LA NACION

Socio de todos

El trabajo silencioso del catamarque­ño Aníbal Moreno, el volante es uno de los pilares del selecciona­do Sub 20

- Alberto Cantore

RANCAGUA, Chile.– El juvenil de trabajo silencioso. El rendimient­o de Aníbal Moreno se destaca por movimiento­s que no son tomados por las cámaras y difícilmen­te encuentre la misma valoración si su juego se analiza por televisión. El volante desarrolla una tarea de perfil bajo, donde el lucimiento personal queda en un segundo plano. Es la rueda de auxilio de la Argentina, un comodín que tiene el director técnico Fernando Batista. Se adapta a todos los sistemas tácticos, aunque el espacio que mejor le sienta lo encontró a la par de Sebastián Sosa. Juntos le dan forma al doble cinco, un módulo que le dio réditos en el juego y también en las estadístic­as a la selección: los partidos con Uruguay, Colombia y Venezuela integran el podio de las mejores actuacione­s de los juveniles en el campeonato Sudamerica­no Sub 20.

No solo porque el resultado le sonrió a la Argentina, sino especialme­nte porque el conjunto fue superior a los tres rivales. Hoy, desde las 17.30, en el estadio el Teniente, la Celeste volverá a cruzarse en el calendario y el clásico rioplatens­e esconderá un particular premio: una victoria clasificar­á al ganador para el Mundial de Polonia y también a los Juegos Panamerica­nos de Lima; camino al título, el que sume las tres unidades se posicionar­á puntero, a falta de una jornada.

El doble cinco de la Argentina tiene un contraste de recorrido. Moreno todavía no debutó en Newell’s, mientras que Sosa ya se consagró campeón de la Copa Libertador­es y participó del Mundial de Clubes con la camiseta de River. “Con Santi nos entendemos bien. Hay que sacrificar­se para recuperar y jugar cuando tenemos la pelota. En las inferiores empecé en esa posición. Después, con Gastón Liendo [DT de las inferiores rojinegras], cambiamos el sistema y jugué como volante interno, más adelantado. Me siento cómodo en las dos funciones, el volante interno tiene la facilidad de aparecer por diferentes sectores de la cancha, pero no se puede perder el orden. El doble cinco es más posicional, aunque tengo libertad para desprender­me y atacar”, rescata quien en la goleada sobre Venezuela asistió a Gaich para que el delantero sellara un hattrick.

“Humildad, cariño y orgulloso de ser de abajo”, conceptos que repite durante varios pasajes de la charla, mientras comenta cómo y dónde fueron sus inicios con la pelota. “Jugaba en Barrio Nuevo, donde me crié y de donde me sacó el técnico Raúl Herrera para llevarme a la escuelita de fútbol Villa Dolores. Siempre la visito cuando vuelvo a Catamarca. Después, a los 12 años me incorporé a la academia Duchini, en Villa Constituci­ón, y a la temporada siguiente me probé en Newell’s y quedé”, dice el hijo de Claudia, el quinto de seis hermanos. Un cambio abrupto de geografía, pero particular­mente de modo de vida: “Estar en Duchini fue muy importante en mi corta carrera. La adaptación a la pensión, aprender a convivir con compañeros. Fue un crecimient­o muy grande desde lo personal. Es una institució­n a la que siempre le voy a estar agradecido”.

Sin rodaje en la primera de Newell’s, tiene contrato hasta 2021. Pero en la selección es un rostro conocido para los utileros, para el cuerpo médico… La experienci­a como sparring en el Mundial de Rusia y ser parte del plantel que ganó el campeonato de L’Alcudia demuestran que Moreno está desde hace un tiempo en el radar.

Una pubialgia lo tuvo a maltraer y hasta abrió interrogan­tes sobre su futuro cuando se hizo la lista de los asistentes para la Copa del Mundo. “Desde el cuerpo técnico me llamaban siempre para saber cómo evoluciona­ba. Sufrí mucho, por eso lloré cuando me mandaron la carta de citación. Nunca me voy a olvidar de ese momento, volvíamos de ver un partido con Defensa y Justicia y me llamó un dirigente para darme la noticia. Fue un desahogo, es una lesión que te juega mucho en la cabeza. Todo lo que vino después con la selección es increíble: entrenar y tener que marcar a Messi, compartir la práctica con Ever Banega –que es uno de mis referentes en el puesto, aunque el que más me gustaba era Iniesta en Barcelona–, jugar el torneo en España y salir campeones con muchos de los chicos que están acá… Ahora nos falta conseguir el objetivo de clasificar­nos para el Mundial de Polonia. Estamos fuertes y convencido­s como equipo, fuimos creciendo en la competenci­a y ojalá que nos quede resto para pelear por el título”, explica. Es el repaso de sus días de selección, una relación que estuvo a punto de quebrarse y que desde hace meses es parte de su vida.

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Afp El catamarque­ño Moreno ofrece despliegue y claridad desde el eje central del equipo de Fernando Batista

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