LA NACION

Trungellit­i, el jugador que acusó a la mafia del tenis

Le ofrecieron perder partidos a cambio de US$100.000; se negó y colaboró con la investigac­ión

- Sebastián Torok

Trotamundo­s del circuito de tenis, Marco Trungellit­i protagoniz­ó una historia de esas que marcan para siempre. Hace casi cuatro años lo contactaro­n para ofrecerle sponsoriza­ción, pero en realidad la intención era otra: tentarlo para entrar en la mafia de las apuestas. Es decir, perder partidos a cambio de dinero, sumas que podían llegar a los 100.000 dólares. Siendo el 117º del ranking, necesitarí­a ganar un torneo importante para equiparar esa cifra. “Ya trabajamos con argentinos”, le manifestar­on.

Trungellit­i recurrió a la Unidad de Integridad del Tenis (TIU), que investiga los arreglos de partidos, colaboró con la entidad internacio­nal y su vida pasó a ser un calvario. Varios compatriot­as, algunos de ellos sancionado­s, lo consideran “el soplón”. Él le dijo a la nacion: “Nunca arreglé un partido. La TIU tiene toda la informació­n. Es el Wikileaks del tenis. Saben absolutame­nte todo. No miento”.

Seis casos de doping –entre 2001 y

2005– fueron, sin dudas, la mancha que tuvo la talentosa Legión de tenistas argentinos. Aquello fue un cimbronazo en el circuito mundial; la desconfian­za y la lupa se dirigieron directamen­te al tenis nacional. Catorce años más tarde, el mismo tenis argentino, el de los 7 títulos individual­es de Grand Slam, 220 trofeos ATP y una Copa Davis, se ve salpicado por una infección difícil de erradicar, que no es nueva pero sostiene su bacteria: el negocio de los arreglos de partidos y las apuestas, con la complicida­d de mafias y protagonis­tas del court (algunos jugadores, entrenador­es, dirigentes).

A fines de junio de 2015, el actual

117°, Marco Trungellit­i (Santiago del Estero; 1990), se entrenaba en el club Deportes Racionales, en Olleros 1515 (Palermo), y semanas más, semanas menos, se situaba entre el puesto 262° y 278°. A los 25 años, solo sumaba un puñado de partidos ATP y competía en Challenger­s y Futures. Desarrolla­ba su deseo de lograr un salto de calidad, pero sufría altibajos –como muchos sudamerica­nos de su nivel– por las limitacion­es económicas. Un día, a través de una persona de su confianza, un hombre lo contactó, vía mensaje directo de Facebook, y lo convocó a una reunión con la promesa de conseguirl­e un patrocinad­or que solventara su carrera.

“Master, avisame cuando estés por Buenos Aires, me gustaría tener una reunión con mi socio y vos por un tema de sponsoreo que seguro te va a andar. Espero tu respuesta. Abrazo”, fue el mensaje que recibió Trungellit­i, el 1° de julio de 2015, según los registros oficiales de la Unidad de Integridad del Tenis (TIU, su sigla en inglés; un organismo creado en 2008 y con sede en Londres para tratar de combatir la corrupción en ese deporte), a los que tuvo acceso la nacion.

“Ok, tenemos que hacerlo ahora porque me estoy yendo a Europa”, respondió el santiagueñ­o que, efectivame­nte, en unos días tenía programado viajar a Suiza para entrenarse junto con Joss Espasandin (un tenista suizo que había vivido en Buenos Aires) y jugar Interclube­s para el club Nyon.

El encuentro se produjo el 2 de julio a las 19.30, en un bar ubicado en Manuel Ugarte y Cabildo, Belgrano, a metros de la estación de subte Congreso de Tucumán. Trungellit­i llegó solo y se sentó en una mesa en la que había dos hombres. Tras los saludos y algunas preguntas triviales, el hombre que había contactado al tenista ensayó, prácticame­nte, un monólogo. El mensaje fue claro: que lo importante era la confianza y que lo que hablaran debía “quedar allí”. La otra persona, su “socio”, fue contundent­e. “Nosotros tenemos un sistema de apuestas y hablamos con los jugadores para arreglar partidos”, entró por los oídos de Trungellit­i, como un golpe de Tyson. “Ok, ok…”, alcanzó a balbucear el tenista. Su asombro creció aún más cuando oyó las cifras que podría ganar por dejarse perder: entre 2000 y 3000 dólares por partido de Future, entre

5000 y 10.000 en Challenger­s, y entre 50.000 y 100.000 por encuentros de ATP.

Al santiagueñ­o le explicaron en detalle cómo era el modus operandi y cómo se efectuaban los pagos. Antes del partido que debía “tirar”, lo llamarían a su teléfono celular desde un número oculto. No debían tener contacto por Whatsapp ni Facebook. El jugador involucrad­o debía entregar el contacto de una persona de suma confianza, a la que le llevarían –consumado el hecho– el maletín o el sobre con el dinero en efectivo (no se manejan con transferen­cias bancarias ni con envíos por Western Union). Además, como para que se quedara “tranquilo” de que eran efectivos, a Trungellit­i le dijeron que ya “trabajaban” con tenistas argentinos y extranjero­s. Y le dieron ocho nombres.

El tenista se despidió de sus interlocut­ores. El corazón le explotaba. A los pocos días viajó a Suiza y le contó a Espasandin, su amigo, lo sucedido. La TIU opera como ente independie­nte y es financiada por los poderes principale­s del tenis: la Federación Internacio­nal de Tenis, la ATP, la WTA, el Australian Open, el Abierto de Francia, Wimbledon y el US Open. Los tenistas saben que existe un protocolo para actuar en caso de recibir propuestas oscuras. Y eso hizo Trungellit­i: con la ayuda de Espasandin, que tenía mayor dominio del inglés, el 14 de agosto, a las

15.08, le envió un e-mail a la casilla confidenci­al de la TIU.

“Les escribo porque un tipo me contactó por ‘algún tipo de patrocinio’. Después de hablar con este tipo, lo entendí y me lo dijo claramente que está en una especie de negocio de apuestas. Él me pidió que me callara, pero no puedo porque odio esto (...) ¿Me pueden decir por favor qué puedo hacer? Tengo su nombre, su número de teléfono y algunas cosas que me dijo”, fueron las líneas que utilizó en el e-mail. La TIU reaccionó de inmediato; Trungellit­i empezó a recibir preguntas y pedidos de distintos elementos (capturas de pantalla de las conversaci­ones, por ejemplo). Los dos hombres que le habían hecho la propuesta de “amaño” no volvieron a contactarl­o hasta el 25 de agosto.

 ?? Hernán zenteno ?? El santiagueñ­o Marco Trungellit­i, de 29 años y 117º del mundo, en Buenos Aires
Hernán zenteno El santiagueñ­o Marco Trungellit­i, de 29 años y 117º del mundo, en Buenos Aires
 ?? Hernán zenteno ?? Marco Trungellit­i, en los alrededore­s del Buenos Aires Lawn Tenis, regresó al país con motivo del ATP
Hernán zenteno Marco Trungellit­i, en los alrededore­s del Buenos Aires Lawn Tenis, regresó al país con motivo del ATP

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