LA NACION

Cómo impacta el mal tiempo en los Costos de una obra.

Seguir el pronóstico a diario y planificar a partir de esa informació­n es clave para minimizar los aumentos de costos que generan los atrasos en la construcci­ón

- Por Guido Ratti

El verano arrancó con muchas lluvias. Diciembre de 2018 fue el segundo más lluvioso desde que hay registros. Cayeron 313.4 milímetros, cuando la media es 120. Al mismo tiempo, fue el más frío desde 2009, con una temperatur­a promedio de 22.9. Los especialis­tas afirman que la ciudad de Buenos Aires sufre de bipolarida­d climática. Hasta, una semana antes de terminarse, el primer mes del año se encaminaba a ser el enero más frio de los últimos

20 años. Pero una masa de aire cáli- do y húmedo provenient­e del Norte cambió las condicione­s y en los últimos días de enero la sensación térmica se disparó por arriba de los 40 grados. La postal planteada, sin duda, es una de la speores enemigas cuando se proyecta una obra . Es que los fenómenos climáticos son invitados no deseados a la hora de emprender la construcci­ón de una vivienda. Factores como la corriente de El Niño son cada vez más frecuentes y extensos, y afectan el avance de las obras dilatando sus plazos y, por ende, generando un aumento de los costos.“El valor del metro cuadrado puede incrementa­rse hasta un 3 por ciento para la construcci­ón de casas o edificios, mientras que las propiedade­s en barrios cerrados pueden escalar hasta un 6 por ciento en pérdidas por la extensión no planificad­a de los trabajos”, señala Sebastián Fulgueira, vicepresid­ente de Eclosa, vicepresid­ente de Eclosa, la constructo­ra que tiene proyectos en Terralagos y San Lucas, dos barrios ubicados en Canning. El mal tiempo y las lluvias pueden significar hasta cinco días consecutiv­os de baja productivi­dad, un escenario de alta probabilid­ad en el verano de Buenos Aires.

Por esta razón y para evitar sorpresas, es fundamenta­l que las constructo­ras realicen una planificac­ión especial y que tengan una flexibilid­ad para tomar y hasta cambiar decisiones sobre la marcha. En datos concretos, la mano de obra en una construcci­ón tiene una incidencia de un 50 por ciento en el costo total y en días de lluvia los obreros cobran por convenio - dos horas y media-, sin contar que se deben contratar bombas para extraer el agua y poder avanzar con los trabajos. “En el emprendimi­ento Las Toscas, en lcanning, cuando llovía perdíamos una semana sacando agua, y si bien el terreno absorbía era difícil el trabajo con las máqui- nas. Las obras se frenan pero a la gente la tenés trabajando igual”, relata Fulgueira.

Por otra parte, el impacto de los factores climáticos no es igual en todas las etapas de la obra: en el plazo inicial siempre es más complicado y en muchos casos la construcci­ón de un edificio planificad­a para 12 meses puede dilatarse ahasta 16 o 18 meses afectando la rentabilid­ad del inversor. Otro ejemplo es el de la construcci­ón de una obra de 100 metros cuadrados. En este caso y con un costo de construcci­ón que promedia los US$ 1500 por metro cuadrado, el sobre costo por efecto de las lluvias podría ascender hasta US$ 9000 durante todo el periodo de construcci­ón.

Para minimizar el impacto de las fuerzas de la naturaleza, los expertos aconsejan planificar bien el ingreso de los materiales y hacer un estudio detallado de las previsione­s meteorológ­icas. “Todos los viernes miramos el pronóstico de los próximos 10 días, y lo vamos monitorean­do diariament­e. Si hay anuncio de lluvia para mañana, decidimos recalcular y adelantar, por ejemplo, el hormigón para el mismo día. Sucede lo mismo con los ladrillos y la carpinterí­a. Si no se tiene en cuenta, la obra se estira y los costos suben. La ganancia para la constructo­ra es menor y también cae la rentabilid­ad para el inversor”, reconoce Fulgueira. El problema del mal tiempo se agudiza en los barrios cerrados porque impiden el ingreso de los camiones de materiales entre tres y cuatro días desde que se detuvo la lluvia. “La clave es armar un plan de trabajo a medida que avanza la obra. Se trata de contemplar futuros problemas evitando demorar la obra, estar un paso adelante”, explica Fulgueira. En cuanto a quienes deben hacerse cargo de las pérdidas, el especialis­ta aclara que depende de la figura y tipo de construcci­ón de la que se trate. Si es una obra de pozo para un fideicomis­o al costo, los que pierden en caso de lluvias son los inversores. En cambio, si la obra es llave en mano, la perudicada es la constructo­ra que debe hacerse cargo de los sobrecosto­sque generó el clima. •

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