustiva con el fin de garantizar que las normas futuras se puedan alcanzar y que en realidad beneficien a los consumidores estadounidenses”.
Un vocero de Koch industries, el conglomerado del sector energético que encabeza Koch, señaló que la empresa tenía “un historial largo y consistente de oposición a todas las formas de asistencia corporativa, incluidos todos los subsidios, programas y otros donativos que influyen en el sistema”.
La campaña de la industria petrolera, cuyos detalles no se habían divulgado antes, explica por qué los desmantelamientos han ido más allá de los cambios más modestos que habían promovido en un inicio las automotrices.
Las normas que el gobierno de Trump busca debilitar obligaban a las automotoras a casi duplicar el ahorro de combustible en los nuevos autos, los nuevos vehículos utilitarios deportivos y las nuevas camionetas pickup para 2025. en cambio, el plan de Trump congelaría las normas a los niveles de 2020. Por su parte, las automotrices habían buscado más flexibilidad para cumplir con las normas originales de 2025, no un desmantelamiento categórico.
Si se finalizara, el plan de Trump aumentaría las emisiones de los gases de efecto invernadero en los estados Unidos a una cantidad superior a la que emiten muchos países de tamaño medio en un año y revertiría una iniciativa importante del gobierno de obama que buscaba combatir el cambio climático.
Los esfuerzos de la industria energética también sirven para explicar la postura beligerante del gobierno de Trump hacia California, un estado que, conforme a la ley federal, tiene una autoridad única para redactar sus propias reglas de aire limpio y exigir más vehículos de cero emisiones.
California ha prometido apegarse a las normas más estrictas, junto con otros trece estados que siguen su ejemplo. Sin embargo, el plan del presidente donald Trump desafía el poder que tiene California para escribir sus reglas, lo cual crea una batalla legal que amenaza dividir en dos el mercado automovilístico de los estados Unidos.
esa es la posibilidad que las automotrices quieren evitar con tanta desesperación.
No obstante, para los productores de gasolina como Marathon, un cambio hacia vehículos más eficientes representa una grave amenaza para sus ganancias netas. en octubre, la empresa adquirió un rival, Andeavor, con lo cual se convirtió en la refinadora más grande de los estados Unidos, con ventas de 60.000 millones de litros de combustible al año.
A pesar de su apuesta fuerte en favor de la nafta, Marathon ha proyectado una imagen pública de empresa amigable con el medio ambiente. “Hemos invertido miles de millones de dólares para que nuestras operaciones sean más eficientes en términos energéticos”, señaló Marathon en un informe reciente. Hace poco, la cuenta de Twitter de la empresa destacó un proyecto de jardinería y la creación de un estanque para patos en una de sus refinerías.
en una conferencia telefónica con inversionistas que se celebró la semana pasada, Heminger, director ejecutivo de Marathon, ya estaba contando los barriles adicionales de combustible que significaría para la industria un desmantelamiento de Trump: de 350.000 a 400.000 barriles de gasolina al día, comentó.
“Sin embargo, hay otro lado que no quiere desplazar” las reglas más estrictas, mencionó Heminger. “Así que tenemos mucho trabajo que hacer para mantener activo este impulso”.
El inicio prematuro de Marathon
Marathon comenzó temprano su vinculación con el gobierno de Trump, pues solicitó una reunión con Scott Pruitt en la Agencia de Protección Ambiental (ePA, por su sigla en inglés) poco tiempo después de que se convirtió en su administrador a inicios de 2017. Marathon había sido uno de los principales donadores en la campaña de Pruitt en oklahoma, un estado donde el petróleo es tan prominente que hay un pozo en el terreno del edificio del capitolio estatal.
“Nuestro director ejecutivo, Gary Heminger, estaría encantado de tener la oportunidad de visitar al administra-
dor”, escribió un cabildero de Marathon en un correo electrónico para el equipo de transición de Trump enviado el 8 de mayo de 2017. “Creo que sería un diálogo constructivo”. La EPA supervisa las reglas de ahorro de combustible junto con el Departamento de Transporte.
Se programaron al menos dos reuniones entre Pruitt y la cabeza de Marathon: una vez en junio de 2017 como parte de una reunión con el consejo de administración de un poderoso grupo de la industria de los combustibles, la Asociación de Refinadores y Productores de Petroquímicos, y otra vez en septiembre para mantener una conversación más privada, de acuerdo con correos electrónicos y calendarios divulgados en una demanda que presentó Sierra Club.
Un vocero de Marathon, Chuck Rice, señaló que Heminger no discutió con Pruitt la reducción de la eficiencia en los autos. Un funcionario de la EPA no respondió a la pregunta relacionada con la posible discusión de las reglas para los automóviles.
Luego, Marathon se concentró en el Congreso, para lo cual contrató a la firma Ogilvy Government Relations a fin de que hiciera lobby con los legisladores en Washington sobre las normas del ahorro de combustible, de acuerdo con documentos de divulgación de Ogilvy. La firma no respondió a una solicitud para otorgar comentarios.
Durante el verano, los representantes de Marathon también se acercaron a algunos legisladores para tratar una carta con temas de discusión sobre la industria, de acuerdo con seis personas familiarizadas con esa iniciativa. Las propiedades del archivo de una carta escrita en Microsoft Word, proporcionadas por una delegación del Congreso, muestran que la última edición fue de un cabildero de Marathon, Michael J. Birsic, el 11 de junio de 2018.
Rice, vocero de Marathon, mencionó que la empresa no había escrito la carta, y la empresa se rehusó a decir quién lo había hecho. No ofreció ninguna explicación sobre la huella digital de Birsic en el archivo del documento.
