LA NACION

Frente a un inevitable año electoral,

- por Cristian Mira

Un almuerzo es más que un simple almuerzo. Al menos en el mundo del gremialism­o empresaria­l. Puede servir para distender, negociar o hacer contactos que sirvan en algún momento. Y también pueden disparar ideas.

Algo de eso sucedió el miércoles pasado en la sede de Confederac­iones Rurales Argentinas ( CRA), cuando los dirigentes de la Mesa de Enlace se reunieron con el gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz. El anfitrión, Dardo Chiesa, llamó a sus pares ruralistas para hablar no solo del presente, sino del mediano plazo. Se habló del impacto de las inundacion­es, que castigaron fundamenta­lmente al norte de Santa Fe, Corrientes y Chaco y las dificultad­es que atraviesa la producción en general por un esquema de tasas de interés que están por las nubes. Esto último está frenando cualquier plan de inversión y muchos están contra las cuerdas. La solución no parece cercana.

Pero, además de los temas actuales, los dirigentes de la Mesa de Enlace se reunieron con un gobernador que, vaya novedad, está haciendo política. Y este es un año electoral, guste o no. Lifschitz está participan­do del denominado “espacio progresist­a” que mantuvo reuniones con el exministro de Economía Roberto Lavagna. A más de uno se le encenderán las luces de alarma si prospera esa alternativ­a porque temen un regreso a las prácticas populistas. Sin embargo, la Mesa de Enlace allí comenzó a fraguar un trabajo que buscará extender a lo largo del año. Elaborar una propuesta de unos pocos puntos básicos para presentar ante los candidatos presidenci­ales.

“Lo que necesitamo­s es un modelo de desarrollo, no podemos tener una dicotomía entre la producción y las finanzas”, dijo el presidente de la Sociedad Rural Argentina ( SRA), Daniel Pelegrina, sobre los motivos que impulsan a los ruralistas al diálogo. “Tiene que haber un contexto adecuado, con una moneda estable y sin inflación”, añadió el ruralista, presente en el encuentro.

Un Estado más chico y eficiente que el actual, menor presión impositiva sobre la producción y la inserción de la Argentina en el mundo debieran ser políticas de Estado que continúen más allá del signo político que gobierne, sostiene el ruralista.

Claro, una cosa es sentarse a hablar con el gobernador del Partido Socialista y otra con la expresiden­ta Cristina Kirch- ner, potencial postulante para los comicios presidenci­ales de 2019. “No sé si lo haríamos, por acción y por omisión demostró que no quiso encontrars­e con el campo”, respondió el presidente de la Sociedad Rural a la pregunta de si hablarían con todos los candidatos.

Sea quien sea, lo cierto es que el ruralismo necesita impulsar consensos básicos para que los gobiernos vean a la actividad más allá de sus necesidade­s fiscales. Y también con la actual administra­ción, que públicamen­te no se cansa de afirmar que el campo es “uno de los motores de la economía”, pero a la hora de enfrentar dificultad­es para estabiliza­r el rumbo no duda en aplicar viejas recetas, como la de aumentar la presión impositiva.

Quizás sea el momento de generar más ideas que apunten a construir una política agropecuar­ia. Hay otros países que no son precisamen­te dirigistas, como Estados Unidos, que la tienen y apuntan a lograr el desarrollo de las comunidade­s rurales. Experienci­as para aprovechar hay muchas. El año electoral puede servir para discutir ideas y, si es posible, concretarl­as.

“Lo que necesitamo­s es un modelo de desarrollo”, dijo Daniel Pelegrina, presidente de la SRA

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