Diecinueve legisladores de las delegaciones de Indiana, Virginia Occidental y Pensilvania enviaron cartas al Departamento de Transporte que incluían frases y un razonamiento exactamente iguales a los provenientes de la carta de la industria. Las cartas de los legisladores que se enviaron en junio y julio dejan claro que la escasez de petróleo ya no es una preocupación.
El desmantelamiento que propuso el gobierno de Trump hace recordar el tema de la posconservación. La propuesta señala que, aunque la conservación de energía es significativa, en comparación con los beneficios del desmantelamiento la desventaja de tener un ahorro adicional de petróleo parecerá pequeña.
Los representantes de las delegaciones de los tres estados también se rehusaron a comentar o no respondieron a las solicitudes.
El senador Tom Carper de Delaware, el demócrata con el cargo más alto en el Comité de Medio Ambiente y Obras Públicas del Senado, criticó la campaña de la industria. “Parece como si los intereses del petróleo estuvieran intentando captar apoyo en el Congreso con el mayor cinismo para tener las normas más débiles posibles, a fin de garantizar que los autos y los vehículos utilitarios deportivos tengan que depender aún más del petróleo”, declaró Carper.
“Si tienen éxito en su intento, el resultado será un golpe para la industria automotriz, los consumidores y nuestro medio ambiente”.
Llevar la pelea a otros estados
El proyecto de ley 1593 de la Cámara de Representantes tan solo tiene diez palabras: “Revocar las normas del promedio corporativo del ahorro de combustible”. Koch Industries, un imperio petrolero con intereses tan diversos como la nafta, los oleoductos, los fertilizantes y las alfombras Stainmaster, es la única corporación que respalda el proyecto de ley.
No se espera que la medida, la cual eliminaría todas las normas para los combustibles, llegue muy lejos. Sin embargo, enfatiza la postura de la empresa en la materia. Además, los intereses de Koch están peleando la batalla no solo en Washington, sino cada vez más en las legislaturas e incluso en las reuniones sobre políticas locales a nivel nacional.
En Dearborn, Michigan, en una reunión celebrada en septiembre para discutir las reducciones en la eficiencia de los combustibles que propuso Trump, Annie Patnaude de Americans for Prosperity (Estadounidenses por la prosperidad), una agrupación que financia Koch, habló a favor de estas. “Es un paso en la dirección correcta para proteger a los consumidores y a los trabajadores en contra de los mandatos del gobierno que limitarán las opciones”, mencionó.
En Iowa, Americans for Prosperity se unió a la lucha para facilitar la instalación de cargadores para vehículos eléctricos en las estaciones de servicio. En Illinois, la agrupación desalentó a los funcionarios estatales de considerar los subsidios para los vehículos eléctricos.
Y el mes pasado, una representante de Americans for Prosperity entró a una audiencia pública en Colorado, donde los reguladores estaban considerando volverse el decimotercer estado en seguir las normas más estrictas de California. La representante, Shari Shiffer-Krieger, directora de campo de la agrupación, arguyó que la gente del estado con terreno irregular quería vehículos utilitarios deportivos, no reglas más estrictas para las emisiones. “La gente de Colorado merece algo mejor”, señaló.
La industria petrolera perdió esa batalla. Colorado se alió con California.
Sin embargo, Americans for Prosperity mencionó que este tipo de contiendas constituyen la base de su filosofía de libre mercado. “Creemos en un campo de juego nivelado para que todos los estadounidenses tengan las mismas oportunidades de éxito”, mencionó en un comunicado Bill Riggs, vocero del grupo. La organización seguirá su lucha en contra de “mandatos que eligen injustamente ganadores y perdedores en cualquier industria”, señaló Riggs.
La ley de ahorro, una “reliquia”
El 6 de agosto, un cabildero de Marathon, Stephen D. Higley, envió un correo electrónico a un representante del estado de Wisconsin con una explicación sobre la ley de ahorro de combustible de Estados Unidos. El memorando no midió sus palabras.
“Es una reliquia”, decía el memorando, en particular en una época en la que Estados Unidos está “listo para volverse el principal productor de petróleo en el mundo”.
El representante de Wisconsin, Mike Kuglitsch, participa en el Consejo Estadounidense de Intercambio Legislativo, un grupo que financia Koch y ayuda a las empresas a escribir modelos de legislaciones para los legisladores estatales con el fin de usarlas como una base para sus propias leyes.
En correos electrónicos que obtuvo The
New York Times, se muestra que Marathon ha trabajado con miembros del Consejo de Intercambio Legislativo a fin de crear apoyo en las legislaturas estatales a favor del desmantelamiento de la eficiencia de combustibles que propone Trump y para denunciar el poder que tiene California en la redacción de sus propias reglas para los autos. Conforme la ley de registros públicos de Wisconsin, los correos electrónicos se hicieron públicos para Documented, un organismo de control que monitorea la influencia corporativa en las políticas públicas.
Tan solo días después del intercambio de correos electrónicos entre Marathon y el legislador de Wisconsin, unos 1500 legisladores estatales y otros funcionarios de todo el país se reunieron en Nueva Orleans para vitorear a Elaine Chao, la secretaria de Transporte, en una convención anual del Consejo de Intercambio Legislativo. Marathon patrocinó el evento.
El Departamento de Transporte estaba decidido a recortar las regulaciones gubernamentales, mencionó Chao, otrora miembro de la Fundación Heritage, la cual ha recibido financiamiento de Koch y se ha opuesto a las reglas del ahorro de combustible.
El desmantelamiento propuesto por Trump, dijo Chao, “es una de las reformas más significativas que está emprendiendo este gobierno”. El salón explotó en una erupción de aplausos.